31.12.05

Todavía viva

Aquí estoy. Sin ganas de escribir, pero con la necesidad de decir algo. ¿El qué?. No lo sé. El folio está en blanco y se me dibujan imágenes, todas parecidas. Tendré poca imaginación. Intento escapar de las ideas de siempre, pero vuelvo a caer en mis propios tópicos.
Ayer hubo susto. Cuando alguien se pone enfermo en Navidades es como más desgracia aún. Y esta noche, además, comeré las uvas en el hospital esperando la llegada de mi sobrino. Si es que las como. Aunque me da igual, no me gustan las uvas.
A veces parece que todo sale al revés. Debería haberlo conseguido antes de que naciese, pero no. El crío se adelantó, y yo me atrasé.
Qué indiferente, qué frío y pesimista suena todo esto. No me gusta. Pero no puedo evitarlo, como dice Valmont, no puedo evitarlo. Me gustaría escribir algo con humor, optimista...No puedo...Siempre es alegre la venida al mundo de un niño...Pero va a traer problemas este bebé, y no puedo olvidarme de eso.
Una vez me dijeron que no se le podía pedir tanto a la vida, que entonces todo se vuelve frustración. Desde entonces pienso que mis desilusiones son fruto de las enormes esperanzas que tengo en la vida, en la humanidad. Hasta que llega el palo, la derrota, el cabreo, la tristeza y de nuevo las esperanzas, la ilusión...Hasta la siguiente caída. Así que, si a alguien le importa, no os pongáis tristes porque yo lo esté. Simplemente vedlo como mi continua cadena de deseos e impotencias, de ilusiones y decepciones. Como el ciclo de la vida (ahora me parezco al rey león), nacimiento y muerte. Cuanto más "extremado" se es, sensible, apasionado, vitalista, o como se quiera llamar, vives todo más a fondo. Hasta el último detalle se te graba a fuego. Los sueños son mayores y más altos. Pero las caídas más profundas. A veces soy adoradora de mi imposible moderación. Otras veces se me dibuja como el sueño de la muerte en vida. Y para bien, o para mal, por lo menos por ahora, quiero sentirme viva. Aunque sea a base de golpes. Así que,en el nuevo año, abriré los brazos a los fracasos y los saludaré con un: "aquí estoy, todavía, viva".

28.12.05

Para los que sólo tienen "La otra Navidad"

Ten Esperanza. Si hay nubarrones, si hay desengaños y no ilusiones, descoge el ceño, su sombra es vana, que a toda noche sigue un mañana.

Ten Fe. Doquiera tu barca empujen brisas que braman u ondas que rugen, Dios (no lo olvides) gobierna el cielo, y tierra, y brisas, y barquichuelo.

Ten Amor, y ama no a un ser tan sólo, que hermanos somos de polo a polo, y en bien de todos tu amor prodiga, como el sol vierte su lumbre amiga.

Crece, ama, espera! Graba en tu seno las tres, y aguarda firme y sereno fuerzas, donde otros tal vez naufraguen, luz, cuando muchos a oscuras vaguen.

Schiller

La otra Navidad

Las cañerías están atascadas. Todo huele a mierda. Huyendo del olor comí ayer fuera en un restaurante. No había otro sitio que al lado de los sevicios. Una corriente helada venía de vez en cuando a enfriar mis pensamientos. Navidad. Cada luz o muñeco que veo me recuerda qué pocas posibilidades tengo de celebrar nada. Lo parecidos que son estos días a uno normal, y qué lejos está lo que yo creía Navidad. Millones de personas en el mundo, y a todos los siento tan lejos, tan falsos, tan prediseñados. Creeríais que ahora vienen los recuerdos de cuando tenía Navidad. Pero no. Ya no me creo ni eso. O es que simplemente no me acuerdo. No lo sé. Lejanía. Todo tan lejos. Recuerdos, esperanzas, fiestas, sonrisas. Estoy anestesiado a todo. No noto nada excepto asco, temor y pena. Quisiera huir, huir, pero no sé a dónde. Volar muy alto, fuera de aqui. Pero me perseguiría el olor a mierda allá donde fuese. Caer, caer hacia abajo metros y metros, notar el aire del descenso en la cara, y un segundo tan rápido, sin transición. Algo frío en la sien derecha. Un ruido brusco, tremendo, y todo terminado. Nada podrá ser tan malo como esto. Y es el único modo de quitarme el olor de encima.

