27.1.09

El pasado, siempre

Todavía no podía creer lo que ocurrió el día atrás. Echado en la cama, mirando el techo, pensando, sintiendo cada minuto de la noche anterior. A saltos, de lo más importante hasta los últimos detalles. La calle húmeda. Las casas viejas, enormes, que miraban desde arriba. El cielo ciego, borroso y sangrante. Las voces indiferentes de los veladores entre la niebla y los destellos rancios. Los carteles despegados a jirones. El cuadro abstracto de las paredes a pinceladas nerviosas y gruesas. Ella. El ruido de sus tacones frente a cualquier otro ruido. Su indiferencia. Envolviendo su mundo la ciudad en torno a ella. Él detrás, eterno espectador. Buscando sus palabras que no llegaban. Jugando con el tiempo, el futuro vacío de sus taconazos. El pasado diferente que llamaba al presente,al que tragará, no habrá ocurrido nada. El pasado del espectador, del don nadie con cara de pasado perpetuo.

25.1.09

Sentencia de lo penal

Hay cuatro hombres en la sala. Van subiendo al estrado de uno en uno (curiosamente de mayor a menor estatura).

- ¿Su nombre, por favor?
- Ernesto Alcázar Rico
- ¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?
- Sí, por supuesto.
- ¿Dónde estaba usted el día de autos a las 22,30 horas?
- Hablando por messenger con el profesor O´Conell.
- ¿Sabe usted dónde estaba en ese momento la víctima, Peggy Sue Dangerfield?
- No, la verdad, es amiga mia, pero no mucho. Más que nada conocida.
- ¿Es cierto que no acudió a una cita con ella el día anterior al de autos?
- Sí, es que no pude. Pero vamos, en realidad no quedé con ella. Ella me dijo que estaría por ahi y le contesté que me acercaría si no tenía mucho trabajo.
- ¿Sabe usted que estuvo esperándole sola, tal y como aseguran sus amigos Peter Parker y Mary Poppins, más de 3 horas?
- No, no lo sabía. Pero eso es problema suyo, ¿no cree?
- Yo no creo nada, sólo busco hechos. Y el hecho es que usted no apareció a una cita que tenían justo el día anterior a su desaparición.
- Es que pensaba mucho, le daba vueltas a todo y se tomaba todo a pecho. Así no puede terminar nadie bien. Una vez le comenté que tenía que moderarse, que no había que darle tanta importancia a las cosas.
- ¿Y qué le contestó?
- Que sí, que lo sabía, pero que si se moderaba tenía la sensación de perderse algo, de sentirse cobarde en cierto modo.
- ¿Y usted qué pensó de eso?
- Pues... que en parte tiene razón. Me hizo pensar. Es no conformarse, buscar continuamente, una vida al 100%. Pero la cabeza está en contra de eso. La vida no es así, es más sencilla.
- ¿Usted piensa que se buscó su fin?
- Sí. Por eso me daba miedo acercarme a ella. Tenía miedo a ver las cosas desde su mismo punto de vista, a contagiarme de su actitud.
- ¿Tan mala fue su actitud ante la vida?
- Peligrosa, sí. Para ella.

-¿Su nombre, por favor?
- Pablo.
- ....
- Pablo Ibañez.
¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?.
- Po zi, jejeje.
- ¿Se puede decir que usted es amigo de la señorita Peggy Sue Dangerfield?
- Como decir, puedes decir lo que quieras, pero sólo me acosté con ella una noche.
- ¿Y después no volvió a verla?
- Sí, para pedirle dinero.
- ¿Se lo dio?
- Sí.
- ¿Y después?
- No la volví a llamar.
- ¿Por qué?
- No sé, ¿para qué?.
- ¿Qué cree que pensaba ella de usted?
- Yo le atraía, eso se notaba.
- ¿Sabe usted que la noche anterior a su desaparición consta que le llamó?
- Sí, pero yo estaba distraido en ese momento con una nena, jejeje.
- ¿Y no la llamó más tarde para ver qué quería?
- Errr, no...¿para qué?.

