16.1.12

1982

Siempre me toca mantequilla en los recreos. No sé qué creencias de mi madre sustentan ese fanatismo: Jamón York con mantequilla, salchichón con mantequilla... Veo a mis compañeros con donuts, bollicaos y phoskitos y me siento menos. Pero eso sí: tengo los mejores hermanos. Él llega del colegio de los mayores con sonrisa de golfillo y se convierte en el jefe de los niños de mi clase. Todos le siguen, corriendo palo en ristre, para pegarle a los malvados, imaginarios o reales, que llenan el barrio. Mi hermana me trae los bocadillos, y se esfuerza en quitarles la mantequilla. Mientras mis compañeros juegan a acción, verdad o beso, yo me quedo esperándoles.

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