31.10.07

Esta tarde, desde el autobús, vi paseando por la acera a un hombre de un metro veinte o así, con un aparato desde encima de la rodilla hasta el zapato en forma de bota con una suela enormemente alta. Iba cogido de la mano de otro hombre, ya anciano, y mirando al suelo por su espalda en forma de O. Se dispuso a cruzar un paso de cebra en el momento en que el muñeco verde del semáforo ya parpadeaba, y se puso a "correr". La pierna izquierda la arrastraba por el suelo, y la derecha no la podía doblar. Su manera de intentar coger velocidad, el gesto de sobreesfuerzo, mientras el otro hombre que iba a su lado simplemente caminaba, y los ojos desorbitados mirando un suelo que no le iba a dar ninguna información de si le iba a dar tiempo o no a pasar a la otra acera... Se me sobrecogió el corazón. En ese instante me di cuenta de que una niña de un año o poco más me estaba mirando. Era exacta a mi de pequeña, con sus tirabuzones, sus ojos achinados y vivarachos, tan menudita. La sonreí y se rió a carcajadas. Busqué a ver si el hombre ya había cruzado la carretera, pero estaba todo lleno de gente y no logré ver nada. Mientras, la niña, me seguía con la mirada, incluso cuando bajé del bus, incluso cuando, ya en la calle, miré hacia atrás, y allí estaba su cabecita llena de rizos saludamente muy seria y solemnemente.

28.10.07

Este es uno de los días que vuelven negro lo azul. Todo se densa, se espesa, y sólo veo mi espejo. Los límites se cierran poco a poco, el aire está viciado, el sol es de un naranja sangriento, como el oxígeno después de un cataclismo nuclear, las nubes son filos de cuchillos polares, el viento es ese que por Tarifa dicen que vuelve loca a la gente. Miro a corta distancia y veo cosas manidas, sin sentido, con un ruido de fondo como de péndulo de reloj de pared. Hoy el frío sale de dentro, y por muchas chaquetas que me ponga me hielo y sudo. La navidad ya está aqui. Una más. Y la promesa de no esperar nada de ellas ya no es una esperanza, es una bendición. La época más hueca del año, como un calcetín dado la vuelta, el principio del eterno retorno, la realidad cruda de que treinta años más, treinta años menos, eres, esperas, buscas lo mismo, y que dentro de ese calcetín no hay nada, ningún nombre titula nada, ningún personaje capaz de protagonizar, ningún narrador con voz propia. Sin historia. Enlazo la historia de la deshistorización de mis días. Que es nada. Como lo que tengo delante. Como los rayos de un sol glaciar. Como la almohada plana de mis noches. Como la ropa interior de mis entrañas.

26.10.07

De vez en cuando la vida...

Le llamábamos "el Vasco". Tenía dos hermanos más y los tres estaban metidos en la droga. Nos contaba que conocía casi todas las cárceles de España. Un día, un grupo de camorristas nos cogió por banda y se pusieron a pegarnos. La mayoría huímos, o no pudimos hacer nada mientras se centraban en uno que se quedó solo. Cuando el vasco se enteró quiso ir detrás de ellos y darles su merecido, con la navaja en mano. Tuvimos que hacerle desisti.
Nos encontrábamos en el autobús y, en medio de una hiperactividad impresionante, mirando a un lado, a otro, pegando saltitos en el asiento, me decía que estaba empezando a estudiar y que había dejado cualquier rastro de heroína (bueno, eso sí, "algún que otro porrito de vez en cuando, si no es imposible"). Al hermano mayor lo encontrábamos en la biblioteca preparándose oposiciones.
Hasta que un día nos enteramos por un amigo común que el vasco había muerto por una sobredosis. No tenía ni 30 años. El hermano, tiempo después, apareció en el bar de nuestro amigo, borracho, drogado, con ganas de pelea y sin querer pagar. No tuvo más remedio que denunciarle por amenazas tras repetirse la situación todos los fines de semana.

Mario era un estudiante destacado. Escribía en el periódico del instituto, era redactor jefe, para sus 18 años tenía un lenguaje demasiado depurado, le gustaba Mahler, Chopin, y mi amiga iba detrás de él. Le diagnosticaron leucemia. Estuvo dentro del hospital 5 años. Suerte que la médula del hermano era compatible, la última esperanza que les quedaba. Ahora tiene los huesos de cristal, esta rapado para disimular su poco y débil pelo, y sale con nosotros en feria. Su mejor amigo, cuando a él se le cayó el pelo, se rapó al cero y no se lo dejó crecer hasta años después que saliera del hospital.

Era nuestro técnico del ordenador. En años fue el único que nos atendió amablemente, respondía cualquier duda, solucionaba cualquier problema. En la tienda tenía puesto un cartel "la calidad de nuestro servicio no se basa sólo en la calidad del producto". Y era cierto. Siempre con una sonrisa en los labios, con bromas, sabíamos que podíamos contar con él. Hasta que hace unos días un amigo, en medio de una exclamación-insulto, contó que se había suicidado. La novia le había dejado poco antes de comprar el piso. Él, dicen, ya de antes, tenía una enfermedad mental que, con esto, se agravó. Le ingresaron en la planta de psiquiatría del hospital, le hicieron pruebas, no encontraron nada, le volvieron a ingresar en urgencias, le dio una crisis, otra vez a la planta de psiquiatría, abrió una ventana y se tiró.

17.10.07

“Tal como nos ha sido impuesta, la vida nos resulta demasiado pesada, nos depara excesivos sufrimientos, decepciones, empresas imposibles. Para soportarla, no podemos pasarnos sin lenitivos. Las satisfacciones sustitutivas como la que nos ofrece el arte son, frente a la realidad, ilusiones, pero no por ello menos eficaces psíquicamente, gracias al papel que la imaginación mantiene en la vida anímica” (Freud, 1966).

“La civilización le debe mucho a las historias. El relato es como un cofre donde guardamos trozos de vida, capaces así de ser trasmitidos a las generaciones venideras. De ese modo atesora la comunidad sus mejores o más significativas experiencias, que a veces se incorporan al propio lenguaje en forma de relato semántico. Y ésa es una gran fuente de conocimiento. Y, en cierto modo, de salvación. El relato sirve para que no se pierda del todo lo vivido. En el fondo, es una manera de oponerse a la muerte. Si fuésemos inmortales, quizá no contaríamos historias” (Landero, 2001).

10.10.07

El pasado

"Desde hace tiempo me acostumbré a estar muerta"

Jensen

9.10.07

Dadme animales

Cuentos de hadas, príncipes azules...
Quiero las caricias de un pájaro cuando te mordisquea la oreja.

