3.11.05

...Divino tesoro...



Leía Asterix en la biblioteca del colegio desde que tenía tres años. Una tarde, salió de clases de ballet y no encontró a sus padres. Los esperó media hora, una hora y no venían. Abrazada a sí misma, en Enero, sin chaqueta, aterida de frío, con el tutú y las zapatillas de bailarina y llorando la encontraron en medio de la carretera dos horas más tarde. No pasa nada, un malentendido. Quería ser chico, jugar a las chapas y a la peonza con su hermano, pero no le dejaba, era una chica. Curioseando todo, también el agua de una piscina, cayó y sólo sus tirabuzones sobresalieron durante unos segundos. Lo suficiente como para que la pudiera ver su primo. Cogió miedo al agua, no quería ni bañarse, así que la apuntaron a clases de natación y un año más tarde se sumergía hasta cuatro metros para coger el juguete de turno. No tenía amigos. Eran todos muy raros. Uno se meneaba agarrado a las rejas de su ventana, como un gorila. Sus vecinas ceceaban y no podían decir la r. Y como ella era la empollona del curso no la permitían jugar con ellos. Tampoco las de clase. Esa no que es una pelota. Lo único que hacía era obedecer a la maestra. En casa le decían que obedecer era bueno. No entendía. Desde la ventana los observaba en el recreo, el payaso de la tele, acción, verdad o beso... Ella elegiría beso si la dejasen. Acción era muy arriesgado, podían reírse a gusto de ti, y verdad era lo más aburrido, ¿qué secreto iba a tener que no quisiese contar?. Elegiría a Julián, la trata bien, son muy educados los niños con ella, las niñas no. Iba por la calle cogida de la mano con un tal Eduardo. Eso ya era ser novios, claro. Pero Julián era distinto. Quería estar con él, que fuese su amigo, contarle todo. Pero no se podía. No sabía porqué, pero no se podía. Tampoco sabía porqué cuando pensaba en la escuela se le venía su cara a la cabeza. Iba sola en autobús al colegio, tan sola que nadie supo nada de porqué llegó un día a casa con una mano marcada en la mejilla. Y ella era demasiado pequeña para contarlo. No como cuando la fea de trenzas le pintó todo el libro, de arriba a abajo. La insultaba, pisaba, tiraba de los pelos... Hasta que se lo contó a los padres. Ellos lo entendieron, son niños. Pero ella no, chillaba e inventaba enfermedades nuevas para no ir a la escuela. Seré buena, hago lo que me digáis, me pongo a trabajar ya. Con seis años nadie te va a contratar. Pues yo monto mi tienda, seré buena, la mejor, pero no me dejéis ir. Abrazádme, entendédme, no quiero ir, no puedo ir, por favor. No os vayáis, si no me pegará. No me dejéis ir. No me dejéis ir.

9 comentarios:

Joselu dijo...

Los recuerdos de la niñez a veces son dolorosos, pero es un dolor luminoso, el de contemplar las cosas por primera vez, como recién hechas. Nunca se vuelve a ver el mundo del mismo modo. Me imagino a la niña perdida esperando dos horas en la carretera, y todo lo demás. Ánimo, muy bien.

Slv Vr dijo...

Buff, un poco duro.
no puedo terminar de leerlo. todo a mi alrededor esta ya limpio. no necesito lagrimas para limpiar, hoy no.
ademas los ojos me duelen. me queman. estan secos. muchas lagrimas estos dias.
se me acabo el deposito.

te prometo que mañana o pasado me pongo a ello y igual termino de leerlo.

Un saludo

Anónimo dijo...

No me siento identificado (si mis padres se olvidaban de mi, yo me olvidaba de ellos, era un empollon pero me tenían respeto los compañeros, y no iba cogido de la mano de nadie, no me dejaban...), pero haciendo un ejercicio de empatía soy capaz de imaginarme el deseo de no volver a clase, ese sitio donde estás desprotegido y te sientes perpetuamente "vigilada"

Y que bonito es crecer, madurar, y conseguir que esos sentimientos de miedo a lo negativo se superen... cuando se consigue.

Besos

Molina dijo...

Me gustó mucho este post. Coincido en que los recuerdos de la niñez a veces son dolorosos. Y me resulta extraño leer sobre el frío de enero, ya que acá ese mes es el más caluroso del año.

simalme dijo...

Joselu, es verdad, todo se ve con ilusión, como el principio sólo de algo que será mejor.

Jefe, hay dos caminos,tener miedo y defenderte o verlo una parte más de la vida, ni negro ni blanco, sólo un color más. Si elijes este último camino te queda más tiempo para conseguir lo que quieres, no te preocupas por los "métodos de defensa". Y los esquemas acaban cumpliéndose...Besos

Nacho, me acordé de que podía ocurrir, por eso intento dejar claro el frio que pasa y no sólo digo Enero. Che, me alegraste el día.

Anónimo dijo...

Jo, me he estremecido. Me ha gustado mucho. Me ha gustado cómo llevabas la narración. Engancha. La foto es muy adecuada para imaginarlo mejor, pero no hace falta. Lo describes bien.
No voy a decir nada sobre la infancia. Todos hemos pasado por ahí.
Un besote. Me gustan tus letras.
Chau

simalme dijo...

Muchas gracias, Lau, un honor que no sé si merezco. Gracias

Anónimo dijo...

¿por qué ese afán de expresar? ¿qué significa un diario público? ¿qué microfascismos anidan a nuestro alrededor como para tener necesidad de mostrar al mundo nuestras miserias?

simalme dijo...

Afán de expresar por creer que un día no ha pasado en vano...Esto no es un diario, me escondo en la mentira, nadie sabe si soy yo o no. De todas formas, no soy nada especial para tener que ocultar nada, ni siquiera mis miserias. ¿Te conozco?.