31.10.05

Viaje al fin de la noche


Comencé mi viaje en el instante en que la ví, en un cabaret de Nueva York. Bailaba con una minifalda de flecos y descaro en sus ojos. Me acerqué, se acercó y nuestros caminos se unieron en una cama de 80 y sábanas roídas. Nunca hasta entonces el silencio fue menos silencio. En una agonía por ver cómo pasaban los segundos, por retenerlos como un deja vú en el reloj de insomnios, veía terminar días y días sin pensar. Hasta que llegó el principio del fin, en un segundo de muchos meses. Se tuvo que ir, ave de paso que era, fue de todos menos mía. Me voy, pero me quedo contigo. Se quedó conmigo, pero yo no me quedé en ella. Se fue de Nueva York camino a mi memoria, y yo me quedé en el olvido, en un rincón oscuro y oculto de París. Transcurrieron todos los minutos muertos que caben en veinte años, pero veinte años sí son algo, por muy febril que esté la mirada y por muy marchita que se encuentre la frente. Veinte años de incubar el retorno, el reencuentro, con sus mil caras posibles. Y un día, sin más, fui a verla, a traerla de nuevo a donde habita. ¿Qué haces aqui, Ferdinand?. Quería saber cómo estabas. Bien, estoy bien, no has cambiado. Tú tampoco, Elizabeth. Tengo que irme, ¿querías algo?. ¿Te vas ya?, ¿no me dejas un rato después de tantos años?. Ferdinand, hay mucha gente que no veo en años, es lo normal. ¿Lo normal?...¿Y nos volveremos a ver?. Claro, claro, algún día, ya te iré a ver. Puedo venir la semana que viene, ¿qué te parece?. No, imposible, el trabajo, ya te iré a ver yo. Elizabeth, no tienes mi dirección. !Es verdad¡, qué cabeza, apúntamela. No, déjalo...Déjalo, que seas feliz, Elizabeth. Y me fui, con la esperanza de que viniese detrás de mis pasos, de que se tirase en mis brazos arrepentida, de que espiase cómo me iba...Pero cuando salí del cabaret la vi por una ventana, riñendo a su criada. Quizá porque había dejado pasar a demasiada gente esa mañana.

27.10.05

Tres personajes en busca de autor

SUSI. Me gustan los pelos cardados, hablar a gritos, las medias de rejilla, Kevin Costner, el "instrumento" de mi novio, los clientes que pagan mucho y pegan poco, aprender, llorar, las telenovelas, el 28 de Junio. Y los hombres que me dicen piropos.
Y no me gustan las "operadas", se creen más porque ya no tienen "colgajo", idiotas, cuando ya no pueden tener orgasmos. Yo prefiero pasármelo bien, con o sin "colgajo". No me gustan los días de lluvia, no tengo dónde meterme, ni el invierno. El olor a desinfectante de los hospitales. Cuando viene "cargado" Balbino y la toma conmigo. La ropa oscura y larga. Mi cara sin maquillar. Los hombres que te insultan y Pedro Almodóvar. ¿Ya?.
GERMÁN. Me gustan las mujeres, unas piernas largas como columnas, el color de tus bragas, Cioran, Mi vida con la ola, El último tango en París, Jules et Jim, El arco y la lira, Amelié, el desorden, la imaginación y el juego llevados a la práctica y con los demás, vaguear, soñar hablando contigo antes de dormirnos, la humedad, los amigos que siguen ahí después de no verles en años, escribir un relato entre los dos, el riesgo, mis ojos azules. Soy "el hombre que nunca estuvo allí", el hombre lobo en busca de su mujer pantera, y la sonrisa empaque, asalto.
No me gustan los compromisos que no sean de amor, mi pelo, que me digan lo que tengo que hacer, el no poder evitar ver el vaso vacío más que medio lleno, el no dejar de buscar, el no querer perderte, el perderte, el no poder hacer nada, no querer hacer nada, no hacer nada. No me gusta que no me gusten cosas.
SONIA. No me gustan las personas que humillan a los demás, que se creen superiores, los pedantes. Me gusta que se me ericen los vellos. Rozar con un dedo la piel de un hombre y saborearlo. Que en invierno sólo me abriguen unos brazos. Sentirme desnuda en unas sábanas ajenas al amanecer. Imaginar que una piscina es el vientre de mi madre. Recordar lo que sueño por las noches. Trasnochar. Cuando a un día le puedo poner título. Cuando suena la flauta del burro. La limosna de amores que da un tango, una copla, una bulería. El estado semihipnótico y psicodélico de una borrachera. Que me hablen mirándome a los ojos. Sentirme viva, latiendo, respirando hondo. Y no me gusta el miedo.