20.12.05

Ante las ruinas

Dame un abrazo que borre todos los miedos y dudas.
Sujeta los extremos de mis penas, que el suelo se tambalea.
Que todo el universo se serene ante tus palabras,
que el cielo respire azul tus noches,
que huela a nube cálida y vaho sin frío.

Acércate sincero a mi genio quebrado,
rescata los dolores escondidos y cámbialos
en risas tontas e indiferencia estúpida.
Si la vida aprieta, pero bien,
si la vida hiere en lo más hondo,
que tu sonrisa cicatrice pasados
y calme obsesiones.

Yo poco podré hacer, convencer inútil
a la retórica de que seas feliz,
darte la mano sin soltarte ante los baches,
y decirte que soy, que estoy.
Poco más. Nada más.

15.12.05

A mis soledades voy

A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.
¡No sé qué tiene la aldea
donde vivo y donde muero,
que con venir de mí mismo
no puedo venir más lejos!
Ni estoy bien ni mal conmigo;
mas dice mi entendimiento
que un hombre que todo es alma
está cautivo en su cuerpo.
Entiendo lo que me basta,
y solamente no entiendo
cómo se sufre a sí mismo
un ignorante soberbio.
De cuantas cosas me cansan,
fácilmente me defiendo;
pero no puedo guardarme
de los peligros de un necio.

Lope de Vega

13.12.05

Tres personajes en busca de autor. Sonia

Tuve la seguridad de que iba a hacerlo desde el principio, a costa de lo que fuese, no podía seguir así. Me fui a su ciudad, lo busqué por trabajos y casas. Con el poco dinero que me llevé dormía en hotelitos de mala muerte, con agujeros en las sábanas y comía bocadillos. Me costó encontrarlo, pero un buen día, siguiendo el rastro del empleo anterior, lo ví. Los pies un poco para adentro, la sonrisa exagerada e imprevisible, todo igual. Excepto la expresión, mucho más desesperanzada, como ausente. Cogió el coche y, por ese día, lo perdí. Durante un año espié su rutina, sus hábitos, y ya sé dónde suele ir. Cuando se enfada con su mujercita va solo a salas de conciertos y bares a ver qué señorita solitaria cae en sus redes. Casi siempre cae alguna. Se las lleva a su pisito de soltero y lo abandonan al amanecer, lo justo para que le dé tiempo de llegar a su casa sin sospechas no más fundadas que de costumbre.
Me quedé sin dinero, así que me planteé ir a casa, pero me es imposible. Debo estar aqui. Así que empecé a alargar la mano y esperar a que me la llenasen, los desconocidos, de monedas. Pero no daba para casi nada. Dormía en los parques, portales. Les decía que se me habían quedado las llaves en el piso y normalmente me dejaban. Mientras le esperaba, dibujé lo que diferenciaba un día del anterior. Sólo eso. Sin repetir nunca lo que ya había dibujado. Y llegó un momento en el que ya no pude pintar nada. Es hora de hacer algo.
El portero de su oficina ya me conocía y no sabía qué hacer conmigo. Una chica joven que pinta todos los días delante del edificio gris y que se va cuando ya todos se han ido. Una mañana se me acercó, intrigado, y me preguntó que qué hacía allí todas las mañanas. Le conté todo, incluido desde que nací, y esa noche dormí en sábanas limpias, colchón mullido y con el estómago lleno. Me volvió a ver, pero se hizo el desentendido. Ya estuvo solucionado el problema portero. Aunque le cogí cierto cariño, fue el único al que hablé en más de un año, y estaba tan limpia su cama.
Había que hacer algo, pregunté si sobraban trabajos, de lo que fuese. No sobraban, claro. Pero no paré hasta que pude hablar con el director. Un viejo verde y gordo que sólo tenía ojos para el roto de mi pantalón a la altura del muslo. Mejor, más fácil. Me dijo que seguro que habría solución para una chica tan guapa como yo. Y la hubo. Me dió el trabajo. Después de arcadas, pesadillas y repugnancia durante tres noches. Carnes temblonas al ritmo de mi angustia. Tres noches. Pero logré el empleo en su misma oficina. No podía verme. Ahora tenía que ingeniármelas para que no me conociese. Esperaré a tener dinero y me teñiré el pelo, por ejemplo, no puede saber que estoy aqui.

