Hacía tiempo que no saltaba en los charcos. Reconozco que al principio lo hice para quitarme el barro de las botas. Pero después me piqué y, charco que veía, charco que tenía que patear. No entiendo por qué no lo habré hecho todos estos años...
Jugos del cielo mojan la madrugada de la ciudad violenta.
Ella respira por nosotros.
Somos los que encendimos el amor para que dure,
para que sobreviva a toda soledad.
Hemos quemado el miedo, hemos mirado frente a frente al dolor
antes de merecer esta esperanza.
Hemos abierto las ventanas para darle mil rostros.
Juan Gelman
4 comentarios:
Mi querida amiga, te dejo cariños desde mis vacaciones en Santa Catarina, Brasil.
Besos.
La simpleza se transforma en grandeza...
Me apetece saltar en un charco!
Qué gran idea... Y yo sin botas de agua. Rayos
Todos a los charcos y descalzos¡¡
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