26.11.08

Guárdame

El lunes por la noche, en una antigua mazmorra de mi pueblo, sonó esto:




Guárdame la noche por tu vientre
y la luna en el costado
y tu lengua que no miente,
y el sabor dulce de la locura
de la hembra más desnuda,
de la dama más ardiente.

Guárdame el licor azul del alba
y el balcón de los suspiros
por la seda de tu espalda,
para volver sin respiro
ya tu boca por mi cuello
y mi mano por tu falda.

Guárdame el rincón de los aromas
y el diván de los ensueños
y los baños de azahar
y los juegos del espejo
y tu pecho y tu lunar
y tu corazón sin dueño.

Guárdame el jardín de mediodía,
la hora cálida del vino,
la penumbra de la siesta
entre tu risa y mis ganas,
y tus besos y tu cama
y tus sábanas de fiesta.

Guárdame las cartas de mi suerte,
el desorden de los días,
tu lance de amor a muerte
y la lágrima que me diría:
si no me mata tu amor,
me matará no tenerte.

Guárdame tus pasos por mi vida
y la tarde en la mirada
y toda la mar detrás
y el poniente en la cintura;
si pude quererte más,
guárdame también la duda.

13.11.08

Las madres

"Había mujeres que pagaban 200 guineas por un abrigo de pieles. Su tío se habría considerado dichoso si hubiese podido ganar otro tanto en dieciocho meses de trabajo remendando zapatos. ¿Por qué diablos no hacían algún trabajo útil en vez de apretarse las nalgas y la barriga?. Si ellas trabajaran como lo había hecho su madre... Ella no tenía grasa que eliminar, pensó con indignación en aquel trabajo doméstico ingrato e interminable. Día tras día, año tras año. Haciendo camas para que pudieran ser deshechas. Cocinando para llenar barrigas eternamente vacías. Zurciendo y remendando para que pudiera uno hacer todavía más agujeros. Era una labor como la de Sísifo y las Danaides, sin esperanza, interminable. Y en el mundo de los abrigos de pieles y los perfumes se quejaban de aburrimiento y fatiga, y tenían que retirarse a casas de salud para hacer curas de reposo. ¡Ah, si ellas llevaran tan sólo por una temporada la vida de su madre...!"


(Contrapunto, Aldous Huxley)

11.11.08

Dentro

"La vida nunca es tan dura como uno puede llegar a sentirla".

4.11.08

Continuará

La calle estaba gris y húmeda. Un frío prematuro le había traido hasta su garganta unos bichitos muy graciosos que se la ponían blanca y hacían que tuviese voz de Darth Vader. Las nubes estaban tan bajas que casi se las podía tocar. Un vaho intermitente la rodeaba. "Para todo esto, de verdad, mejor no estar. Tanto esfuerzo, tanto ir contracorriente, para qué. Para qué. Todo es un teatro. Lo malo no es tan malo, y lo bueno es buenísimo. Todo mentira. Quiero esconderme bajo tierra, que no me vea nadie, como un no nacido, con todos los derechos, el de no nacer, no morir, no sufrir. No creo en cuentos tontos de que todo es para algo, merece la pena... Es mentira. Todo es mentira. Sólo queda aguantar la respiración, entrar en ciertas rutinas, como si fuesen el tren de la bruja, montarse en ello, aguantar los escobazos, hacer como que no te asusta el hombre lobo, y esperar llegar a la meta."

2.11.08

Ela

Ela tiene 4 años, el pelo rizado y unos ojos muy grandes. Llega a las 7 de la mañana al colegio al aula matinal. Después las clases, el comedor y las actividades extraescolares de 4 a 5. El comedor acaba a las 3,30, así que durante media hora está rondando por el colegio solo con el conserje y la limpiadora. El otro día se durmíó encima de una mesa después de comer. Todo el colegio en silencio, y él dormido con la cabeza apoyada en sus bracitos que seguían sujetando la mochila (no vaya a ser que luego mamá le regañe por perderla).