6.12.05

Si

Si guardas en tu puesto, la cabeza tranquila, cuando todo a tu lado es cabeza perdida. Si tienes en ti mismo una fé que te niegan y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan. Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera. Si engañado, no engañas. Si no buscas más odio, que el odio que te tengan...Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres. Si al hablar no exageras lo que sabes y quieres. Si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo. Si piensas y rechazas lo que piensas en vano. Si tropiezas el triunfo, si llega tu derrota, y a los dos impostores les tratas de igual forma. Si logras que se sepa la verdad que has hablado, a pesar del sofismo del orbe encanallado. Si vuelves al comienzo de la obra perdida, aunque esta obra sea la de toda tu vida. Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría, tus ganancias de siempre, a la suerte de un día, y pierdes, y te lanzas de nuevo a la pelea, sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era. Si logras que tus nervios y el corazón te asistan, aun después de su fuga, de tu cuerpo en fatiga, y se agarren contigo cuando no quede nada, porque tú lo deseas y lo quieres, y mandas. Si hablas con el pueblo y guardas tu virtud. Si marchas junto a reyes con tu paso y tu luz. Si nadie que te hiera, llegue a hacerte la herida. Si todos te reclaman y ninguno te precisa. Si llenas un minuto envidiable y cierto, de sesenta segundos que te lleven al cielo....Todo lo de esta tierra, será de tu dominio, y mucho más aún, serás hombre, hijo mío.

Rudyard Kipling

3.12.05

Gustavo

Nació sin sentir, no dió tiempo ni de venir al médico, del hambre que tenía. No le bastó con el pecho, tomaba también biberón. Se reía por nada, vestido con su albornoz y los puños apretados, como un boxeador precoz. Soy el dragón de la dronguinela, que cojo tu colita y te la como entera. Y, y, y, como me pongaz otto cedo llamo a mi papá, y viene, y te pega do ho-tia. En esos veranos todas las ventanas se dejaban abiertas y sólo se escuchaba la sintonía del "un, dos, tres". Toda la familia embobados e iluminados al compás del programa. Su grupo de amigos y él se agachaban, sin hacer ruido, ssshhhhh, lanzaban un petardo y salían corriendo a esconderse. ¡Quién ha sido, me cago en los niños, como os coja!. Recogía gorriones caídos del nido y los criaba. La mayoría se le morían. Lloraba, rabiaba, pero en seguida salía a buscar más desamparados. Tuvo tres, dos machos y una hembra especiales. La hermana que hacía de madre y cantaba como un ruiseñor, Gabi se escapó y Peque, por fin, murió de viejo. Se le subía a la cabeza, se escondía en el bolsillo de la camisa, recorría los altos de los armarios y hacía su trinchera encima de los libros. Se parapetaba hasta que aparecía un dedo y saltaba encolerizado croando, más que piando, e hinchándose. Hecho todo un globo de plumas y malos modos le endurecía el dedo de tanto picotazo.
Y un día decidió ir a la playa, aparentemente relajado, para disfrutar lo que le quedaba. Respiraba hondo mirando hacia las olas y a las gaviotas que cruzaban el cielo. Ese día había más gaviotas que nunca, parecían bañistas domingueras en el suelo, pero en el cielo, como el albatros, eran extrañas, se acercaban demasiado, se notaba hasta el aire que movían en sus aleteos, intentando no pensar que podía ser una premonición, negativa, una despedida. Del que amó tanto a los pájaros.
Temblaba con su pijama azul de hospital, pero dibujaba una media sonrisa como podía. No os preocupéis, no es nada.
Vino un celador, cogió su cama, con ruedas, y se lo llevó. Lo seguimos, con el corazón en un puño. Él hablaba y hablaba. No os preocupéis, no pasa nada. Hasta que llegamos a un pasillo. Despídete. Ahora mismo os veo. Si, sí, no es nada. Los músculos de la cara dejaron de responderle, se le cayó el gesto al suelo y empezó a llamarnos. Sólo decía nuestro nombre. Y agarraba la mano de ella, desesperado, con los nudillos blancos de la presión. La camilla tamborileaba, su gargantaba se cerró, no pudo soltar una palabra más y, en cuanto salió la primera lágrima, soltó la mano, volvió la cabeza y se lo llevaron. Cada uno de nosotros nos dispersamos, escuché gritos, no sé qué decian, jadeos, lloros, y alguien sentado hierático, congelado, mirando una pared.
Tenía la piel morena, suave y brillante como cuando vestía el albornoz de boxeador. Qué bonito estaba, era algo hermoso. Siempre se duchaba dos veces al día y olía como los ángeles. Don Limpio le llamaba. Ahora tenía el pecho abierto, con un esparadrapo del cuello al ombligo. Todo el torso lo tenía manchurreteado todavía de sangre. Las manos heladas y vibrando al ritmo de una respiración artificial que salía de un acordeón de viento, rodeado de tubos y cables que acababan en él. Daba igual. No daba miedo, no era parte de un aparato. Estaba bellísimo. Aunque sus costillas estaban separadas, aunque su espalda era el doble de ancha, inflamada, dilatada. Aunque su boca se prolongaba en un plástico gris.
Me dijo que tenía miedo, sólo a mi. Sólo conmigo se desató, roto, desesperanzado. No se lo digas a nadie más. Puede pasar cualquier cosa. No pienses en eso, no es así, ya verás. Ojalá. Mirando hacia abajo, caído bajo un peso enorme, indefenso, vulnerable vulnerado. Me cogió la mano, para despedirme. No quería centrarme en esa mano. Tengo que animarle. Yo, caída bajo un peso enorme, no pasa nada, tranquilo, ya verás, creéme. Y me llevé su gesto, sus lágrimas que secaba ya para la próxima visita. Tan blanco, tan brillante y hermoso como un ángel.