La alegría de tu perro cuando te ve entrar.

El olor de un gato casero, recogiendo los aromas de cada habitante.

Dormir con su ronroneo, su calor, su peso.

A mi, que me den lo que dan los animales.


3.10.07

Cuando el sueño despierta

¡Ay!, si por un segundo viviésemos lo que soñamos... Aunque sean los sueños los más absurdos y extraños, parece que siempre entendemos, sabemos porqué están ahi.

El 1 de Octubre, a las 8 de la mañana me desperté y ya no pude dormirme. Me levanté con la imagen fresca de un sueño. Un niño de unos cuatro años, con tu cara, en un lago. En realidad eras tú, pero en mini, como reducido. Te llevaba de la mano por la orilla del lago y evitaba que te acercaras al agua. Estaba muy atenta, con miedo, sabía que de alguna manera me vigilaban. Llegué a una casa de madera y estabas tú en una ventana viendo como llegábamos. Rodeado de hiedra y con olor a madera fresca sonreías. Pero yo no quería dejar al niño, y el niño no se quería ir con su papá. El niño se puso a llorar porque vino una imagen sin cara que le arrastraba a la casa. Entre todos lo engañamos y al final conseguimos que entrase. Y mientras tú mirabas todo desde la ventana con cara ausente y triste.

28.9.07

Soledad

Se acabó la historia. No sé si alegrarme, supongo que debería. Pero tengo una pena, un nudo...

Una noche a las 4 de la mañana sonó el teléfono. Todos asustados nos despertamos creyendo que alguien se había puesto malo o algo así. Lo cogió mi madre y se puso hablar. No, creo que se ha equivocado....sí.....no......uy, más......sí...... Pasaba el tiempo y seguía hablando, así que, aburrida, me fui a dormir. A la mañana siguiente dijo que era un señor muy educado, argentino, pidiendo perdón por llamar a esas horas, pero sin parar de conversar, que tardó media hora en colgar.
Al día siguiente volvió a llamar. Eran las 11 de la noche. Yo llegaba de la calle y estaba mi hermana hablando por teléfono. Le hice un gesto como diciendo, quién es, y me acercó el auricular. Escuché una voz argentina diciendo: "no te puedes enserraaaaaaaar". Me extrañó que con ese acento argentino dijese "puedes" y no "podés". Lo mismo de ayer, me quedé escuchando un rato, pero al cuarto de hora, viendo que no paraban me fui. La mañana siguiente me contó mi hermana que no era de Argentina, sino de Sevilla capital, un barrio obrero. Tenía cerca de setenta años y hacía 25 que se había separado. Estaba completamente solo. Él decía que llamaba para ayudar a los demás, a que hubiese menos soledad y más amistad. Mi hermana le dijo que entonces porqué no se apuntaba de voluntario en ONG´s o con gente que de verdad lo necesitase, y él respondía que todo el mundo lo necesitaba y quería aportar su grano de arena para que hubiese más fraternidad entre todos...
Siguió llamando unos días. Incluso quedó con mi hermana para llamarla a unas horas y días determinados, cosa a la que no se atrevía a decir ella que no. Hasta que lo cogió mi padre. No sé qué hablarían, pero fue medio minuto. Ya no ha vuelto a llamar...

24.9.07

LIBROS QUE LEO

Yo siempre había odiado las moscas; el cosquilleo que hacen al posarse sobre la frente o sobre la calva-transcurridos los años da lo mismo-; el ruido como de pequeños aviones que hacen el zumbar en las orejas. Pero lo verdaderamente horrible es cómo se posan en nuestros ojos abiertos que ya no podemos cerrar, cómo se meten en el hueco de nuestras narices, cómo entran en grupo en nuestra boca abierta que quisiéramos mantener cerrada, sobre todo cuando hemos quedado tendidos cara al sol, con un rifle bajo el hombro, antes sobre el hombro, pues no tuvimos tiempo de usarlo.
Jose María Méndez


17.9.07

S.O.S

Ven a borrarme los fracasos de mi mente
ven a llenarme de caricias diferentes,
ven a sacarme de este pozo de amargura,
donde me encuentro yo.


Y dame el agua de tu fuente cristalina,
y dame el beso que sin darse se adivina,
que estoy sedienta de cariño sin medida,
cansá de dar amor.


De volar siempre, buscando la fantasia,
de nido en nido, como paloma perdía
y estoy cansada de secretos y mentiras,
buscando un gran amor,
que sea capaz de enamorarme cada día,
velar mi sueño mientras que yo estoy dormía.
mirarme siempre con la mirada encendia,
iqual que miro yo.


Dame tu mano sin temor a equivocarte,
si tu me entiendes, yo nunca voy a engañarte,
dame las cosas que nunca supieron darme,
y te llenaré de amor.

Maite Martin

11.9.07

¡Noticia!

Me van a publicar en un proyecto literario por internet mi cuento "Continuidad en los autobuses". Me han dicho que me han elegido entre 30 de cada mes. Me alegro mucho. Aquí tenéis el cuento para quien lo quiera recordar:

"Desde que me he levantado no he hablado con nadie, excepto en el trabajo. Según van pasando los minutos mi ánimo se va haciendo más y más insoportable. Pero resulta que la ciudad está llena de gente, (y de coches). Subo al autobús urbano, me agarro como puedo a la barra para no caerme, y aún así consigue el conductor casi tirarme al suelo (día completito). Pero, ¡oh, sorpresa!, veo allí al fondo dos asientos libres, cosa inexplicable en hora punta. Voy disparada hacia ellos y me siento delante de un chico joven. Está dormido, con la cabeza hacia atrás y la boca abierta. Lleva unas gafas de miopía enganchadas en su enmarañado pelo rubio. Y pienso en lo que me dice siempre una amiga mía, "unos mean en lata y no suena". Y me imagino a mi en la misma postura y sería de todo, menos agradable de ver. Tiene una nariz algo grande, pero los labios igual de grandes, y la cara afeminada le da un cojunto armónico. Me digo, tiene que ser gay. Con un jersey morado, y perfectamente conjuntado con su mochila. Pero sus piernas abiertas 90 grados, y su descuidado aspecto me lo hacen dudar (además de mis feromonas que chillaban que "eso" no podía ser gay). Cuando se da cuenta de que hay alguien delante se incorpora, cierra la boca y se pone y se vuelve a quitar las gafas. Durante unos minutos mira alrededor como perdido, con los ojos hinchados todavía del sueño y me mira. Abre su mochila y saca un libro. "Sonatas de Schubert" en alemán. Me doy cuenta de que en su mano izquierda lleva una venda, como la de los futbolistas, y me acuerdo de que en el conservatorio los violinistas las llevaban, en la mano izquierda, para no lesionarse con las notas más agudas. La mayoría de las sonatas de Schubert son para violín y piano. Es violinista. Parapetada tras mis gafas de sol no aparto mis ojos de cada uno de sus detalles. Detrás hay unas mujeres mayores que vuelven la cara para verle y cuchichean. Pero mi calle está cerca. Bájate aqui, bájate aqui. Cojo mi bolso, clara señal de que mi parada es la siguiente. Me mira, me deja paso y me voy. Él viene detrás mía. Bajamos del bus y, cómo no, yo voy hacia izquierda, y él a la derecha. Horas más tarde llego a mi casa y, todavía no sé por qué, me pongo a buscar en el youtube. Y menos sé aún por qué encontré un vídeo de "The way we were". Y cuál sería mi sobresalto, estúpido e infantil, al ver el comienzo de la película. Él hermoso y digno... con el cabello rubio y durmiendo con la cabeza hacia atrás y la boca abierta. Y ella fea y contestataria, que le mira."