26.10.05

Preludio trágico de un psiquiatra

¿A quién le tocaría hoy?. Con las manos en los bolsillos acariciaba un objeto metálico. Las víctimas eran siempre débiles, con aspecto de estar fuera de juego, de no entender nada. Tristes que van por la vida andando de un lado para otro con la cabeza agachada y el dolor en el costado. Entró solemnemente en el hospital, intentando aparentar lo que no era, erguido e indiferente. Subió a la planta de infecciosos, la última. Hoy tenía ganas de Susi, de que Susi fuese su víctima. La saludó, y sin escuchar siguió el hilo de la conversación de siempre. Pensándolo bien hoy no tenía ganas de Susi, tenía ganas de él mismo, de terminar con todo. Vió el gorro de papá Noel, el cuadro de Balbino, el novio de Susi muerto en la cárcel a causa del SIDA, "hijos de un Dios menor," y la escuchó. En serio, no sabes cómo te agraseco que esté aqui. He dormido en el locá de la asosiasió, me han echado hasta del truyo, y nadie se aserca a mi, estoy sola, se creen que les voy a pegar las cuatro plagas. Se fijó en su pecho abultado artificialmente, en sus caderas planas y los hombros desmesurados. Una línea de bigote grueso, corto y rígido sombreaba los labios y las mandíbulas. Dios, qué hacía él ahí. Hoy no tenía ganas, sólo lástima, impotencia. Se despidió, (otro día será), y salió.

23.10.05

En la penumbra de los días


En la penumbra de los días el hueco que dejaron tus palabras no lo llena nada, nunca más.
En la penumbra de los días el recuerdo como único aliento de vida, en la soledad, dentro del remordimiento, en las distancias.
En la penumbra de los días me apago, como los años, la realidad de tus gestos, la voz a tí debida.
En la penumbra de los días no lloro, no comparto, no sueño, no respiro, me arrastro a ras de barro.
En la penumbra de los días imploro calladamente, quejido de mi sangre ahogada, aguada.
En la penumbra de los días canso inútilmente a las iras y penas, cansadas de cansar de tanto rogar, buscando cansar inútilmente a un sol, al instante puro, un quemar en las brasas para morir por fin vivo.
En la penumbra de los días no hay quebranto, no hay cadencia que nos devuelva una brisa de abril.
En la penumbra de los días se agotan las segundos, se acerca el fin, en un diluirse superficial, en una inconsciencia terrena sabiendo que se va todo, que no se puede hacer nada, y que sólo quedarán ascuas de ti.

20.10.05

Es buena persona

Es un camarero con blusa blanca renegrida, calva brillante de sudor, y labios montados uno encima de otro. Siempre que entramos repite la retahíla de todos los días. Tú, tostada con jamón, café, la rubia un cola-cao...Y grito desesperada ¡no!, hoy he desayu...Da igual, tampoco está tan mal repetir tostadita. ¡Carmen, una entera en la mesa de ahí, falta el café del señor, la de antes era sin mantequilla!. La pobrecita Carmen tiene un collarín, hace dos días tuvo un accidente. Nunca ríe, es pequeña y delgadita y va corriendo de un lado para otro persiguiendo las órdenes del jefe. Cuando puedas te cobras. No, no puedo, sólo cobra él, yo no puedo coger el dinero. Va bene, italiano, va bene, ya va. Carmen, ponle un cortado al cabrón ese...a...el cliente de allí. Y la chiquitita encollarinada lleva con cara de susto el desayuno al...cliente de allí. Carmen, ponle sólo una gota que está trabajando. Usté, lleva todo el día bebiendo, yastá bien, ¿no?. Errr, mmmmm, sip, sip. Cuando parece que no hace nada...es que no nos habremos fijado bien. Encorvado corta jamón, encorvado seca las copas, y con pasos cortos y acelerados nubla las paredes de la barra del bar. Carmen, el otro día no estabas, me preocupé por ti. No, es que no me tocaba. Se turnan para trabajar, además de ella, un cubano, y una rumana. Son tres ayudantes contratados, un inmigrante sin papeles, una ex-prostituta (o eso dice) y una heroinómana. Carmen, ¿y os hace trabajar mucho?. Y con una sonrisa dice, sí, es muy exigente, pero es buena persona, es buena persona.