- ¿Su nombre, por favor?
- Pedro Pérez Márquez.
- ¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?
- Sí.
- ¿Es cierto que vivía usted con la víctima, Peggy Sue Dangerfield?
- Cierto.
-¿Y viviendo con ella no sabe usted dónde fue el día de autos?
- No.
- ¿No le dijo que iba a algún sitio, a qué hora vendría...?
- No.
- ¿Y le daba a usted igual?, ¿no le preguntó nada al salir?
- No, ya vendría, como siempre. Y yo tengo mucho trabajo, no paro.
- ¿No tenía usted tiempo ni de preguntarle a dónde iba?
- Ya le he dicho que no.

- ¿Su nombre, por favor?
- Rubén Philip.
- ¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?
- Juro.
-¿Sabía usted que la víctima, Peggy Sue Dangerfield, estaba enamorada de usted, tal y como aseguran sus amigos Peter Parker y Julián Sorel?
- Sí, era un tanto obvio y evidente. Peggy no era una persona que pudiese ocultar o callar nada.
- ¿Y qué pensó cuando se enteró?
- Y, bueno, me halagó, cómo no.
- ¿Y le dio falsas esperanzas?
- No, nunca. Era educado con ella, pero nada más. No hay porqué dejar de tratar a las personas por eso, ¿no?.
- Pero sí es cierto que demostró algún interés especial en ella, la llamó varias veces.
- Sí, la llamé, pero no era interés especial. Fue demostración de amistad.
- ¿Cómo puede ser capaz de separar tan claramente ambos conceptos?, ¿no le atraía ella absolutamente nada?.
- Y, bueno, lo separo tan claramente porque mi voluntad lo quiere. Y sí, claro que me atraía algo, pero ¿y qué?.
- En el previo usted asegura sentirse atraido por la generosidad y la alegría, ¿quizá era alegría lo que a ella le faltaba?
- No, con muy poco se alegraba. Uno dice cosas muchas veces porque tiene que decantarse por algo, pero nunca es algo blanco o negro completamente. Yo soy triste. Y le temo a la ansiedad. Quizá como ella.
- ¿Era eso lo que le apartó entonces de ella?
- No, fue mi voluntad. Las casualidades me hubieran llevado a ella, pero mi voluntad decidió que no, decidí no cambiar la vida que llevaba y considerar peligrosos e inútiles a los especímenes como ella.

Sentencia del juzgado nº3 de lo penal de la ciudad de Mirondo, a 28 de Enero de 2009:

- Habiendo analizado los hechos del día de autos y las pruebas nº4, 6 y 8, se llega a la conclusión de que la señorita Peggy Sue Dangerfield Sorel abandonó su casa el día de autos, 3 de Noviembre de 2008, a las 6 de la tarde por voluntad propia, con una botella de whisky en sus manos y vistiendo un camisón rosa infantil. Se encaminó hacia la casa de sus padres, a pocas calles, entró en la habitación de sus progenitores, enlazó una soga en una viga del techo, se tomó un bote entero de barbitúricos (sintristezil 32) y se recostó entre dos almohadas.

Tres días después, el 6 de Noviembre de 2008, se encuentra el cuerpo de la víctima en mal estado, en la cama de la habitación de sus padres y en posición fetal. No se encuentran notas ni nada que aclare la causa del deceso.

Por todo ello se dictamina que la causa real es el suicidio, con lo que ordenamos la inmediata absolución total para los acusados Ernesto Alcázar Rico, Pablo Ibañez Seco, Pedro Pérez Márquez y Rubén Philip Pauls.

24.1.09

Una cita con Andrés

"Si atravieso la próxima espiral
complétame la fuga con un beso
por debajo del lóbulo; con eso
vendería mis bienes por el mal.
Qué sencillo intercambio: la moral
se muere entre tus piernas por exceso,
entrego la conciencia y luego ingreso
en tu nerviosa boca de panal.
Inventar un idioma que se calle.
Malhablarnos. Hacer de tí a mordiscos
mi mejor apetito hasta que estalle
la tacaña razón de los ariscos,
la obsesión de ordenar cada detalle,
el miedo a que el placer nos deje bizcos."