Esto fue un 15 de Diciembre. No lo volví a ver. Hasta este 11 de Junio, lunes. Me acordaba perfectamente de su cara. Aunque más delgado y menos favorecido, pero daba igual, era él, estaba segura. Me senté de frente pero bastante lejos. No tuve problemas para verle porque había poca gente. Silbaba y miraba por la ventana con una camiseta azul oscura. Se bajó en la misma parada de "siempre". Yo me lo tomé con ironía, casi no me lo podía creer, lo he visto otra última vez, en el mismo autobús, misma hora, meses después. Pero el problema llegó el martes. ¿Y si lo vuelvo a ver?, ¿le digo que tiene escrito un post dedicado a él?... Subí al mismo autobús, la misma hora, y ahí estaba. Esta vez le eché coraje y me senté con él. No paraba de moverse, esta vez con una camiseta verde, hasta que sacó un libro de la mochila y se puso a leer "El vizconde demediado" de Italo Calvino. Me quedé helada. Ya es extraño ver a gente leer, no digamos ya a Italo Calvino, y que no sea su "Barón rampante". Yo aproveché y no dejé de mirarle, sabía que podía ser la última oportunidad y que yo, al fin y al cabo, no iba a mover un dedo. En ese momento me llamaron por teléfono para concertar una reunión de trabajo. Mientras me hablaban se les cayó una estantería encima, con el consiguiente ruido, y yo, sin poder ocultar mi euforia de haberle vuelto a ver, no tuve más remedio que partirme de risa. A todo esto él seguía leyendo. Acababa de guardar mi móvil en el bolso cuando sonó el suyo. ¿Si?, ¿quién es, movistar?, no gracias, no me interesa. Con voz grave y algo de acento extranjero, pero con un perfecto castellano. No podía evitar mirar por la ventana mientras le escuchaba sin dejar de sonreír, qué casualidades da la vida. Esta vez tenía que bajarme en su misma parada, además. Ya menos segura al tener que incluir acciones a éste cúmulo de pensamientos, salí y casi me tuerzo un tobillo, pero salí relativamente bien del traspiés. Bajé casi corriendo por los nervios, sabía que andaba detrás mía. Crucé el paso de cebra y esperé mi semáforo como quien no quiere la cosa, pero de pronto me di cuenta de que no estaba. ¿Se habrá parado hoy en otro lado?, ¿habrá cogido otro desvío?. Yo seguía andando hacia la calle por donde siempre se metía, una calle estrecha y vacía. Miré hacia atrás y nada. En fin, qué más podía pedir, había estado bien la cosa... Dos días seguidos. ¿Sería casualidad?, ¿volvería a desaparecer?. Eché un último vistazo melancólicamente hacia la parada de autobús y... aquí estaba, justo detrás mía. Pasó a mi lado, con su camiseta verde y la mochila, y se metió en un bloque de pisos. Muy bien, aqui vive, C/ Virgen de Montserrat. Montserratito. Por dios, quita, quita...
Miércoles a la misma hora. El autobús no pasaba. Si se retrasa es posible que haya cogido otro anterior. Lo más seguro es que no lo volviese a ver, pura estadística. Ahí está el bus. Me subo, llego hasta la parte de más atrás, y nada, no está. Me lo olía. En fín, era lógico. Y yo que traía mi libro de Cioran... Qué vacío parecía el autobús entero. En fin, era esperable. Fue subiendo gente en las distintas paradas, se iba llenando el bus, pero estaba igual de apagado. Hasta que... ahí está. Hoy cogió una parada más lejana. Pero ahí está. Con su camiseta verde de ayer (qué guarro, jajaja). A mi lado no había nadie, pero esta vez no se sentó, se quedó de pie junta a la ventana, de nuevo silbando. Y ya sí, mirando hacia la chica que veía por tercera vez en la semana y que no dejaba de mirarle. A la hora de bajarse del bus esta vez fue él el que dió el traspiés, y yo la que tuve que quedarme esperando mi destino, que no era el mismo de él, hoy por lo menos...
Jueves. Hoy sí, hoy tenía que verle. Si lo he visto los tres primeros lo normal es que hoy también. Mismo bus, misma hora, subo atrás del todo y nada, no está. Pero da igual. Sé que se puede subir más tarde. Pero tampoco. Me bajo en mi parada y... qué triste todo. Alguien con el que no he hablado en mi vida (ni hablaré), pero qué triste se ha quedado hoy todo. Para colmo ha empezado a llover, una lluvia débil, intermitente, pero que cala tanto...

