5.12.10

Lo que perdí

Colgadas en la pared hay unas cuantas fotos viejas. Una niña de pocos meses está en brazos de su abuela. La anciana la mira como si abarcase en sus manos el mundo entero; un mundo líquido y a punto de romperse. Sus manos se crispan para que el bebé no se caiga, pero su rostro está tranquilo, sereno y feliz. La bebé, distraída, observa todo con ojos achinados y boca en forma de “o”, sorprendida. De su patuco cuelga un lazo más largo que ella. La niña es tan grande como el regazo de su abuela. Un punto blanco en un fondo negro.

Los mismos ojos achinados y la misma boca en forma de “o”, pocos años más tarde, miran sorprendidos al fotógrafo. Siempre seria, la niña busca algo, se pregunta todo. Su mirada lateral, afilada, sobrecoge al mundo, y hace que todos pongan demasiadas esperanzas en alguien que no levanta un pie del suelo.

Décadas más tarde, la adulta que se quedó sin ojos achinados y se esfuerza por disimular su boca en forma de “o”, añora a esa chiquilla que sobrecogía al mundo. En unas manos tan diminutas cabía el futuro entero. Ahora, todo es demasiado grande y hace tiempo que se le escurrió por la alcantarilla. Nada fue como todos esperaban, y conoció palabras que nunca hubiera querido conocer. Las estrellas están más lejos de lo que creía, y la gente es más malvada de lo que hubiera podido imaginar. Una casa, una nube y un perro no se pueden dibujar. El sol no es amarillo y las princesas no son el ejemplo a imitar. Ningún príncipe mata dragones por su amada; sólo la convencería de que no existen. Si sueñas te despiden y si piensas demasiado te deprimes.

6 comentarios:

Rodolfo N dijo...

Desgraciadamente esa es la realidad, y "la única verdad es la realidad"

Anónimo dijo...

Hola, muy interesante el articulo, felicitaciones desde Panama!

Anónimo dijo...

Muchos saludos, muy interesante el articulo, espero que sigas actualizandolo!

simalme dijo...

Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.

Gracias a los dos

Juan Pablo Quesada dijo...

Y saber que tus hijos lo perderán también, y que poco podemos hacer, máxime cuando ya se abrió de más el hocico, se perdió el empleo, y nadie cree en uno... la pucha

simalme dijo...

Queda creer en uno mismo... Qué remedio.