1.12.05

Gira, gira.

Me refugio en relatos para no tener que contar una vida rutinaria, mediocre y triste. Si contase mi vida tendría que reconocer que, con mi edad, cerca de los treinta ya, no tengo nada propio. Que todo lo poco que he conseguido me ha costado sudores y lágrimas. En cada viaje que hice me dejé cosas por el camino y sólo me tengo a mi. Alguien que tiene que creerse segura, capaz, influyente, para conseguir algo. Pero me canso de todo eso y chillo aunque sea con mis gestos que sigo siendo la misma niña con dudas, en busca de protección, con miedo a todo, que le afecta todo, que no soporta ver a alguien pasándolo mal, un mendigo, un perro muerto, ya tiene el día por los suelos. Unas veces orgullosa de saberse parte del problema, y no lavarse las manos ante ello, otras veces de gilipollas para arriba por implicarse en cosas sin solución. Todo es un papel más. En el trabajo la responsable, puntual, seria y observadora. En el momento de salir sabes que es una obra sin escenario, todo. Y llegas a tu casa de noche, cansada, el corazón acelerado, ahora te toca estar contigo a solas, sin personajes. Y te das cuenta de que tú no eres más que tus miedos, tus preocupaciones y ese silencio tan inmenso que se hace a tu alrededor, más oscuro que la noche y tan mentira como tú. Piensas que total para qué, la realidad te ha llegado hasta el cuello y sabes que no hay nada detrás. Sólo otro día, otra mañana, otra noche que esperas que no sea en vela. Y con la sensación de que un buen día es un día con mucha actividad que te distraiga, y en que llegues a conseguir no recordar que te estás distrayendo. Olvidarse de pensar y de darse cuenta de que piensas. Y sólo vivir. Tan simple y tan difícil.