17.10.05

Los reyes magos existen

Muerto, dentro de su tumba, sólo pensaba en cómo descansar. Boca arriba le dolía el coxis. Y de lado...de lado era imposible, no podía moverse. Pero un día asomó la cara el fantasma de Campanilla y le preguntó: ¿porqué no te puedes mover?, yo llevo siglos volando y sobrevolando el mundo y estoy tan muerta como tú. De fondo se escuchó la voz de un niño, casi bebé que, medio balbuceando, les respondió: Campanilla, a tí te mueve la fantasía, los sueños. A él nadie lo sueña, nadie lo incluye en sus historias, ya murió y es sólo eso, un cadáver. Pero entonces, ¿porqué hablo?, ¿porqué pienso?, preguntó el esqueleto. Campanilla bajó la cabeza y se fue, dejándole sólo con el silencio. No lo entiendo, mis hijos se reían cuando les contaba cuentos todas las noches, les gustaba lo que les decía. No lo entiendo. Hizo un esfuerzo por moverse, pero no lograba arrancar un solo gesto a su maltrecha osamenta. Y recordó que un día, una tarde oscura por la lluvia, jugando con sus hijos les confesó: los reyes magos no existen, el amor es una falacia, todos nos creemos mejores que los demás y la única forma de serlo realmente es no creer en historias, saber y conocer qué tenemos alrededor objetivamente, sin mentiras. Y en un instante se dio cuenta de lo equivocado que estaba, lo difícil que le hubiera sido creer en su situación actual. Sólo hay un medio de salir de aquí. No soy nadie, soy un esqueleto, no tengo ni carne. Pero voy a ver lo que hay fuera. Tengo una tabla de pino encima, quiero romperla, la estoy rompiendo, se está rompiendo, veo un rayo de luz por la fisura, el rayo se hace más y más grande, la luz lo inunda todo, la madera estalla, mis huesos se encarnan y...estoy fuera.

15.10.05

El nacimiento de una pasión


Sucedió hace poco. Un arquitecto fue a tasar una casa en un pueblo pequeñito del campo. Le abrió la puerta una mujer de unos cincuenta años y ojillos afilados. Le ayudaba a coger el metro para medir las paredes y, mientras, le contaba su vida. Estaba toda la casa llena de fotos, tuvieron que apartar una mesita con unas treinta imágenes de sus hijos, familiares y...Felipe González. Vaya, parece que usted vota al PP, ¿no?. Uy, no mientas al diablo. Felipe en la moncloa, con sus hijos, con los hijos de ella...Mira, a mis hijos les dejo total libertad para todo, menos a la hora de votar. El que no vote al PSOE no entra en esta casa.
Resulta que su abuelo era alcalde del pueblo en la segunda república. La república. El único momento de la historia en el que las prostitutas estaban reguladas sanitariamente. Era un oficio legal. El único momento en el que se hacían congresos internacionales como de psiquiatría, psicología, medicina, que no se han vuelto a hacer en España. Llegó la guerra civil al pueblo, los nacionales arrestaron al alcalde y a 26 personas más, acusadas de "antipatriotas". Los colocaron en fila en las paredes del cementerio local y, uno por uno, los fusilaron. En casa de su nieta no se sabe de política, no son entendidos en la actualidad económica. Pero su abuelo fue fusilado por los fascistas. Y, claro, Felipe es un hombre muy atractivo.

13.10.05

El vacío

Se despertó con prisas, se puso las zapatillas a tientas y quitó el despertador. El pasillo estaba oscuro, encendió la luz del baño y se dispuso a lavarse la cara. Se enjabonó y esperó ver su cara llena de espuma. Pero no vió nada. No se sorprendió, sería la luz, el sueño, un efecto óptico... Pero no. Simplemente no se veía. El mosquito aplastado, las gotas secas, el polvo adherido, la pared del fondo. Pero su cara no. Las piernas le empezaron a temblar, tocó el espejo, tocó su rostro, todo en su sitio, pero nada. Salió del cuarto, cogió el teléfono, eran las seis de la mañana, lo volvió a colgar. Estaba sólo, necesitaba notar algún tacto, se acarició el brazo, el hombro, y vió que estaba helado. Sentado en la cama se balanceó, abrazado a sí mismo y esperó. Volvió al baño, no se atrevió a mirar, primero rozó el espejo, notó que sus dedos sí los veía y se fue acercando poco a poco. Le pareció ver un mechón de pelo, pero se sobrecogió y dió un salto hacia atrás. No sería tan valiente nunca. Se rindió. Bajó el espejo, lo dejó tirado en el suelo y con un martillo lo hizo trozos. Nunca más.