El Banquete
Andrés Neuman



22.1.09

El azar y la muerte

Todos decimos que no nos creemos que las casualidades signifiquen algo (estamos en el siglo XXI), pero siempre nos da qué pensar. Cierto que nunca pasarán las cadenas infinitas de azar que se dan en un libro de Auster, por ejemplo. Es precisamente esto lo que hace que no me acabe de gustar su obra (entre otras cosas). En la vida se dan casualidades, sí, pero tiene que pararse alguna vez la cadena para que nos haga pensar. Si no, hasta el azar se hace hábito. Uno se mosquea si pasa una, dos, tres casualidades, pero cuando empezamos a ponernos nerviosos es cuando acaban (¿habrá significado algo, si nohago caso me perderé algo...?). Aún así, ¿cuántas veces se han repetido ciertas casualidades en relación a una persona, por ejemplo, que cuando la conocemos es un fraude?. Buscamos y esperamos el azar, las señales, que algo sea más que la suma calculada de un mecaniscismo acción-reacción, voluntad, racionalidad... En nuestro fondo más atávico guardamos rinconcitos para las ideas desechadas por la cabeza cultural y fría. Podemos ser especiales, o serlo para alguien, o ser testigos de algo extraordinario...aunque nos digamos que son simples coincidencias o incluso la experiencia nos demuestre que no es más que eso. Pero no deja de entrarnos por ello un no sé qué por el cuerpo cuando atamos cabos que están en mundos distintos y parece, por una vez, que la vida nos mira a los ojos, se ocupa en particular de nosotros y nos habla de tú a tú, como si no nos esperase sólo una insulsa muerte.

19.1.09

Centón


Gabo había tomado el tren para ir a vender libros a los pueblos de la costa, a la hora en que el sol salpica fuego. El vagón estaba vacío hasta que subieron una mujer vestida de negro y su hija pequeña, con el aire de quienes se han salvado de un linchamiento. No cambiaron palabra, pero se miraron como si se conocieran. Las mujeres se fueron a sentar lejos. El tren avanzaba con el ritmo parsimonioso de la siesta de la tarde. Por el vidrio de la ventanilla polvorienta, observó el lento andar de los carros cargados de banano. En un raro momento en que el tren había acelerado la marcha, alcanzó a ver a alguien que no parecía del lugar, navegando en una barca, por una selva inundada, como si estuviera buscando un paso perdido entre árboles idénticos y muy juntos. Después, la vegetación fue relevada por una geografía del yermo, en la que apenas pudo distinguir, por obra del encandilamiento, a dos hombres que caminaban en fila india, el primero, tratando inútilmente de dar un pajuelazo contra unos burros que iban mucho más adelante. Tratando de zafarse del sopor que, a veces, producen ciertas inmensidades, cerró los ojos y sintió el vértigo sufrido por una muchacha, con un paquete de yerba mate en las manos, sentada a horcajadas sobre un tablón que su marido y un amigo habían colocado a una altura considerable de la calle, para que le sirviera de puente entre dos ventanas opuestas. Cuando el tren llegó a destino, creyó concluir un viaje por un libro americano.


El autor:

Adam Gai es Licenciado en Letras de la Universidad de Buenos Aires y Doctor en Letras de la Universidad Hebrea de Jerusalem. Nació en Buenos Aires en 1941, vive en Israel, desde 1972. Algunos de sus relatos han sido publicados en los sitios de las revistas Axxon, Axolotl, Minatura, El Coloquio de los Perros, el Proyecto Sherezade y el blog Esperando a Godot.

17.1.09

Solo

Algo rebota en mi cabeza
algo sin olor ni sonido,
algo que me satura
día y noche
noche y día
algo que no se ve,
algo sin temperatura,
y frío,
algo sin color,
y negro.
Algo que atenaza mis días,
y duerme conmigo.
Pero no abraza ni siente,
no llama ni habla,
solo remoto ausente,
perdido y vacío
como yo,
me adorna y lastima,
me separa e iguala,
esta existencia,
este vivir sin pena
ni alegría,
recordando lejano todo,
todo de mi
separado inerte,
sin esperar ya
más que el sol salga
cada mañana sin verlo,
esperando a que se vaya
en el eco sin color de los días.