29.11.05

Las piedras no se pueden comer

Todavía no es Diciembre, y ya estamos en Navidad. Toda la ciudad decorada con luces, Papá Noeles, "Felicidades" y villancicos. Hay más gente en las calles que nunca, casi a cualquier hora, comprando, mirando, parejas que se dan la mano, niños pequeños con cinco o seis juguetes en cada mano, carricoches que en la multitud se hacen enormes, colores, risas y bufandas. Esta es la ciudad que anda, que corre, que tiene cosas que hacer, que mirar y que comprar. Sentados en los rincones y apoyados en las paredes está la otra Sevilla. Una anciana sin piernas en una silla de ruedas, con los ojos en el horizonte. Un cuarteto de cuerda tocando el "Adagio" de Albinoni. Chicos jóvenes, argentinos y limpios. Los peruanos, todos pequeñitos e iguales, casi tan bajitos como sus hijos, mostrando encima de las mantas los jerseys, guantes, bolsos y bufandas multicolores. Debe ser verdaderamente Navidad. El otro día pasó un coche de policía a su lado y no les dijeron nada, hicieron como que no les vieron. Y no todos son extranjeros. Hay españoles, de unos cuarenta años, sucios, muy sucios, casi negros y esqueléticos, que extienden una mano con la cabeza agachada y los ojos cerrados, como con vergüenza. Siempre son hombres, pero me extrañó ver hace unas semanas a una mujer muy joven, echada en el escalón de entrada de una casa antigua, entre cartones, acariciando a un perro muy grande y pulgoso. La miraban sorprendidos. Tan joven, tan guapa. Incluso un hombre sacó de su cartera algo así como un billete. Luego están los gitanos, nunca se sientan o se apoyan o se paran. Son los únicos que piden de manera activa, no esperan, te persiguen, te gritan y si no les das dinero, más de un euro, claro, por su ramita de romero, te maldicen, insultan y, a veces, escupen al suelo. Y fuera de la muchedumbre, en los semáforos de la ciudad, los subsaharianos que venden pañuelos, en verano sudando, cuando llueve bajo un paraguas viejo y roto atado a un gorro de lana o a la chaqueta (no sé cómo) y en invierno tiritando.
Hace unos años hicimos por Navidad un trabajo para la universidad, nuestra buena obra del año, ir a hablar con los "sin techo". Nos encontramos con un hombre de unos cincuenta años, canoso, de pelo muy largo y barba, que siempre estaba rodeado de perros y gatos, más de cinco. Fuese a donde fuese le seguían, obedecían y por las noches le daban calorcito mejor que la mejor manta. Les enseñaba a dar la patita, no se peleaban nunca entre ellos, y no se separaban de él más de dos pasos. Era Yugoslavo. En la guerra se había quedado sin casa ni familia ni trabajo, sin nada. Y tampoco se podía quedar allí, pues era bosnio en tierra servia, y le iba la vida en ello, así que tuvo que partir. Como no tenía dinero fue andando a lo largo de Europa durante años, siempre en busca de un tiempo mejor que no le hiciera más difícil dormir al aire libre, hasta que llegó a España. Le gusta por el clima, poco frío, y la gente suele ser solidaria y les ayudan, a él y a sus animales a comer. Pero cuando vienen los trabajadores sociales y le mandan a un albergue no le gusta nada. Lo de bañarse le da igual, pero lo que no soporta es dormir, mirar hacia arriba para que las estrellas le canten la nana de todas las noches, y encontrarse con un muro de ladrillo y hormigón.

24.11.05

Les mots

Se escapa la "torta", sale, y te da un bofetón. Pero si en el libro pone "torta" de dulce, de pastel. Como puede pegarme una colleja una tarta. Ellas huyen, igual que nosotros, si no están en un ambiente agradable. De una "flor" y un "sol" nace un paisaje. De la "oscuridad" y la "lluvia" la melancolía. Hay algunas que están viejas, son ancianitas cansadas de vivir, de las que sólo hacen uso los nietos, traviesos y todavía inexpertos que juegan con sus primeros amores y sus ausencias ("sin ti no soy nada", "desde que no estás no soy el mismo"...). Los seductores las conocen como nadie, las manosean, traen y llevan, mientras ellas, rendidas por su poder, se desatan en forma de milagro, en arte, belleza ("puedo escribir los versos más tristes esta noche, pensar que no la tengo, sentir que la he perdido, oir la noche inmensa, más inmensa sin ella, y el verso cae al alma como al pasto el rocío"). Pero nunca encontrarán el pretendiente perfecto, el que las sepa hacer el amor como ellas quieren, el que las perfeccionará y perpetuará. Porque siempre es cuestión de gustos, tienen que estar de acuerdo todas y...son muchas.
Se escapa el bofetón del libro y me trae un pastel. Es un paisaje donde reina la melancolía. Todas son viejas que espían a sus nietos inexpertos, esperando el milagro, lo que las perpetuará. Pero son muchas...
La torta sale en busca de un ambiente agradable, donde nunca haya lluvia. Juega con sus primeros amores, los manosea y espera el pretendiente perfecto. Pero ninguno da en sus gustos, aunque sean muchos...
Huyó en busca de soles, flores, pasteles, donde no quedase nada de oscuridad. Pero cuando salió se dió cuenta de que era viejo, no era el mismo. Habían tomado terreno las ausencias, el cansancio, los nadie, el poder. La belleza sólo era un sueño perfecto, perpetuo, con el que él mismo no estaba de acuerdo. Aunque esto no evitaba que hubiese muchos...
Creo en el "Sueño" Santo, la santa "Melancolía", la comunión de los "nadie", el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos, y la vida eterna. Amén.