11.10.05

Letra: Bob Dylan. Dibujo: Miles Davis


"Regreso antes de que la lluvia empiece a caer,
caminaré hasta lo más hondo del bosque más abrupto y sombrío,
donde la gente es mucha, toda con las manos vacías,
donde las bolas de veneno inundan las aguas,
donde el hogar del valle parece una sucia y húmeda prisión,
donde el rostro del verdugo está siempre bien tapado,
donde el hambre es odiosa, donde las almas están olvidadas,
donde el color el negro y el número nada,
y lo diré, y lo pensaré, y lo hablaré, y lo respiraré,
y lo mostraré desde la montaña para que todas las almas lo vean,
y luego me asentaré en el océano hasta que comience a hundirme,
pero, antes de cantarla, me aprenderé bien mi canción,
y es que es fuerte, muy fuerte,
es muy fuerte la lluvia que va a descargarse".

10.10.05

Néstor I, la "vonela"

Me estará esperando en la puerta de la facultad. Me sonreirá y se acercará avergonzado y con media voz me dirá hola. Me entrarán ganas de abrazarlo, de besarlo, pero sólo responderé a su sonrisa y le preguntaré ¿qué haces?. Nada, aqui, esperándote. Y...¿qué hacemos?. Me dirá que vayamos a su piso, yo le diré que no, que ya basta, que todos los días no. Sólo tenemos una vida, dentro de poco no podrás hacerlo más. Da igual, vamos al cine, o a una cafetería, o....hay más alternativas, ¿no?. ¿qué pasa, no quieres estar conmigo?...Acababan en su dormitorio, cómo no. Con el edredón de coches de época, el armario abierto de par en par a todas horas, la colonia S3 en la mesa, y todo lo demás tirado por el suelo. Una vez encontró un euro entre pelusones, dentro de un zapato un boli, y un preservativo rodeado de lanas. Un poster de cuatro chicos afeminados metiendo mano a una chica vestida de hombre. Otro de un mar que se cuela por la puerta de una casa. La cama nunca estaba hecha, el polvo servía de alfombra, los zapatos se guardaban debajo de la cama, pares y pares, y la ropa se mostraba como si fuese una exposición en el armario abierto. La cama era más antigua que ellos, creo, y chirriaba que parecía que estaban matando a un cerdo. Así que una noche decidieron poner el colchón en el suelo. No les fue mal... Se dió con la pata de la mesa en la cabeza, él se casi-rompió un dedo del pie al darse una patada con la puerta del armario, pisaron el cenicero más de diez veces, perdieron como viente calcetines, medias y otras prendas que, siendo pequeño el cuarto, todavía no han aparecido, quizá se hayan desintegrado en el polvo...

Declaración de intenciones

No soy el mejor en nada, ni me interesa demostrarlo. Pero con que hubiese uno, sólo un lector habitual que tenga como rutina leer lo que escribo, por identificación o curiosidad, da igual, sólo con eso me daría la literatura todo lo que pido. Algo parecido a lo que ha pasado con la página web que he hecho para mi asociación de mayores. Ha escrito un muchacho joven de Colombia dándonos las gracias por la ayuda que ha encontrado en ella. Tiene una madre con Alzheimer, la cuida él sólo, y los ejercicios de memoria y los consejos de mi página le han sacado de más de un apuro. Gracias a ti por darme la oportunidad de que una creación mía haya servido de algo.