7.9.07

La chispa adecuada

Las palabras fueron avispas

y las calles como dunas

cuando aún te espero llegar

de un momento a otro

en un ataúd guardo tu tacto

una corona

y tu pelo enmarañado

queriendo encontrar

un arco iris infinito

Mis manos que aún son de hueso

y tu vientre sabe a pan

la catedral es tu cuerpo

(no será del enemigo)

eras verano y mil tormentas,

y yo el león que sonríe a las paredes

que he vuelto a pintar

del mismo color

no sé distinguir

entre besos y raíces

no sé distinguir

lo complicado de lo simple

y ahora estás en mi lista

de promesas a olvidar

todo arde si le aplicas

la chispa adecuada

"escribe con carbón

y en mi pensamiento,

que cruzamos océanos de tiempo

dibujando los garabatos

de mis fantasías

poco es tanto

cuando poco necesitas"

el fuego que era a veces propio

la ceniza siempre ajena

blanca esperma resbalando

por la espina dorsal

ya somos más viejos y sinceros,

qué más da

si miramos la "laguna"

como llaman a la eternidad

de la ausencia

27.8.07

El príncipe (Cuento infantil para mi sobrino)

Érase una vez un niño con los ojos más negros y más grandes que una noche sin luna. Se llamaba Gustavo y cuando sonreía toda la cara le cambiaba, se le achinaban los ojos y se convertía en un duendecillo travieso. El día que nació, su abuelita Lili le regaló una caja cuadrada, con brillo y sin color, y le dijo a su mamá, "este niño es un príncipe, cuando abra esta caja sabrá porqué. No puede abrirla antes de los dieciocho, sino dejará de serlo". Gustavo fue creciendo y su papá le decía todos los días que la vida le daría algo bueno, lo mejor, y que cuando fuese mayor vería porqué. Guardaron la caja como el mayor tesoro, envuelta en oro y perfumes. Y mientras, el niño se fue haciendo mayor. Cuando tenía 13 años, no sabía muy bien si era grande o pequeño. Quiso abrir la caja para que le ayudase a saber, quién era él, porqué estaba aquí, qué iba a ser de él. Pero su papá le dijo, paciencia, hijo, todo se responde en la vida con el tiempo, pero hay que saber esperar. Y esperó, y esperó. Pero según fue creciendo se iba dando cuenta de que la vida no era lo que esperaba. Que había decepciones, que había dolor, pena, y que él, el príncipe, no iba a reinar en nada. Un día, cansado de esperar, robó la caja. Abrió el envoltorio de oro, desató los lazos de luz y, a punto de ver lo que había dentro, recordó a su abuelito Rafael, un día de lluvia cuando él tenía 3 años, y una tormenta le asustó. Se abrazó al abuelo y se puso a llorar. Entonces su abuelo le dijo, Gustavo, recuerda, esa caja te espera. Pase lo que pase hay algo ahí que te protege, que te hace invulnerable. No tengas miedo, y piensa en la caja. Pensó, y decidió hacerlo bien, no la abriría antes de los dieciocho, no defraudaría a sus abuelitos. Se alegró de tener algo, se animó y dejó para más tarde desvelar el misterio...
El día que cumplió 18 años era un día frío y con viento. Pero él sólo pensaba en la caja. Hoy, por fin, sabría porqué es un príncipe, qué le protegía, y qué significaba la vida. Nervioso y esperanzado empezó a desatar los lazos de luz. Levantó la tapa y se asomó a la ranurita que dejó abierta. Pero todavía no se veía nada, sólo unos colores sin nombre. Y acelerado como estaba no esperó más y, de un golpe, quitó la tapa. Y ahí estaban. Distintas imágenes que se escaparon y volaron alrededor de él. Esas imágenes no las conocía. Pero eran momentos de su vida y caras familiares. Su mamá cuando lo vio la primera vez, nada más nacer, y emocionada le dió el abrazo más grande de todos los mundos posibles. Su papá llorando de alegría delante de un bebé que abría los brazos en gesto de enfado mientras berreaba. La casa de sus abuelitos llena de fotos del rey de la casa. Su tita Lilí bailando y haciendo muecas para él, el abuelito Rafael abrazándole como si le fuese la vida en ello. La abuelita Lili repitiendo gestos y palabras suyas, haciendo de él su tema de conversación principal, y con la alegría más grande y más orgullosa del universo. Las sonrisas y besos de su abuela Lucrecia, su abuelo Ángel... Y entonces se dio cuenta de todo. Cerró la caja, sonriendo y llorando de felicidad, se asomó a la ventana y gritó a los cuatro vientos: "Soy un príncipe, todas estas personas me quieren, y ellos son reyes. Siempre me querrán, siempre estarán ahí, y cuando me caiga me cogerán, y cuando tropiece me ayudarán a levantarme. ¡¡¡Soy el mayor príncipe del mundo!!!"

21.8.07

Sonata para un buen hombre

Un aburrido y solitario hombre de la policía secreta de la RDA en los últimos años del régimen socialista es experto en reconocer los rebeldes al gobierno. Les interroga, sin una pizca de flexibilidad, y creyendo a raja tabla en los postulados para los que trabaja. Hasta que se encarga directamente del espionaje de un intelectual sospechoso. Tras escucharle hablar, sus ideas, conocer sus amigos, sus deseos, sentimientos, se le va haciendo cada vez más difícil juzgarle, incluso delatarle cuando se da la ocasión. Entonces se vuelven las tornas y se convierte en cómplice de llevar a la luz injurias contra el régimen, que no son más que informes veraces sobre el estilo de vida paupérrimo de la RDA. Los jefes se enteran de su pasividad primero, y más tarde de su colaboración directa con los espiados, por lo que es rebajado al mínimo en su categoría laboral, encargándose de abrir cartas exclusivamente. Los años pasan, y el muro de Berlín cae. Pero eso a él no le cambia mucho su estilo de vida, convertido ahora en cartero de la nueva Alemania. Mientras, el intelectual al que libró de la cárcel se encuentra con la verdad en los archivos guardados. Le busca para agradecérselo. Le ve y, en contra de lo que todos queremos, no se acerca. Pero a cambio, le dedica un libro, "Sonata para un buen hombre".

En un momento de la película el autor teatral está tocando el piano, la creación de un amigo que acaba de suicidarse por las condiciones infrahumanas en que le ha dejado estar en las listas negras del gobierno de la RDA, y que le regaló por su cumpleaños. Se titula "Sonata para un buen hombre". El policía que está escuchando todo, lo recibe arrobado, encantado y sobrecogido. Y delante de esta imagen, el intelectual dice "no puede haber persona que escuche esto, que lo escuche de verdad, y sea mala persona". Sabemos que el policía hasta entonces estricto y severo, es buena persona. Esta buena persona, mejor dicho, el actor que lo encarna, acaba de morir de un cáncer. Aquí mi recuerdo a todos los buenos hombres y mujeres anónimos, y a este actor que supo encarnarlo tan bien.

13.8.07

Silvia de la mañana

Amigos, en el día posterior a las lágrimas de San Lorenzo de un verano fresco he pensado, desde este lejano rincón del mundo, en hacer un homenaje a mi querido Chris Stevens. Quien haya visto la serie "Doctor en Alaska" sabrá de lo que hablo. Chris de los cielos, tú que estás ahí, y no en una boda griega, esto es para tí:

"No os lo toméis a la ligera, amigos, si la música es el camino al corazón, como sugería Voltaire, entonces la palabra es el camino hacia otras personas Vive en silencio y vivirás solo".