21.11.05

Vas a morir

Sale del bar con las manos en los bolsillos. Enciende un puro y se sube el cuello de la gabardina. La ciudad está húmeda y las aceras brillan. Sus pasos resuenan en toda la calle solitaria, y un camión, quizá de la basura, se oye a lo lejos. Con la cabeza hacia abajo, mirando al suelo, ve un charco rosa. Se aproxima, algo se mueve, de rosa a verde, de verde a azul. Intenta tocarlo, pero las manos sólo rozan agua. Cuando aparta el brazo aparece una cara, ni de hombre ni de mujer. Los ojos grandes y fijos en él. Vas a morir. Vas morir. Sale corriendo, los ojos desorbitados, se esconde en un callejón sin salida y, mirando hacia el charco, intenta relajarse. Se para, mira sus pies y ve que está empapado. Va aumentando poco a poco el nivel del agua, hasta llegar a las rodillas, a los muslos, a la cintura. Y entonces un reflejo rosa que se convierte en verde, luego en azul. Corriendo, esquivando los charcos, se sube en el sitio más seco que ve, mira alrededor, no hay nadie. Observa un objeto metálico encima de un banco, lo coge, lo apoya en su sien derecha y dispara. Justo encima de donde cae, ya cadáver, hay un cartel de luces de neón, de colores intemitentemente rosa, verde y azul. Una mujer asesinada posa al lado del título de una película, "vas a morir".

16.11.05

Néstor II, la "vonela"

Ahí estaba. Fumando, apoyado en la pared, sin perder rastro de cualquier paso femenino. Lo recordé pidiéndome apuntes. Los únicos que parecíamos perdidos el primer año de facultad. Siempre sonreía y no formaba parte de ningún grupo en especial, como yo. Y sus ojos de extraterrestre, gatunos e inmensos. Y durante cinco años, nada.
Entramos en la clase, todos estábamos nerviosos. Era una asignatura práctica, de implicación muy personal. Psicoterapia de grupo. Si queríamos ser buenos profesionales teníamos que perder los miedos, las inseguridades. Nos dejábamos muchos hasta el alma en los ejercicios. Hoy tocaba representar con el cuerpo lo que para nosotros era una pareja. Sale uno al centro, elije a sus "víctimas" y con ellos crea una escultura que simbolice lo que para él significa ese rol. Toda la hora estuvimos mis amigos y yo cruzando los dedos para que no nos nombraran. No se sabía dónde estaba el límite, imagínate que a uno le da por hacer que toques el culo al que tienes enfrente o vete tú a saber. Hasta ahora era muy suavecito, no había roces ni proximidades peligrosas. Entonces salió voluntaria una chica. Le miró, al chico perdido. Se hizo el distraído pero nada, le señaló con una sonrisa. Se levantó y se puso a su lado. Ella seguía su ejecución particular, nos miró una a una eligiendo su víctima femenina. Y lo supe. Voy a salir yo. Lo sé. Lourdes, me van a sacar a mi, ya verás. No me atrevía ni a levantar la cabeza, y menos hacia él. Mirando al suelo para que no fuese visible mi presencia, vi que los zapatos de la muchacha se dirigían en línea recta hacia mi. Mierda, no, no. Y escuché, tú. Miré, por mero reflejo, y me estaba sonriendo. Salí disparada, mientras ella le decía que tenía que sentarse. Cogieron una silla, yo esperaba, veía cómo me miraba toda la clase, las manos se movían solas, y clavé en mi cara una media sonrisa de cartón de disimulo que se quedaría más bien, digo yo, en una mueca de pánico contenido. Una vez sentado, ella me dirigió hacia la otra silla, cogió mi cabeza y la apoyó en su hombro. Mis ojos deberían estar dilatados al máximo, yo por lo menos los sentía escaparse. Y su olor. Un olor como de jabón antiguo. Y la lana incrustada en mi cara. Pero ella seguía moviéndose, y colocando nuestros miembros, unos tras otro, y yo con la cara hemipléjica. Su brazo se colocó encima de mis hombros, mientras la otra mano acariciaba mi pelo. Y en un último acercamiento desesperado, cuándo va a acabar esto, pegó su mejilla a la mía. Empezó a subirme desde la planta de los pies una especie de angustia atávica, de convulsión inmóvil que me dibujó un sueño con una postura muy parecida, un hombro, una cara, un pelo, un olor exactos. Y el retumbar eléctrico que me hizo levantar de un salto. No me gusta, mmm, es que no se miran, en una pareja debe haber comunicación. Como me vió el profesor tan impulsiva y con tanta furia y ansiedad me dejó hacer. Por lo menos no estoy ahí. Elegí a mi amiga y a él mismo, ya que estaba en el "escenario". Les puse de frente y a mirarse. Ya está. Sí, no se me ocurrió nada mejor. Los temblores no suelen dejar pensar muy sofisticadamente, que digamos. Ya más tranquila, incomprensiblemente alegre, salimos para irnos ya a casa, cuando me enteré de que Lourdes tampoco lo había pasado muy bien. A quién se le ocurre, ponerme a mirar al más guapo de la clase, yo, con mi estrabismo, qué verguenza. Riéndo sin parar, risa nerviosa todavía, oímos que nos llamaban. Era un amigo común que venía con él. Después de cinco años, dos veces en un día. Oye, ¿porqué no quedamos para ir al cine este jueves?. Y fuimos.