7.10.05

Querer vivir

Las baldosas del suelo son romboédricas, en línea, ordenadas. Pisa una, y la siguiente no. Algunos de los más importantes no los puede pisar, toca azulejo impar. Todo queda atrás, todo se sobrepasa, se va hacia delante en una especie de ceguera adaptativa, de automatismo de máquina rudimentaria. Adelante, adelante. ¿Qué más da que esa esté más desgastada?. Da igual. Sigue adelante, si te paras el suelo se convertirá en monstruo. Quiere pararse, saber qué es un monstruo, mirarle a los ojos y morirse sabiendo cómo es su mirada, morirse habiéndolo enfrentado. Pero las piernas le empiezan a temblar, se mueve algo neblinoso ahí abajo, y sale corriendo de nuevo hacia delante, de dos en dos baldosas. Se dice que eso es ser cobarde, que cada uno nace para ser lo que quiere ser, por lo menos no morirse sin intentarlo. Se para de nuevo, no quiere mirar a sus pies, la excusa de que hace lo que tiene que hacer, pero sabe que hasta que no mire no será lo que busca. Seguirá siendo mediocre, seguirá siendo lo que nunca ha querido ser, y lo que es peor, consciente de que está haciendo justamente lo que no quiere hacer. Mira de soslayo el azulejo en el que el destino le ha hecho pararse. ¿Es más bonito, tiene algo de especial, de raro respecto a las demás?. Pues parece que no. Pero otra vez la tierra se mueve, se marea y emborrona. Esta vez, le ha sorprendido, no sabe porqué, es nuevo. No cae en la cuenta de qué es todo ese terremoto psicodélico. Todo se envuelve de brumas rojizas y blancas, de imágenes perdidas, recordadas y olvidadas. Todo lo ha visto ya, pero no se ve a él mismo. Después de toda una vida centrado en su persona, ahora no se ve. Ve a su madre, bella y suave como siempre, a su padre, grande, misterioso y seguro. Lo ve a él, a su mirada. A la pintada que hizo en el patio de su colegio, el moratón de la pierna que no se fue nunca y el dardo invisible que le borró de aquí...

5.10.05

Indefensión aprendida

Vendía pañuelos en el semáforo de la esquina. No debía de tener más de doce años. ¡Nena, sos linda vos!. Lo encontraba todas las mañanas, si hacía calor sudando, cuando llovía empapado y en invierno tiritando. Espiaba descaradamente a los que pasaban, y si se percataba de que le miraban bajaba la cabeza. Una mañana iba con prisas y se me cayó un libro. Antes de darme cuenta fue disparado hacia el, lo cogío y me lo alargó. Toma, me dijo con una sonrisa que no le cabía en la cara. Gracias. De nada, nena, ¿cómo te llamas?. Silvia, ¿y tú?. Pedro, Pedro de Arozamena e Iturralde. Vaya nombre más largo, ¿no?. Sí, por lo menos me sobra algo, apellido, jaja. Un loco del volante pasó rozándole y le chilló, niñato, vete a tu tierra. Salió corriendo hacia la acera y se despidió con ojos tristes. Miré sus ojos brillantes y su carita sucia y no supe qué hacer ni qué se podía hacer...y me fui. Al día siguiente estaba en el mismo sitio pero ya no sonreía. Hola, nena. Hola, ¿ya no te acuerdas de cómo me llamo?. No, no me dejan. ¿Cómo que no te dejan?, ¿quién?. No me dejan, no me dejan. Chau, nena, semáforo en verde. Pensando en ello todo el día no logré llegar a ninguna respuesta, así que, inquieta, decidí esperar a la mañana siguiente. No tenía que pasar ese día por ahí, pero igual fui. Desde lejos no estaba, me acerqué y vi el semáforo desierto. Busqué con la mirada y en un rincón de la acera había una caja en la que estaban guardados con mimo unos pañuelos y en una línea blanca del paso de cebra brillaba una mancha.

4.10.05

Cuando un recuerdo se escapa

Y un día, de repente, se le escapó el recuerdo. Se vió sólo aburrido de buscar, cansado de recordar para vivir. No soy ningún Néstor, quiero una vida, que se llame como tal. Redonda y fuera de ti. No se acordaba ya de lo que había pasado, sólo sabía que había pasado. Y que fue feliz. El único momento en su vida que, en presente y futuro, denominó "feliz". Se fue su cara, su olor, su tacto (lo que más le dolió perder), y se quedó resignado a la insatisfacción, a los términos medios, los ocios tapa-penas y las resacas de no pensar en más. Todo fue un paréntesis entre retóricas asqueadas de vivir, un oasis entre tanta muerte (tanta vida, demasiada vida, para tanto muerto). Y ver que luego solo queda esto, el papel en blanco, el hueco de los rincones, las paredes que vigilan, las conversaciones románticas con el perro, las puestas de sol odiosas, los amaneceres sin pilas, el sexo "este techo necesita una pinturita" y el tiempo contado hacia atrás. Y, sobre todo, la extrañeza de darse cuenta de que había olvidado, de que un día, de repente, se le escapó el recuerdo. De que estaba sólo aburrido de buscar, cansado de recordar para vivir...

