Hoy no tengo ganas de escribir. Me levanté tarde porque quería continuar un sueño. Me volví a dormir, pero ya estaba terminado. Y no tuve más remedio que, entre el frío y el edredón, escondida hasta las orejas, rememorarlo mientras me mentalizaba a levantarme de la cama. Ayer me acosté a las 4 de la noche, después de salir con los amigos de "sibariteo". Cogí el número 57 en un sorteo para una cesta de Navidad. Y nos regalaron unos polvorones en un pub irlandés que tenía puesta música española. En Enero iremos a una concentración gastronómica donde un amigo (que está escribiendo un libro sobre la represión en la época fascista y la transición) hará rabo de toro.
Lo cierto es que de pequeña no hubiera imaginado que mi vida a los 30 sería así. Y hoy no tengo ganas de escribir.
8.12.07
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10 comentarios:
Te llevaste mi polvorón!!
Aro, poresito camarero, encima que nos lo dio, pa dejarlo ahi...Tú tranqui que te lo devulevo en carne, cariñin,jaja
Ocasionalmente puedes tener el mismo sueño otro día y culminarlo.
Desconcertante y selenítica Simalme... siempre sorprendiéndonos. ¿Cómo te habías imaginado los treinta cuando eras pequeña?
Los caminos de la vida...
Ignatius, tú crees?,ojalá...
Abel, mejor, me lo imaginaba mejor.
Besos, Rodolfo.
que los días cuando te quitan esas ganas, es en evrdad un mueca.
Saludos.
"Éramos tan jóvenes, Mauricio, resultaba tan fácil creerse hastiado, acariciar la imagen de la muerte entre discos de jazz y mate amargo, dueños de una sólida inmortalidad de cincuenta o sesenta años por vivir."
Relato con un fondo de agua (Julio Cortázar)
Pero escribiste. Estamos llenos de sabias contradiciones.
Me encanta tu apología de lo cotidiano.
Salud
Peyote, es verdad. Saludos.
Rubén, jazz y Cortázar, tengo hasta jazzuela.
Gracias, Máximo, me alegra verte por aqui.
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