25.1.09

Sentencia de lo penal

Hay cuatro hombres en la sala. Van subiendo al estrado de uno en uno (curiosamente de mayor a menor estatura).

- ¿Su nombre, por favor?
- Ernesto Alcázar Rico
- ¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?
- Sí, por supuesto.
- ¿Dónde estaba usted el día de autos a las 22,30 horas?
- Hablando por messenger con el profesor O´Conell.
- ¿Sabe usted dónde estaba en ese momento la víctima, Peggy Sue Dangerfield?
- No, la verdad, es amiga mia, pero no mucho. Más que nada conocida.
- ¿Es cierto que no acudió a una cita con ella el día anterior al de autos?
- Sí, es que no pude. Pero vamos, en realidad no quedé con ella. Ella me dijo que estaría por ahi y le contesté que me acercaría si no tenía mucho trabajo.
- ¿Sabe usted que estuvo esperándole sola, tal y como aseguran sus amigos Peter Parker y Mary Poppins, más de 3 horas?
- No, no lo sabía. Pero eso es problema suyo, ¿no cree?
- Yo no creo nada, sólo busco hechos. Y el hecho es que usted no apareció a una cita que tenían justo el día anterior a su desaparición.
- Es que pensaba mucho, le daba vueltas a todo y se tomaba todo a pecho. Así no puede terminar nadie bien. Una vez le comenté que tenía que moderarse, que no había que darle tanta importancia a las cosas.
- ¿Y qué le contestó?
- Que sí, que lo sabía, pero que si se moderaba tenía la sensación de perderse algo, de sentirse cobarde en cierto modo.
- ¿Y usted qué pensó de eso?
- Pues... que en parte tiene razón. Me hizo pensar. Es no conformarse, buscar continuamente, una vida al 100%. Pero la cabeza está en contra de eso. La vida no es así, es más sencilla.
- ¿Usted piensa que se buscó su fin?
- Sí. Por eso me daba miedo acercarme a ella. Tenía miedo a ver las cosas desde su mismo punto de vista, a contagiarme de su actitud.
- ¿Tan mala fue su actitud ante la vida?
- Peligrosa, sí. Para ella.

-¿Su nombre, por favor?
- Pablo.
- ....
- Pablo Ibañez.
¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?.
- Po zi, jejeje.
- ¿Se puede decir que usted es amigo de la señorita Peggy Sue Dangerfield?
- Como decir, puedes decir lo que quieras, pero sólo me acosté con ella una noche.
- ¿Y después no volvió a verla?
- Sí, para pedirle dinero.
- ¿Se lo dio?
- Sí.
- ¿Y después?
- No la volví a llamar.
- ¿Por qué?
- No sé, ¿para qué?.
- ¿Qué cree que pensaba ella de usted?
- Yo le atraía, eso se notaba.
- ¿Sabe usted que la noche anterior a su desaparición consta que le llamó?
- Sí, pero yo estaba distraido en ese momento con una nena, jejeje.
- ¿Y no la llamó más tarde para ver qué quería?
- Errr, no...¿para qué?.

- ¿Su nombre, por favor?
- Pedro Pérez Márquez.
- ¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?
- Sí.
- ¿Es cierto que vivía usted con la víctima, Peggy Sue Dangerfield?
- Cierto.
-¿Y viviendo con ella no sabe usted dónde fue el día de autos?
- No.
- ¿No le dijo que iba a algún sitio, a qué hora vendría...?
- No.
- ¿Y le daba a usted igual?, ¿no le preguntó nada al salir?
- No, ya vendría, como siempre. Y yo tengo mucho trabajo, no paro.
- ¿No tenía usted tiempo ni de preguntarle a dónde iba?
- Ya le he dicho que no.

- ¿Su nombre, por favor?
- Rubén Philip.
- ¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?
- Juro.
-¿Sabía usted que la víctima, Peggy Sue Dangerfield, estaba enamorada de usted, tal y como aseguran sus amigos Peter Parker y Julián Sorel?
- Sí, era un tanto obvio y evidente. Peggy no era una persona que pudiese ocultar o callar nada.
- ¿Y qué pensó cuando se enteró?
- Y, bueno, me halagó, cómo no.
- ¿Y le dio falsas esperanzas?
- No, nunca. Era educado con ella, pero nada más. No hay porqué dejar de tratar a las personas por eso, ¿no?.
- Pero sí es cierto que demostró algún interés especial en ella, la llamó varias veces.
- Sí, la llamé, pero no era interés especial. Fue demostración de amistad.
- ¿Cómo puede ser capaz de separar tan claramente ambos conceptos?, ¿no le atraía ella absolutamente nada?.
- Y, bueno, lo separo tan claramente porque mi voluntad lo quiere. Y sí, claro que me atraía algo, pero ¿y qué?.
- En el previo usted asegura sentirse atraido por la generosidad y la alegría, ¿quizá era alegría lo que a ella le faltaba?
- No, con muy poco se alegraba. Uno dice cosas muchas veces porque tiene que decantarse por algo, pero nunca es algo blanco o negro completamente. Yo soy triste. Y le temo a la ansiedad. Quizá como ella.
- ¿Era eso lo que le apartó entonces de ella?
- No, fue mi voluntad. Las casualidades me hubieran llevado a ella, pero mi voluntad decidió que no, decidí no cambiar la vida que llevaba y considerar peligrosos e inútiles a los especímenes como ella.

Sentencia del juzgado nº3 de lo penal de la ciudad de Mirondo, a 28 de Enero de 2009:

- Habiendo analizado los hechos del día de autos y las pruebas nº4, 6 y 8, se llega a la conclusión de que la señorita Peggy Sue Dangerfield Sorel abandonó su casa el día de autos, 3 de Noviembre de 2008, a las 6 de la tarde por voluntad propia, con una botella de whisky en sus manos y vistiendo un camisón rosa infantil. Se encaminó hacia la casa de sus padres, a pocas calles, entró en la habitación de sus progenitores, enlazó una soga en una viga del techo, se tomó un bote entero de barbitúricos (sintristezil 32) y se recostó entre dos almohadas.

Tres días después, el 6 de Noviembre de 2008, se encuentra el cuerpo de la víctima en mal estado, en la cama de la habitación de sus padres y en posición fetal. No se encuentran notas ni nada que aclare la causa del deceso.

Por todo ello se dictamina que la causa real es el suicidio, con lo que ordenamos la inmediata absolución total para los acusados Ernesto Alcázar Rico, Pablo Ibañez Seco, Pedro Pérez Márquez y Rubén Philip Pauls.

1 comentario:

Rodolfo N dijo...

Pobre Peggy, con que tipos se vinculó!
Desde timoratos a sinvergüenzas...
Mala decisión. La vida es mucho mas que cuatro cerdos.