16.9.08

De repente, el invierno


Un 30 de Agosto me levanté, desayuné y me fui a la playa. Estaba a a reventar. A nuestra derecha una familia de unas 30 personas con sus tiendas de campaña incluídas, niños latosos, bolsas de patatas fritas, chistes obscenos, eructos, abuelas chillando 20 veces por minuto el nombre del nieto (aunque estuviese al lado), hombres barrigones hablando siempre del trabajo con una cerveza en la mano...
A nuestra izquierda, más tranquilos, una familia nórdica (alemanes, suecos o algo así). Igualitos, vamos. Eran dos parejas jóvenes con una niña de unos dos años. La niña jugaba al lado de sus padres, en silencio, con un cubillo. Los padres se achicharraban al sol con sus pieles transparentes y sus cuerpos esculpidos, cambiando de vez en cuando de postura, vuelta y vuelta, como los filetes. Los hombres eran hermosos, rubios, altos, fuertes, con bañadores última moda y gafas de sol RayBan. Uno de ellos, estaría aburrido, me miraba discretamente. Viendo a las mujeres, sin depilar, color salmonete de tanto tostarse, con sus venas perfectamente visibles y esos gorritos de explorador, me di cuenta de cómo el hábito mata la ilusión.
Cuando nos íbamos miré hacia atrás y uno de los nórdicos, tumbado en su silla, nos veía irnos.
El día siguiente tuve que hacer cosas por la mañana así que no fui a la playa hasta última hora de la tarde. Se había levantado un viento infernal. Hacía frío y estaba todo desierto. La marea estaba más baja que nunca, casi todo el horizonte era arena salpicada de laguitos pequeños (véase foto). Y se me hizo un nudo el corazón. De pronto, de estar todo con vida y lleno, en unas horas, se vació. Arreció el invierno en pocos instantes y una capa de escarcha inundó el verano que quedaba.

5 comentarios:

dijo...

todo viene y se va en instantes... por eso hay que disfrutar del tiempo en el que los vivimos..
besos

Anónimo dijo...

mucho mejor, seguro que asi la arena se sintió mucho mejor, un beso!!

rubén dijo...

Al menos el verano se llevó a los domingueros.

Preciosa foto.

Diego dijo...

Estoy de acuerdo con enredada. Hay en esa anécdota un símbolo de lo importante que es aprovechar el momento, o mejor (respetando el significado literal del "carpere" latino), "capturar" el momento, desconfiando del mañana. Un abrazo.

Rodolfo N dijo...

Y que decir...
Me clavaste la congoja.
Es tan clara la figura ,la imágen que creaste, que provoca mucho el remate del relato.
Un beso de primavera cercana, amiga.