"La violencia es el último recurso del incompetente. "
"Nunca dejes que la moral te impida dejar de hacer lo que está bien. "
Isaac Asimov (fallecido un 6 de Abril)
IBA SOLITARIO COMO UNA NUBE
Iba solitario como una nube
que flota sobre valles y colinas,
cuando de pronto vi una muchedumbre
de dorados narcisos: se extendían
junto al lago, a la sombra de los árboles,
en danza con la brisa de la tarde.
Reunidos como estrellas que brillaran
en el cielo lechoso del verano,
Poblaban una orilla junto al agua
dibujando un sendero ilimitado.
Miles se me ofrecían a la vista,
moviendo sus cabezas danzarinas.
El agua se ondeaba, pero ellas
mostraban una más viva alegría.
¿Cómo, si no feliz, será un poeta
en tan clara y gozosa compañía?
Mis ojos se embebían, ignorando
que aquel prodigio suponía un bálsamo.
Porque a menudo, tendido en mi cama,
pensativo o con ánimo cansado, 20
los veo en el ojo interior del alma
que es la gloria del hombre solitario.
y mi pecho recobra su hondo ritmo
y baila una vez más con los narcisos.
William Wodsworth (nacido un 7 de Abril)
BESOS
¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenaron sé de lágrimas tus ojos.
¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.
Yo te enseñe a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.
Gabriela Mistral (nacida un 7 de Abril)
VERGÜENZA
Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa
como la hierba a que bajó el rocío,
y desconocerán mi faz gloriosa
las altas cañas cuando baje el río.
Tengo vergüenza de mi boca triste,
de mi voz rota y mis rodillas rudas.
Ahora que me miraste y que viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda.
Ninguna piedra en el camino hallaste
más desnuda de luz en la alborada
que esta mujer a la que levantaste,
porque oíste su canto, la mirada.
Yo callaré para que no conozcan,
mi dicha los que pasan por el llano,
en el fulgor que da a mí frente tosca
y en la tremolación que hay en mi mano...
Es noche y baja a la hierba el rocío;
mírame largo y habla con ternura,
¡que mañana al descender al río
la que besaste llevará hermosura
Gabriela Mistral
No son los males violentos los que nos marcan, sino los males sordos, los insistentes, los tolerables, aquellos qué forman parte de nuestra rutina y nos minan meticulosamente como el tiempo.
El orgasmo es un paroxismo; la desesperación, otro. El primero dura un instante; el segundo una vida.
Emile Cioran (nacido un 8 de Abril)
8.4.09
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EL PROFESOR NEIRA
Has despertado querido profesor de tu sueño más profundo, siendo pesadilla para los demás que esperábamos tu despertar. Un día caluroso de agosto, intentando evitar lo que por defecto pocos hubieran dado por prioridad, y sin ser guerrero ni entendido en combates, te cruzaste en la mitad del conflicto, sin ser tu oficio el de batallador ni defensor de cruzadas. Sin duda ni vacilación te enfrentaste al necio maltratador. Como la Calima, tiraste hacia adelante a lo que el alma te empujaba con bondad y justicia, que suele salir del entendimiento y del noble acto de la razón y la empatía humana.
Hiciste lo que pudiste, todos lo sabemos, y no estabas obligado a más. Hay que tener el corazón límpio para obrar como lo hiciste, sin más arma que tu improvisación, arrojo y valentía que valen el doble que el vil acto de el verdugo. La fortuna no fue justa contigo, pues debería ser otro el que fuera privado de conciencia, males y daños. Un traicionero golpe por la espalda, -que suele ser costumbre de cobardes-, te hizo dormir todo este tiempo. A cambio, en estos meses de incertidumbre, nos demostraste a muchos que el valor y el coraje de un sólo hombre puede despertar las conciencias más dormidas, para mover las fichas del tablero de la injusticia.
Y ahora, cuando nos miremos al espejo por la mañana al comenzar un nuevo día, veremos reflejado tu rostro junto al nuestro, y sonreiremos, porque sabemos que caminamos juntos contigo. Ya no serán más sermones en el desierto, ni de fracasos y más fracasos del intentar poner freno al malvado. Los valientes van de cara y, los cobardes, tienen el hábito de esconderse detrás de impías excusas, bajo los efectos de sustancias adictivas y actos primitivos, donde luego dicen no recordar nada de sus viles canalladas y fechorías.
Como dices maestro, las cucarachas no merecen más atención que la de la justicia deba darles por defecto, porque repugnan y no inspiran lástima alguna. Pues servidor, no malgastará ni un momento en justificar a canallas ni a gentuza, que no son demasiados pero son bastantes.
Ahora, ya recuperándote, despertado y alejado de los riscos del abismo, tu voz, todavía titubeando y diciendo mil verdades, tus ojos azules de mirada tierna y sincera reflejan la bondad del que hizo lo que pocos se atreverían, poner en efecto su pensamiento, actuando y dando lección de valentía. Tu sola mirada es mensaje que entendemos y nos hace temblar todo el cuerpo, como lo hiciera el enfurecido viento a la vela del velero.
Y tu mujer Isabel..., que decir de tu mujer Isabel que es dama de envidiable fortaleza y energía, que como un fortín, protegió la rabia y la irritación de la provocación de nuestras emociones y ganas de venganza, evitando el enfrentamiento mediático de aquellos que normalmente la verdad nunca les interesa. Pues estos, suelen ser gentes de baja calaña, despreciables y rastreros. De amor inmesurable, Isabel, dama y gran señora, supo estar a la altura. Y al lado de tu cama te cogía de la mano con perenne y cálido amor. Que mientras tú dormías, ella sufría, y su sufrimiento era lección de sabiduría para nosotros que nos invitaba a hacer este viaje juntos...¡Que gran suerte tener una compañera que ni la extensión del mar puede medir su entrega y sacrificio! Ella fue tu tejado de cristal en tu profundo sueño.
"la tenía como un guiñapo"..., dijiste. Puede estimado profesor, que el dolor del alma tarde en sanar más que el dolor físico, y rehabilitar el alma sea una labor que sólo el sabio pasar del tiempo puede sanar, como las heridas de la piel pueda cuararlas la salada agua del mar. Tu dolor ha sido nuestro dolor, déjanos compartirlo contigo. Ponte bién estimado profesor, sigue enseñándonos el camino con la palabra porque todavía tenemos mucho que aprender de tí. Dijiste en una entrevista que pequeñas cosas te impresionan, como ver a una persona tenerse en pie. Nosotros nos impresionamos al escuchar tus palabras, y como gracias a tí, muchas cosas cambiarán y no volverán a ser lo mismo. Se tendrán en pie los valientes y los cobardes arrodillados téndrán lo que les pertenece; nuestro desprecio y el apropiado castigo de la justicia.
Vuelve a volar la blanca paloma por el cielo azul con tu despertar, y cientos de mujeres de cristal se sentirán más protegidas, pues mirarán hacia las nubes sabiendo que tú, estés donde estés, velarás para que el día transcurra con dulzura, auyentando al cobarde miedo y a la irracional rabia del maltatador.
Gracias estimado profesor por abrir la senda, los demás, sólo hemos de seguir haciendo camino con alma, corazón y vida.
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