14.11.05

Antiescritura

Escuché por ahi que la escritura debería ser actualmente una antiescritura. Romper el lenguaje desde el lenguaje sería el mayor tributo y el único modo de revitalizar un arte que muchos creen muerto. Y, ante un folio en blanco, no hay vez que piense lo mismo, si está todo escrito. El problema es qué escribir que signifique una ruptura, que siga siendo legible, tampoco es cuestión de escribir una letra sobre otra. Y quizá, el que dijo eso no sabía ni a lo que se refería. Muchas veces decimos cosas que suenan bien, pero ni nosotros mismos sabemos qué significa. Otro obstáculo es cómo poder salir del ciclo de nuestros pensamientos cotidianos, que sería ver un mundo fuera del nuestro desde el nuestro. ¿Es algo de esto posible?...
Un sueño le dijo a la realidad, yo soy más capaz que tú. Soy omnipotente, multiforme y personal.
Y la realidad le respondió, sí, pero no eres creíble.
Hay quienes piensan que se escribe porque falta algo, porque no se es feliz...Hay veces que me entristezco y me averguenzo de tener necesidad de escribir, mientras, ahi fuera, siguen pasando los segundos, los días, las noches, las voces, las calles, las caras, las risas, los ojos...Hay veces que me abandono cuando me doy cuenta de que sigo esperando algo, algo así como un rescate, como un atardecer de desahogo vital en el que todo, por fin, cuadre. Y veces en las que me río de mí misma y de mi ridiculez al ser consciente de que ese atardecer está aqui, o no vendrá o no existe.

13.11.05

Críticas someras

Me retan, (que diría un amigo) a que escriba reflexiones, sentimientos, sin intermediario de relatos. Me cuesta, pero como en un blog hay libertad, tiempo y espacio, lo intentaré. Acabo de leer un blog (Pakit Txokolat) que me ha impresionado por su sinceridad y nada de prepotencia. Estoy pensando en que no me gusta la crítica de otros blogs, no soy nadie para decir qué está bien o mal. Por lo mismo no incluyo reseñas de libros o escritores, eso lo dejo para mi intimidad cuando leo por las noches. Aunque por una vez me voy a explayar, son mis opiniones, fuera borda y sin enganche. Me repele Maria de la Pau Janer, y el premio Planeta en sí, no entiendo qué hacía alli Joan Marsé. Tampoco soporto a Lucía Etxebarría. He intentado leer libros enteros suyos, pero no he aguantado la colección de tópicos de "la chica independiente y culta que soy". Me salen herpes cada vez que veo la cara de endiosado de Brad Pittes y compañías (Además de simiesca). Idolatro cada uno de los gestos de Max Von Sydow, Stephen Rea, Federico Luppi, Héctor Alterio, Dirk Bogarde, Cary Grant... El cine español (la mayoría) me sigue pareciendo de pocas miras, excepciones como el modo de contar las cosas que nunca te dije de Isabel Coixet (cuando no roza lo pasteloso), siempre interesante el contenido de las películas de León de Aranoa, oasis en la historia incluso del director, como "Solas", el siempre loable (incluso fuera de gustos) Almodóvar. El cine francés me resulta, en conjunto, pedante y de unos primeros planos agobiantes y excesivos, pero de calidad superior. Sin olvidar Dioses de la talla de Truffaut, Godard, Resnais, Chabrol, incluso con películas muy malas. "Qué voy a hacer, no sé qué hacer, qué voy a hacer...". Del cine americano no voy a decir obviedades como que da películas increíbles, de las últimas como "Eternal sunshine of the spotless mind" (título magnífico como pocos). Y clásicos como L.A. Confidential (sí, es un clásico ya, y no tendría que haber perdido los óscars que perdió por la patraña de Titanic). Inolvidables momentos los que vivo cada vez que veo algo de Cassavettes, sobre todo "Maridos". Me emboba el cine oriental, Ki Duk, Kar Wai, el único lugar donde nace verdadera creatividad actualmente. Y directores que trago todo, Lars Von Trier, Kieslowski, Visconti... Películas que forman parte de mi, "Zorba el griego", "Muerte en Venecia". Inteligentes como "La mujer del teniente francés", "Las amistades peligrosas", "Inseparables" sobre novelas tan interesantes como ellas. Y películas buenas sobre libros malos como "El coleccionista". Y muchos que me olvidaré. Son sólo mis gustos.

