Mi madre me repite una y otra vez que no salga en las fotos con “sonrisa de locona”. Una tía lejana me está peinando y le contesta, con voz chillona, que me deje sonreír, que soy muy linda y risueña. Su voz estridente y los tirones de pelo me hacen sudar.
Llevo a la iglesia el vestido de mi hermana. Es el único que tiene velo y está amarillento. Soy la más bajita, así que inauguro todas las filas. Llego la primera a tomar la comunión, y me siento la persona más famosa del mundo entre tantos flashes. Tengo la tentación de reírme, pero veo en el primer banco de la iglesia el dedo de mi madre apuntándome.
La gente me pregunta por qué salgo tan seria en las fotos de mi comunión.
21.10.09
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3 comentarios:
Genial, típico...
Aúbn me acuerdo de mi traje de comunión , el calor, la cantidad de gente...
Pero que bello tiempo...!
Nunca llueve a gusto de todo el mundo.
Me gusta como escribes, conciso, breve sencillo...ese día también le recuerdo. Yo era la única con vestido corto. Y tuve que leer en el púlpito.Todavía tiemblo. Un saludo.
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