14.1.09

El hombre de mazapán

"Hablé con ella. Soy un liante. Corazón de mentira. Me abrí paso hasta sus manos. La tumbé a mi lado. La oía en mi oreja. Estoy asustada, tengo miedo. No me obligues a hacer nada, ¿vale? Pero creo que eres amable. Y yo soy un poco echada para adelante y despreocupada, pero me preocupa mucho lo que va a pasarme, de verdad. Pero al cabo de un tiempo llegas a odiar a todo el mundo y te amargas mucho por dentro, porque no tienes ropa ni dinero ni novios ricos pidiéndote salir a sitios elegantes, y aunque sabes que en realidad todo es falso, de algún modo se te mete dentro y te encuentras resentida por el hecho de que todo lo que tienes es un buen cerebro y eres más lista que ellos, y aun así te gustaría llevar pechos falsos porque los tienes planos, pero sientes que es una mentira tan horrible y a pesar de todo, ellos lo hacen y se salen con la suya, y entonces al final te enfrentas a la dura verdad de que todas se casarán y tú no, y que van a odiar sus matrimonios, pero aun así tendrán meriendas y cócteles mientras sus maridos se acuestan con otros hombres. Era una chica perdida. Y metí el dedo en su triste y prieto agujerito, sintiéndola perdida y llorando y vagando entre la lluvia y los árboles, un mundo demasiado grande y perdido, y su cabeza oscura era tan oscura y sus ojos cerrados"

J.P.Donleavy

12.1.09

"Hay dos tipos de hombres, los buenos y los golfos. Con los buenos te casas y de los golfos te enamoras. El tercer grupo está por descubrir si es un ente abstracto inexistente. Este tercer grupo definiría el amor más grande, ese que convierte en bueno a un golfo, sólo por una mujer..."



10.1.09

Que no nos cierren la boca

Romance
QUE NO ERAN ESCUDOS, NO

[Cuando el ejército de Israel bombardea dos escuelas
en la Franja de Gaza y mata a 100 niños. 07 / 01 / 2009]

Que no nos cierren la boca,
que no pretendan sellarnos
con lacre la comprensión
ni con alquitrán los labios;
que no es el tímpano inerte
al estruendo del disparo,
cuando del tanque el cañón
siembra de muerte el asfalto.

No quieran que nuestros ojos
vean la flor en los campos
mientras los tiñen de rojo
tiernos cuerpos mutilados
de niños, que en sus escuelas
sueñan futuros honrados;
que no era escudos, no,
no pretendan engañarnos.

David contra Goliat
de nuevo en su mismo campo;
pero David es un niño
con un libro entre las manos
y es Goliat el gigante
sobre tanques galopando.

Que no son escudos, no;
eran niños estudiando,
niños que habían escrito
su carta a los Reyes Magos
pero que el rey de la guerra
le trajo un juguete malo:
un avión inclemente
que mató su sueño blanco.

Qué pensaría Jesús,
el hijo de dios humano,
si al pesebre del amor
en su tierra y en su estado,
en un tiempo de ambiciones,
tras dos mil y nueve años,
ni el oro, incienso ni mirra
le llevaban de regalo,
y María recibiera
un genocidio de llanto.

Que no, que no eran escudos,
que era el futuro soñado
en las aulas de su escuela.
Que no pretendan sellarnos
los ojos con alquitrán,
ni viertan lacre en los labios
de quien vive la palabra
con alas de diccionario.

Nicolás del Hierro, POETA del MUNDO:
http://www.poetasdelmundo.com/verInfo_europa.asp?ID=4595

Gracias, Rodolfo

8.1.09

Traso sabe que no puede pedir nada. Él lanza la red a ver quién cae y sólo piensa en enfriar y endurecer todo. El papel que toca es el de duro, macho man, la indiferencia es lo que vende. Pero cuando lo consigue, después de dos años de sequía, no sabe qué es peor. No puede pedir más. !Mucho es¡. Pero no. Está en un mundo que no entiende, las personas reaccionan más por sus circunstancias que por sus deseos. !Y se conforman¡. Y como se acostumbran, cuando pueden conseguir lo que desean, no se esfuerzan. Desidia, nihilismo. Quizá tengan razón. Quien se implica, sale escaldado. Tendremos que aprender a vivir de puntillas para no despertar las iras de nadie...


6.1.09

Han venido los reyes¡¡



4.1.09

Qué duro es examinarse...