"A la fantasía le han dado una buena zurra, y el caos se ha hecho dueño de estos tiempos racionales y patológicamente normales. Incluso aquí arriba, en Alaska, le estamos dando la espalda a la bestia. Preferimos ir al zoo, donde el león no puede comerte, en lugar de ir a la jungla, donde sí puede. Que lastima no ser más valientes".


"La mayoría habéis estado donde yo estoy esta noche, en el lugar del accidente del amor no correspondido. Y os habéis preguntado ¿cómo he llegado yo hasta aquí? ¿qué tiene ella de especial? ¿será su sonrisa? ¿cómo cruza las piernas? ¿la forma su tobillo? ¿la conmovedora vulnerabilidad de su cintura? ¿cuál son esas cosas efímeras e ilusivas que encienden la pasión en el corazón humano? Es la eterna pregunta, el alimento perfecto para la mente en una cálida noche de verano Eh, tu lo has dicho mejor, Will. El amor no mira con los ojos sino con el corazón. Por eso al alado Cupido siempre lo pintan ciego".


"En cada ser humano hay un lado oscuro todos queremos ser Obi Wan Kenobi y en gran medida lo somos pero también hay un Darth Vader dentro de nosotros. No se trata de que tengamos que elegir entre una cosa u otra porque estamos hablando del dialéctica, del bien y del mal que coexisten en nuestro interior. Podemos huir pero no escondernos. Seguid mi consejo, enfrentaos a la oscuridad, cara a cara y hacendarla. Como dice nuestro amigo Nietzsche, ser un ser humano ya es bastante complicado así que darle un buen abrazo a la oscuridad del alma y gritar el eterno si".


... Continuará...

6.8.07

El hombre de Tian'anmen

También conocido como el Rebelde Desconocido, este fue el apodo que se atribuyó a un hombre anónimo que se volvió internacionalmente famoso al ser grabado y fotografiado en pie frente a una línea de varios tanques durante la revuelta de la Plaza de Tian'anmen de 1989 en la República Popular China. La foto fue tomada por Jeff Widener, y se transmitió esa misma noche siendo titular en cientos de periódicos, noticieros y revistas de todo el mundo. El hombre se mantuvo solo y en pie mientras los tanques se le aproximaban, sosteniendo dos bolsas similares una en cada mano. Mientras los tanques iban disminuyendo la marcha, él hacía gestos para que se fueran. En respuesta, el tanque situado en cabeza de la columna intentó sortearlo; pero el hombre se interpuso repetidamente en su camino, demostrando una tenacidad y resistencia enormes. En Occidente, las imágenes del rebelde fueron presentadas como un símbolo del movimiento democrático chino. Un joven arriesgando la vida para oponerse a un escuadrón militar. Dentro de China, la imagen fue usada por el gobierno como símbolo del cuidado de los soldados del Ejército Popular de Liberación para proteger al pueblo chino: a pesar de las órdenes de avanzar, el conductor del tanque rechazó hacerlo si eso implicaba dañar a un sólo ciudadano.

31.7.07

Mar de verano


Llévame donde el mar y el cielo se confunden. Tráeme la brisa del océano de verano y la noche de luna llena. Salpica todo de hogueras de San Juan, celebra la quema de todo lo malo, abrázame y di que no quieres que acabe nunca. Cojamos arena en nuestras manos, tiempo por venir, y acariciemos la dicha de ver cómo no se puede apresar, cómo se va, frente a las olas frescas que arrugan la piel. Entre sal y olor a nube blanca grita a los cuatro vientos que eres eterno, que morirás con el mar de verano.

27.7.07

Bella del Señor-Solal

Solal es una fuente de energía con la que no todo el mundo puede luchar. Como la insulsa Aude, la que prefiere al Solal rico, teatral y falso. A partir de ahi él no puede dejarse ver tal y como es, aprende la lección, y con Arianne (de aria, contraria a él, judío) hará el papel a la perfección, sin mácula. Pero su lucidez inmensa no puede más que asquear del asunto, sabiendo que no es él, que hay que elegir pasión a ternura para no perder, para que la obra salga bien. Rehogada de vez en cuando con un poquito de enfado, de excentricidades, para no habituarse a la rutina, para no darse cuenta del aburrimiento existencial, de lo falso que es todo, y de que el amor no existe. Pero él reniega de todo esto. Sabe que es el único modo de mantener en escena la función, pero esta conciencia no le deja siquiera disfrutar de ello. Extranjero en todos los sitios y países, sólo se ve aceptado tal cual es por una enana judía que le cura las heridas de una paliza que le dan unos nazis. Por su abuelo centenario y demenciado, con momentos de lucidez que ponen a todo y todos en su sitio, con el que acaba vistiéndose de rabino, rezando delante de todos los cristianos, afirmándose en sus raíces, y exponiéndose a las burlas y expulsiones de los correctos y adecuados calvinistas. Todos sabemos que ninguna mujer logra conocerle, en el fondo ninguna quiere, sólo buscan quedarse con sus adjetivos positivos. Busca algo más fuera de su círculo, pero al final, después de haber vivido todo lo visible y lo invisible, la imagen que llena su conciencia es él de pequeño, en su isla mediterránea, con sus paisajes, amigos y juegos, percatándose de lo poco que significan todas sus mujeres, sus anhelos y sus trabajos.

22.7.07

Johnny Guitar Logan Hayden

- ¿De verdad creías que después de cinco años te estaría esperando?
- El camino es largo, desde Albuquerque. Dejé que mis pensamientos viajaran. Me decía que sería muy bonito estar juntos de nuevo.
- Es muy generoso de su parte, Sr. Logan. ¿Es una proposición?
- Un hombre debe echar raíces en algún sitio. Este me parece un lugar tan bueno como cualquier otro.
- Es la declaración más conmovedora que una mujer haya oído nunca. Estoy abrumada.
- Quizás no esté bien expresada, pero esa es la idea general, ¿no?
- No, Sr. Logan, no es esa la idea.
- Supón que me lo cuentas.
- Es una triste historia.
- Me gustan las historias tristes.
- Hace cinco años una muchacha conoció a un hombre. No era ni bueno, ni malo, pero ella le amaba. Quería casarse con él. Trabajar a su lado. Construir un futuro con él...
- Hubieran vivido contentos y felices.
- No lo hicieron. Se separaron. Él no se veía atado a un hogar.
- Entonces ella hizo algo inteligente al no casarse con él.
- Ella era inteligente. Aprendió a no enamorarse nunca más.
- Cinco años es mucho tiempo. Ha debido conocer otros hombres desde entonces...
- Algunos.
- ¿Y si aquel hombre volviera?
- Cuando un fuego se extingue por sí solo, no quedan más que cenizas.




