13.9.05

Aquellas pequeñas cosas

Uno se cree que los mató el tiempo y la ausencia, pero su tren vendió billete de ida y vuelta... Hoy he pasado por el solar abandonado con dos montañitas de arena de hace 7 años. Ahora es una iglesia. El sol lucía de la misma manera, pero ahora estaba sola intentando descubrir las diferencias y semejanzas. Mucho queda de todo eso, en realidad. Pero no soy la misma, me descubro admirando lo que viví como si no hubiese pasado, imposible incluso la posibilidad de que algo así pudiese pasar. Pero pasó. El olor no es el mismo que ese día, ahora no huele a salvaje, a hierba pisada o a arena, ahora no huele a nada. Llegué sucia, rebozada, no entiendo en qué momento di lugar a eso, aparté la conciencia y me dió igual pasar por el pueblo a las 8 de la mañana embadurnada de locura. Qué curioso, justo encima construyeron poco después una iglesia, con una cruz más grande que los dos montones de arena que fisgaron todo ese día.

4 comentarios:

Molina dijo...

Me gustaría saber qué fisgaron esos montones de arena.

tipodeincógnito dijo...

A mí no

simalme dijo...

Jaja, me siento halagada, no sabía que mi historia pudiese traer estas polémicas.

simalme dijo...

Los montones de arena están pagando ahora su pecado convertidos en cruz de iglesia. ¿Seguro que querrían haber fisgado de saber las consecuencias?