Qué hacer con un sueño muerto en nuestras manos. Lo devolvemos a su dueño. Hacemos una escultura con él. O lo enterramos entre el gato del vecino y el panteón familiar.
Os aconsejo hacer de él una escultura. Una cosa tan tonta como un sueño con entrecejo, convertido en estatua, es respetado. Algunos tienen la suerte de convertirse en inmortales. Incluso hay gente tan estúpida que llegan a admirar a los autores estúpidos de esas estatuas estúpidas. Estos son los más peligrosos. No sólo se creen la pamplina del arte, veneran sueños de otros que ellos mismos tienen todos los días, despiertos y dormidos, solos o acompañados.
Si parece que un sueño se mueve, sólo hay una posible solución...rematémosle. Sí, no os escandalicéis. Si un sueño hace amago de querer vivir, hay que asesinarlo sin pena. Como se levante nos cogerá del cuello, apretará sus largas manos hasta dejarnos sin respiración y, en ese momento, cuando creamos ver el fin de todo, nos abandonará. Y entonces lo echaréis de menos, lo buscaréis, pues os daréis cuenta en el vértigo del estrangulamiento que os sentísteis vivos como nunca. Pero no os engañéis. El sueño sólo quiere evitar que cada amanecer sea vuestro, son patente suya, y espera sobre todas las cosas que un día te levantes, te veas sin él y maldigas cada segundo en el que no sientes sus correosas manos por tu cuello implorante.
Si parece que un sueño se mueve, sólo hay una posible solución...rematémosle. Sí, no os escandalicéis. Si un sueño hace amago de querer vivir, hay que asesinarlo sin pena. Como se levante nos cogerá del cuello, apretará sus largas manos hasta dejarnos sin respiración y, en ese momento, cuando creamos ver el fin de todo, nos abandonará. Y entonces lo echaréis de menos, lo buscaréis, pues os daréis cuenta en el vértigo del estrangulamiento que os sentísteis vivos como nunca. Pero no os engañéis. El sueño sólo quiere evitar que cada amanecer sea vuestro, son patente suya, y espera sobre todas las cosas que un día te levantes, te veas sin él y maldigas cada segundo en el que no sientes sus correosas manos por tu cuello implorante.
Pero si un sueño te contagia su enfermedad y no puedes evitar hacer el loco cantando por la calle, sonreirle al que te ha hecho la mayor faena de los últimos tiempos o reir a carcajada limpia con el humorísta que no soportas, ah, amigo, entonces el muerto eres tú. Te creerás feliz por unos instantes, instante, siempre instante. Y cuando más confiado estés, se te acercará, te mirará a los ojos fijamente y reconocerá impune y cruelmente, con esa boca pequeña y fina de los taimados, que es sólo una mentira de tu imaginación, sin ningún tipo de utilidad o belleza, y te dejará para siempre.
Aún así, ahí estás tú, tonto redomado, para adoptar otro sueño moribundo que pase por ahí necesitado de tus atenciones. Al fin y al cabo, son tan tiernos, coloridos y vibrantes...
2 comentarios:
Me gustó lo que escribes. mi correo es manquehuitorockero@hotmail.com, quisas puedo leer otras cosaas tuyas.
Joel
Con un sueño muerto lo mejor que se puede hacer es un funeral y enterrarlo.
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