- ¿A cuántos hombres has olvidado?
- A tantos como mujeres tú recuerdas.
- ¡No te vayas!
- No me he movido.
- Dime algo agradable.
- Claro. ¿Qué quieres que te diga?
- Miénteme. Dime que me has esperado todos estos años. Dímelo.
- Te he esperado todos estos años.
- Dime que habrías muerto si yo no hubiese vuelto.
- Habría muerto si tú no hubieses vuelto.
- Dime que aún me quieres como yo te quiero.
- Aún te quiero como tú me quieres.
- Gracias (bebe). Muchas gracias.


27.6.07

Novela I

Él nació moreno, con mucho pelo y feo como pegarle a una madre. Fue creciendo igual de feo y muy gordo. Los niños le daban de lado y las niñas se reían de él. Pasó su infancia encerrado en la habitación leyendo toda clase de libros, esperando encontrar uno que le diese la clave de cómo vengarse de todo el mundo. Llegó a los catorce sin un amigo, sin conocer lo que eran los lugares de ocio para chicos de su edad, y hablando como un sabio a sus familiares mayores. Sus tíos y primos le consultaban sobre cualquier problema o duda, nada que él no pudiese solucionar. Y en medio de su enorme biblioteca y la soledad fue alimentando una sabiduría de anciano, una forma de expresión de aristócrata y unos gestos comedidos y serenos. Pero de pronto, en unos pocos meses se convirtió en hombre, un hombre atractivo, un cisne de ojos verdes y piel reluciente. Sus familiares no le conocían, no se atrevían ya a preguntarle nada, su madre se sentía de alguna manera decepcionada, no era su niño, demasiadas connotaciones sexuales para serlo. Su padre empezó a sentir cierta distancia e incomodidad y así, el refugio de sus días, su familia, dejó de serlo. Con 18 años se fue a la universidad, en la que acabó trabajando. Daba conferencias y proyectaba intervenciones, convirtiéndose en el catedrático más joven del país. Pero sin abandonar su mundo de libros, todos estos años experimentó el éxito en un campo extraño para él, e imposible hasta entonces. Las mujeres. Inesperadamente ellas pedían su atención. Incluso demasiado y demasiadas. Al principio se sentía incómodo y lo tomaba como su particular revancha. Pero poco fue acostumbrándose y, sin negar que disfrutaba de la situación, se propuso enamorar al mayor número posible.Él se sentía fuera de peligro. Asqueado por cómo le habían tratado siempre, no podía más que sentir desprecio por todas. No había una que conociese o compitiese en sus intereses intelectuales, lo que hacía aún mayor su desprecio. Con el tiempo, además, se fue puliendo más y más su belleza, él salía ya casi todos los días, aún a costa de no dormir muchas veces, y todos las noches, sin falta, tenía una compañera nueva de colchón.

novela II

Les cayó mal desde el principio. Alto, enorme, con hombros en forma de T, pelo largo y castaño y ojos verdes. Demasiado guapo para caer bien a un hombre. Los dos sentados en la mesa más cercana al escenario, y él, sonriente y brillante, apoyado en la barra solo, de blanco entero. Aparecían las mujeres y lo observaban fijamente, intentando capturar su luz, su aroma. Y él, lejano y genial, sonreía a su compañera invisible agachando la cabeza en un gesto de timidez que dulcificaba por un momento su aire de seguridad y aplomo.En ese momento entró por la puerta Melania. Lo divisó desde lejos, y se fue hacia él. Hablaron percatándose detalle a detalle de sus cuerpos, sus gestos. Y Traso desde su mesa los odiaba, venían de otro mundo desconocido para él de ventajas y glorias. No podía ni imaginar competir con él, con sus ojos almendrados, su aura de fantasma genial, tan grande y tan blanco, tan puro con su sonrisa bordada y su gesto sobrehumano.Pero entonces vino el desastre. Acercó su mano al cuello de Melania, guardándola debajo de su pelo suelto, recogiendo su barbilla y acariciando sus labios, una limpieza superficial de algo que instantes después besó, con la energía del que sabe que lo hace bien y que tiene entre sus fauces un bocado celestial.

23.6.07

Juego de Peyote

Se trata de contar 8 cosas de uno mismo.Además de las 8 cosas tiene que escribir en su blog las reglas.Por último tiene que seleccionar a otras 8 personas y escribir sus nombres.Por supuesto no hay que olvidar dejarles un comentario para que se enteren de que han sido seleccionadas para este juego.

¿8 cosas mías?.....
- Hace poco hice un test ideológico, y había 4 posibles resultados, facha, liberal, rojo y "drogata maricón". A mi me salió esto último...
- Leo todas las noches antes de dormir. El tiempo que le dedico depende de lo interesante que sea el libro.
- Soy psicóloga de profesión porque me "resultaban" fascinantes las personas.
- Lo bueno lo siento muy bueno, y lo malo muy malo.
- Duermo con una gata blanca y viejita.
- Siempre busco, no sé qué.
- Soy extranjera en todos los sitios.
- ¿Míos?, mis recuerdos.


Que conteste quien quiera, todos los que están agregados están invitados.