3.10.05

Clase de informática 1: El chat

Han Solo: Rosa, ¿me lees?.
Luar: Holaaaaaa a todos.
Han Solo: Sólo tienes que escribir y darle a enviar.
Potroski: Hola¡. Rosaaa, escribe ya.
Han Solo: Luarita, hay que ver la chica que te has puesto en la foto.
Luar: Guapa, eh?
Han Solo: más provo, más provo...
Luar: Profe, un poco más de seriedad, por favor, que voy a pensar mal.
Han Solo: Voy a abrir un privado, para que sepáis lo que es. El privado se lo hago a...
Han Solo: Hola, ¿cómo estás?
Luar: esperándote.
Han Solo: ¿Porqué?
Luar: No has dicho que me ibas a abrir no se que?
Han Solo: ¿Yo??????. Ojalá.
Luar: jajaja
Han Solo: Rosa, ¿no escribes nada?, ¿sabes cómo es?
Potroski: Nada de secretitos, eh?
Huria: estoy?
Luar: bienvenida por fin, Rosa¡
Han Solo: Rosa eeees el cristal desde el que lo miraaaaaas
Potroski: una rosa es una rosaaaaa
Luar: There is something in the air tonight, the stars are bright...Fernando...
Han Solo: Tú sí que brillas con luz propia...
Huria: no entiendo estoooooo
Han Solo: ¿Vemos el chat en parejas?, ¿os apetece?.
Luar: What ever you say, profe.
Huria: no, vamonos que es tarde.
Potroski: Sí, eso vamonos.
Han Solo: Nos vamos, se terminó el chat...

1.10.05

Hands like yours


Qué manos más increíbles, no había visto nunca unas manos tan hermosas, tan grandes, rodearían mi cabeza como si fuese una mísera pelota de tenis. Dedos larguísimos, piel brillante y suave, y una alianza de oro en el dedo anular de la derecha.
-¿Luisa, tú crees en que hay algo más allá?.
-Yo sí, no sé si Dios, pero ahí arriba hay algo superior, sólo hay que darse cuenta de las señales.
-Pues yo no, como Santo Tomás, hasta que no toque no lo creo.
-Yo siempre he confiado en que hay una vida inteligente además de la nuestra, por pura probabilidad, la cantidad de galaxias que hay, tiene que darse un planeta con condiciones parecidas al del nuestro.
-(Pues yo creo en tus manos, solas, sin tí, en su belleza, no puedo dejar de mirarlas). Yo estoy de acuerdo con Fernando en que no existe algo hasta que no se vea, soy agnóstica y no creyente, mi cabeza me dice eso, pero mi corazón cree en una sola cosa, en que hay señales, como dice Luisa, puedo pensar que es mentira, pero yo prefiero ver mi vida como un conjunto de casualidades, de azar, de signos que sí pueden decir algo, aunque sea hacer mi historia más bonita. Esto nos pone las condiciones para que pasen o no determinadas cosas, y ¿porqué precisamente de esa manera y no de otra?. (Qué sorpresa me he llevado hoy nada más verte, íbamos vestidos igual, y creo que tú también te has sorprendido, blusas de rayas y pantalones vaqueros, más arreglados que el resto de los días por ser el último, y tus manos, ahí).
- Sí, vamos, que yo te he conocido por algo, que estaba programado, que significa algo lo que estamos hablando ahora ¿no?.
-(Pues sí, tu blusa, tus manos, tu nombre...Fernando...). Pues...puede ser...
-Eso es como los adivinos que dicen que leen tu destino y cómo es el mundo rozando unas manos , así ¿no?.
-(Quién fuese tu mano derecha para acariciar así la izquierda...Manos, ¿ha dicho manos?, ¿saber el destino por unas manos?, ¿y no significa esto nada?, ¿tampoco tu nombre, el de mayores connotaciones para mi?, ¿el verte de milagro, el estar aqui no sé porqué?, ¿el calambrazo de placer cuando me rozas?...). Pues sí, es parecido, pero yo elijo sentir que mi vida tiene "cierta magia", además, hay casualidades que no se explican por una mera coincidencia, ¿no crees?. Una vez es azar, dos intención, y más es el destino...