22.4.06

El destino llama a tu puerta

Era un día inestable, de esos en que no sabes si coger paraguas, tirantes o abrigo. El sol salía, se escondía unos segundos, y volvía a salir. Él en su casa se sentía como el tiempo, ahora le apetecía pasear, no hay suficiente sol, ahora quedarse en casa a ver una película, es muy aburrido para un sábado... Estuvo así desde que se levantó hasta que le llamaron. Fue un timbrazo largo, seco. Se asustó, no suele sonar así el teléfono.
- ¿Quién es?.
- Soy yo.
Se quedó sin habla, la boca abierta como el espacio por donde se va el tiempo, y los músculos rígidos. Pero lo cierto es que no lo conocía. No era una voz de hombre, ni de mujer. Ni aguda ni grave. No se acuerda en realidad de lo que se habló, escuchaba más los golpes de sus latidos, y el movimiento reflejo de su equilibrio. Miró las paredes de su piso, lleno de libros, trozos de su vida en ellos. El color de los muebles, como todos, marrón madera. La televisión, enorme, con orejeras surround, muerta desde hace tiempo. La moqueta, nido de ácaros que en grande serían como los monstruos de nuestras pesadillas. Todo igual. Pero se dió cuenta de que el suelo era azul, un azul que le hablaba, como el que aparece un día nublado entre nube y nube. Tenía un piso y un coche, que hasta entonces había visto enanos, y necesitados de reforma y limpieza. Un móvil con cámara, vídeo, y con el que se pueden bajar mp3. Detrás de la mesa, entre el sofá blanco y sus patas, había una carta de baraja. Era una reina de corazones. Y encima de la silla, un ajedrez clásico. Las fichas blancas de marfil, las negras de alabastro. La reina se elevaba entre las demás, alta y erguida, al lado del rey escuchimizado y cobarde. Todo estaba igual que años anteriores. Se acercó a un espejo y se miró. No tenía arrugas, pero la cara estaba más cerca del suelo que antes. Las entradas anunciaban el camino por recorrer en su cabeza y los ojos marcaban un arco triste, en vez de una sonrisa como siempre. Necesitó tocar el reflejo de sus ojos, sus mejillas, como si alguien le acariciase. Y pensó que esos ojos se pudrirían, fermentarían edad entre gusanos carroñeros. Y esos mismos ojos fueron la luz de muchos cuando fue bebé. Tantas esperanzas tenían todos los suyos en que fuera alguien especial. Esos mismos ojos brillaron de alegría al conocerla. Más que al conocerla, al sentirla. O mejor aún, al sentirla cuando ella no estaba. Esa cara demacrada y derrumbada, más por la desidia que por los años, eran piel de manzana en sus manos. Días enteros que pasaban juntos, tocando, jugando, experimentando, besando, amando, oliendo a vida, a juventud, a carne fresca, a agua de río en su curso alto. Ellos sólos se lavaban, el uno en el otro, el uno del otro. Y ahora, ese rostro tan limpio, entre duchas y afeites, no huele a nada. Escucha lo que sale del teléfono. Respira y espera.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

El espejo del tiempo es insondable. Te asomas a él y nunca está el que hubo. La imagen que te viene no es la que tú enviaste.

Molina dijo...

Ta copado,

Rodolfo N dijo...

El destino llama a tu puerta...
A veces escuchamos, a veces soñamos, a veces hacemos oidos sordos, pero el destino es muy poderoso...
Besos

Unknown dijo...

Esos mismos ojos brillaron de alegría al conocerla. Más que al conocerla, al sentirla. O mejor aún, al sentirla cuando ella no estaba....

Muy bonito, me gusta mucho.

Hace poco relei nuestros emails y me gusto tambien.

besos,

katsumoto koyuki onitsuka

Johnymepeino dijo...

Me ha gustado mucho la evocación a "Piel de Manzana". No lo habrás puesto por eso pero me recuera mi amor de cuando Serrat cantaba esa canción.

Anónimo dijo...

...Hay ocasiones en que el teléfono suena distinto; y otras en que el destino consiste en desconectar...
SALUDANDO: LeeTamargo.-

Joselu dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Joselu dijo...

Me gusta la tensión del relato. Esa expectante espera en la que da tiempo para que el vórtice del pasado se haga presente. De fondo el temor, la ansiedad, la oscuridad, esa asombrosa forma de la vida. Un abrazo.

Unknown dijo...

Yo también te leo; aunque no con la frecuencia que quisiera...
y no lo digo por mi...sino por tu frecuencia de posteo... ;)

besos y cuidate,

Katsu.
:))

marfade dijo...

hola , como siempre muy bueno , te dejo mi correo marfade2002@yahoo.com.ar , ojala me puedas escribir tengo que comentarte algo , chauuuu..

Bato dijo...

hola, he estado fuera, es como que estoy esperando una llamada, no de amor, que de ese tengo mucho, solo una llamada...

plataforma dijo...

Impresionante reencuentro