15.6.07

Continuidad en los autobuses

"Desde que me he levantado no he hablado con nadie, excepto en el trabajo. Según van pasando los minutos mi ánimo se va haciendo más y más insoportable. Pero resulta que la ciudad está llena de gente, (y de coches). Subo al autobús urbano, me agarro como puedo a la barra para no caerme, y aún así consigue el conductor casi tirarme al suelo (día completito). Pero, ¡oh, sorpresa!, veo allí al fondo dos asientos libres, cosa inexplicable en hora punta. Voy disparada hacia ellos y me siento delante de un chico joven. Está dormido, con la cabeza hacia atrás y la boca abierta. Lleva unas gafas de miopía enganchadas en su enmarañado pelo rubio. Y pienso en lo que me dice siempre una amiga mía, "unos mean en lata y no suena". Y me imagino a mi en la misma postura y sería de todo, menos agradable de ver. Tiene una nariz algo grande, pero los labios igual de grandes, y la cara afeminada le da un cojunto armónico. Me digo, tiene que ser gay. Con un jersey morado, y perfectamente conjuntado con su mochila. Pero sus piernas abiertas 90 grados, y su descuidado aspecto me lo hacen dudar (además de mis feromonas que chillaban que "eso" no podía ser gay). Cuando se da cuenta de que hay alguien delante se incorpora, cierra la boca y se pone y se vuelve a quitar las gafas. Durante unos minutos mira alrededor como perdido, con los ojos hinchados todavía del sueño y me mira. Abre su mochila y saca un libro. "Sonatas de Schubert" en alemán. Me doy cuenta de que en su mano izquierda lleva una venda, como la de los futbolistas, y me acuerdo de que en el conservatorio los violinistas las llevaban, en la mano izquierda, para no lesionarse con las notas más agudas. La mayoría de las sonatas de Schubert son para violín y piano. Es violinista. Parapetada tras mis gafas de sol no aparto mis ojos de cada uno de sus detalles. Detrás hay unas mujeres mayores que vuelven la cara para verle y cuchichean. Pero mi calle está cerca. Bájate aqui, bájate aqui. Cojo mi bolso, clara señal de que mi parada es la siguiente. Me mira, me deja paso y me voy. Él viene detrás mía. Bajamos del bus y, cómo no, yo voy hacia izquierda, y él a la derecha. Horas más tarde llego a mi casa y, todavía no sé por qué, me pongo a buscar en el youtube. Y menos sé aún por qué encontré un vídeo de "The way we were". Y cuál sería mi sobresalto, estúpido e infantil, al ver el comienzo de la película. Él hermoso y digno... con el cabello rubio y durmiendo con la cabeza hacia atrás y la boca abierta. Y ella fea y contestataria, que le mira."



Esto fue un 15 de Diciembre. No lo volví a ver. Hasta este 11 de Junio, lunes. Me acordaba perfectamente de su cara. Aunque más delgado y menos favorecido, pero daba igual, era él, estaba segura. Me senté de frente pero bastante lejos. No tuve problemas para verle porque había poca gente. Silbaba y miraba por la ventana con una camiseta azul oscura. Se bajó en la misma parada de "siempre". Yo me lo tomé con ironía, casi no me lo podía creer, lo he visto otra última vez, en el mismo autobús, misma hora, meses después. Pero el problema llegó el martes. ¿Y si lo vuelvo a ver?, ¿le digo que tiene escrito un post dedicado a él?... Subí al mismo autobús, la misma hora, y ahí estaba. Esta vez le eché coraje y me senté con él. No paraba de moverse, esta vez con una camiseta verde, hasta que sacó un libro de la mochila y se puso a leer "El vizconde demediado" de Italo Calvino. Me quedé helada. Ya es extraño ver a gente leer, no digamos ya a Italo Calvino, y que no sea su "Barón rampante". Yo aproveché y no dejé de mirarle, sabía que podía ser la última oportunidad y que yo, al fin y al cabo, no iba a mover un dedo. En ese momento me llamaron por teléfono para concertar una reunión de trabajo. Mientras me hablaban se les cayó una estantería encima, con el consiguiente ruido, y yo, sin poder ocultar mi euforia de haberle vuelto a ver, no tuve más remedio que partirme de risa. A todo esto él seguía leyendo. Acababa de guardar mi móvil en el bolso cuando sonó el suyo. ¿Si?, ¿quién es, movistar?, no gracias, no me interesa. Con voz grave y algo de acento extranjero, pero con un perfecto castellano. No podía evitar mirar por la ventana mientras le escuchaba sin dejar de sonreír, qué casualidades da la vida. Esta vez tenía que bajarme en su misma parada, además. Ya menos segura al tener que incluir acciones a éste cúmulo de pensamientos, salí y casi me tuerzo un tobillo, pero salí relativamente bien del traspiés. Bajé casi corriendo por los nervios, sabía que andaba detrás mía. Crucé el paso de cebra y esperé mi semáforo como quien no quiere la cosa, pero de pronto me di cuenta de que no estaba. ¿Se habrá parado hoy en otro lado?, ¿habrá cogido otro desvío?. Yo seguía andando hacia la calle por donde siempre se metía, una calle estrecha y vacía. Miré hacia atrás y nada. En fin, qué más podía pedir, había estado bien la cosa... Dos días seguidos. ¿Sería casualidad?, ¿volvería a desaparecer?. Eché un último vistazo melancólicamente hacia la parada de autobús y... aquí estaba, justo detrás mía. Pasó a mi lado, con su camiseta verde y la mochila, y se metió en un bloque de pisos. Muy bien, aqui vive, C/ Virgen de Montserrat. Montserratito. Por dios, quita, quita...

Miércoles a la misma hora. El autobús no pasaba. Si se retrasa es posible que haya cogido otro anterior. Lo más seguro es que no lo volviese a ver, pura estadística. Ahí está el bus. Me subo, llego hasta la parte de más atrás, y nada, no está. Me lo olía. En fín, era lógico. Y yo que traía mi libro de Cioran... Qué vacío parecía el autobús entero. En fin, era esperable. Fue subiendo gente en las distintas paradas, se iba llenando el bus, pero estaba igual de apagado. Hasta que... ahí está. Hoy cogió una parada más lejana. Pero ahí está. Con su camiseta verde de ayer (qué guarro, jajaja). A mi lado no había nadie, pero esta vez no se sentó, se quedó de pie junta a la ventana, de nuevo silbando. Y ya sí, mirando hacia la chica que veía por tercera vez en la semana y que no dejaba de mirarle. A la hora de bajarse del bus esta vez fue él el que dió el traspiés, y yo la que tuve que quedarme esperando mi destino, que no era el mismo de él, hoy por lo menos...

Jueves. Hoy sí, hoy tenía que verle. Si lo he visto los tres primeros lo normal es que hoy también. Mismo bus, misma hora, subo atrás del todo y nada, no está. Pero da igual. Sé que se puede subir más tarde. Pero tampoco. Me bajo en mi parada y... qué triste todo. Alguien con el que no he hablado en mi vida (ni hablaré), pero qué triste se ha quedado hoy todo. Para colmo ha empezado a llover, una lluvia débil, intermitente, pero que cala tanto...

10.6.07

Las noticias del día (y del año)

UNAS MONJAS DEMUESTRAN LOS BENEFICIOS DE LA CERVEZA


Unas monjas castellano-leonesas han demostrado que beber cerveza de modo regular ayuda a reducir los niveles de colesterol, según los resultados de un estudio divulgado el jueves. Cincuenta monjas bebieron medio litro de cerveza al día durante 45 días.

