31.10.07
Esta tarde, desde el autobús, vi paseando por la acera a un hombre de un metro veinte o así, con un aparato desde encima de la rodilla hasta el zapato en forma de bota con una suela enormemente alta. Iba cogido de la mano de otro hombre, ya anciano, y mirando al suelo por su espalda en forma de O. Se dispuso a cruzar un paso de cebra en el momento en que el muñeco verde del semáforo ya parpadeaba, y se puso a "correr". La pierna izquierda la arrastraba por el suelo, y la derecha no la podía doblar. Su manera de intentar coger velocidad, el gesto de sobreesfuerzo, mientras el otro hombre que iba a su lado simplemente caminaba, y los ojos desorbitados mirando un suelo que no le iba a dar ninguna información de si le iba a dar tiempo o no a pasar a la otra acera... Se me sobrecogió el corazón. En ese instante me di cuenta de que una niña de un año o poco más me estaba mirando. Era exacta a mi de pequeña, con sus tirabuzones, sus ojos achinados y vivarachos, tan menudita. La sonreí y se rió a carcajadas. Busqué a ver si el hombre ya había cruzado la carretera, pero estaba todo lleno de gente y no logré ver nada. Mientras, la niña, me seguía con la mirada, incluso cuando bajé del bus, incluso cuando, ya en la calle, miré hacia atrás, y allí estaba su cabecita llena de rizos saludamente muy seria y solemnemente.
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7 comentarios:
esta TArde en mi autobús había una chica que se parecía a ti, preciosa por cierto (no lo tomes como piropo fácil), y me ha mirado
:-)
santi
Ante la cruda realidad de la vida, esa niñita no te estaría entregando sus carcajadas, para que en tu rostro priorices y dibujes siempre la bonita sonrisa que tenés?.
Besos
...Tan sólo hay que prestar atención al mundo que nos rodea para captar esas historias que esconden las situaciones más aparentemente habituales o insignificantes: la sonrisa siempre es un detonante...
SALUDO, SILVIA: LeeTamargo.-
Dos secuencias de imágenes: una que parece salida de una pesadilla grotesca y otra que refleja la mirada cómplice de una niña que podías ser tú. El universo guarda conexiones inesperadas, superposición de planos que se dan cita, sobre todo, en la mirada literaria. En este microrrelato.
yo cuando voy en bus escucho musica y duermo... es lo que tiene cogerlo cuando madrugas...
me gustan mucho tus relatos silvi, son contemplativos
Estaría bien eso de encontrarse con tu yo-niño por la calle y tener una charla. Más que nada para aprender un poco de él.
un encuentro, metafisico de todos los hechos que al vida entregan.
Saludos.
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