"Cuando me miraron el colesterol resulta que ponía casi trescientos no sé cuantos más y en ese momento vino la cerveza y bajé a 210, soy muy feliz", dijo a TVE sor María Jesús. "Nosotras nos prestamos a hacer ese bien a la humanidad", dijo sor Almerinda Álvarez .



UN EMPRESARIO BELGA NIEGA UN EMPLEO PORQUE SU PERRO ES RACISTA


El empresario alejó al hombre nigeriano incluso antes de que pudiera entrar, y escribió una carta a la oficina laboral diciendo que no podía contratar al hombre debido a su raza, añadiendo que había riesgo de que su perro le mordiera.
La oficina laboral ha concluido que el hombre belga es racista y lo ha quitado de su lista de posibles empresarios.
"Mi perro es racista. No yo", dijo el belga a De Standaard.
El nigeriano, que lleva viviendo en Bélgica 32 años, dijo que no era la primera vez que era rechazado de un trabajo debido a su color, aunque otros empresarios han sido más sutiles. (A la izquierda véase perro).


DOS PERROS DETENIDOS...POR ACOSO SEXUAL

Dos perros callejeros tailandeses que se habían convertido en estrellas de la búsqueda de drogas en un aeropuerto cerca de la región productora de opio conocida como "Triángulo Dorado", han sido despedidos por orinar en el equipaje y acosar sexualmente a las pasajeras.

"A él le gustaba orinar en el equipaje mientras buscaba drogas en su interior", señaló el teniente coronel de la policía Jakapop Kamhon, ex entrenador Mok. "También le gustaba montarse en las piernas de las mujeres", agregó.
"Ambos eran tan buenos como los perros extranjeros entrenados para misiones contra drogas", declaró Kamhon. "Pero eran callejeros, por lo que sus modales eran peores que los de los perros extranjeros de raza", añadió.
Mok y Lai trabajan ahora en una granja, guiando pollos y cerdos, informó el periódico.

8.6.07

La sanidad en España

Después de pasar como he podido tres días con faringitis "roja", esta mañana he tenido que ir al médico porque me llegó "la blanca". Me explico. Yo tengo faringitis crónica, no tengo mucosa suficiente en la garganta, y se me agarran siempre todos los virus. La primera fase es una inflamación de la garganta en la que se pone roja. Pero si se agrava con una infección me salen unas pintitas blancas en las amígdalas. Y hoy aparecieron. Fui al médico a las dos de la tarde, cuando ya no estaba, así que tuve que ir de urgencias (que era lo que quería para no esperar). En la consulta se encontraban dos doctores, un hombre y una mujer, ambos mayores de los setenta, creo. Por lo menos lo parecía. Ella tenía más arrugas que un higo, sin dientes, con zapatos altísimos de plataforma y una camiseta que ponía "I´m too sexy", negra con letras rojas y lentejuelas. Maquillada hasta detrás de las orejas, y con el pelo negro azabache teñido, parecía una barbie geriátrica. Se pusieron entre los dos a pelearse porque no se decidían si darme más antiinflamatorios o menos. Ella le decía que me haría daño al estómago "pororesita", y él que me haría falta, pero no tanto... Después de un buen rato así me llenaron las manos de pastillas de todos los tipos y colores, la primera vez en mi vida que me dan el tratamiento entero gratis, y ellos se quedaron discutiendo acerca de si habían rellenado unas fichas o no...

6.6.07

Los guiris son "ruaros, ruaros"

Lo cierto es que, si me pongo a pensarlo, mi vida no es tan aburrida...
A las tres de la tarde en Sevilla, a 35 grados (me obligo a no repetir mucho el calor que hace, aún nos esperan los cuarenta y muchos de Agosto), con una faringitis de caballo y cerca de 38 de fiebre, tuve que sujetarme como pude para no caerme con las embestidas del bus urbano. Estaba todo lleno, pero ¡oh¡, sorpresa, una viejita sentada justo a mi lado se fue. Miré rápidamente alrededor para percatarme de la presencia de dos especímenes muy peligrosos en estos casos. Los viejitos, embarazados, o con críos, y los que miran con deseo MI silla. Dos segundos después estaba sentada, mirando los árboles de la ciudad y sonriendo. Florecillas violetas, el Parque Maria Luisa, los coches. Pasó un autobus enorme, de los de sillitas en el techo para los turistas, muchos guiris haciendo fotos, y todos sudando como pollos. Uno de ellos, con barba y barriga de mucha cerveza, se emocionó al ver un edificio y se levantó cámara en mano. Foto por aqui, foto por allá, cuando se entrecruzó en su camino la rama de un árbol, concretamente en su cara. En contra de lo que me esperaba el tío no se movió un dedo de su postura y siguió haciendo fotos, y las ramas siguieron dándole, hasta que una, debió de ser más gruesa, le echó para atrás. Cada vez que le pegaba en la cara una, sólo hacía una morisqueta como de desagrado (debe de ser la barba).

5.6.07

Cada día puede verse como algo nuevo?

Reconozco que me he cansado de mi propio blog. No es la primera vez que lo digo. Y todo porque como veo todos mis días iguales (o parecidos, o no dignos de ser escritos) pues no sé qué escribir. Pero esto va a cambiar. Hasta ahora esperaba algo "digno" de escribir. Ya no. De hecho, la mejor literatura es la que es capaz de hacer maravilloso lo cotidiano. A partir de ahora, bienvenidas anécdotas.

4.5.07

papeles guardados II

Tu boca es mía, la siento al lado de mis sienes, en afán ansioso lisonjera. La beso y beso tus carnes, tus vísceras, tus líquidos tibios, los ímpetus salados y viscosos. El mundo se recoge a tus labios y se rinde a la capa mística, quística, elíptica, característica de tu boca. Tu boca no es mia, soy yo, como todo lo tuyo. La manera de tus días es el verso de un poeta derruído y soterrado bajo el ritmo, el gusto de canela y enchilada, el futuro de mis ascos y pendencias a tus pies de puta, de amada, de reina, de ladrona, de mi.

30.4.07

Esta es la verdadera belleza

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
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Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
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El viento de la noche gira en el cielo y canta.
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Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
¡La besé tantas veces bajo el cielo infinito!
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Ella me quiso, a veces yo también la quería.
¡Como no haber amado sus grandes ojos fijos!
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Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido,
.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
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Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
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Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
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Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise!
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
.
Porque en noches como ésta, la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.



Pablo Neruda