9.11.05

Método de relajación nº3

Ohmmmmmm. Meditación. Concentración. Mi pie, la sangre, cómo está de caliente, cómo sube por el cuello, como noto el latir. Qué frio hace, cagüentó. ¿Cómo voy a imaginarme que sube la temperatura si hace un frío que pela?. A ver...Los dedos entran en calor. Calor. Nada, qué frío. Otro intento. El campo verde con la luz blanca. Vale. Muy mono. ¿Y ahora qué?. Qué mono el césped, qué luz más blanca, ahá. ¿Qué más?. Anda que...Y el último método, era...no me acuerdo, un nombre chino.
-Chakra.
- ¿Quién ha dicho eso?, joder, qué susto, quién es.
-Tu chakra.
-Anda ya, y yo soy el mandala de la santa compaña de la mandarina marrana.
-¿Quién soy?.
-Pues como no lo sepas tú...
-Tienes que elegir un chakra. Un espiritu benigno que te ayude y al que pedirle consejo. Ese soy yo.
- Ah, pero ¿también se dice espíritu en la filosofía oriental?.
-Bueno, me estás liando ya. Que digas un cachacara de esos.
- ¿Cachacara?.
-Otra vez... ¡¿quieres decirlo ya?¡¡.
- Y yo que sé. Pues elijo al que está leyendo. A ver. Tú. Eres mi chakra. Tienes que vestirte de hada refinada, con volantitos y todo. O no, mejor, Gael García Bernal todo para mi.
-Eso no es un chakra, no estás pensando precisamente en un consejero.
-¡Oye!, que si sirve para todo mejor que mejor, ¿no?. Ea, yo quiero un Gael de chakra.
- (vaya tela la niña...).
-Eh, tú, cacharra, aguántate que eres mi imaginación. Si te portas mal te borro.
- Pues te va a ayudar tu padre.
- Qué miedo, qué miedo.
-Ea, ¡me voy!.
-Si eres una creación mia, será que te echo yo.
-No, también puedo elegir. Ahora sí te aseguro que te vas a relajar. No se te va a ocurrir ni una palabra.
- ....................................

8.11.05

Sol de invierno

Se acercó a la ventana, estaba solo y aburrido. Hacía un tiempo espléndido y el sol se preparaba para esconderse. Enfrente, las cortinas de todas las ventanas del bloque se movían apaciblemente anunciando los próximos calores. En una de ellas se asomó una chica con ojos tristes, suspirando y buscando en el horizonte no se sabía qué. No es bella, pero y si...¿Cómo sabría...?. ¿Habrá algún sitio donde se escriba...?. Es todo tan complicado. Nos venden un mundo tan distinto. Estamos todos tan, tan lejos.
Abrió la ventana, qué buen día, qué atardecer más especial, tan rojo, tan vivo. Y qué aire tan dulce. Suspiró y mirando al horizonte recordó y pensó que todos los días que quedan serán peores, cuesta abajo. Que no sabrá si aguantará sus días de viejita, o de soledad, o las dos cosas. Que le duele todo mucho, que el precio de darse cuenta de las cosas es muy caro. Nada es como creía. Y la sensación de no encontrar refugio, de estar huyendo siempre hacia alguien, más que hacia algo, que realmente no existe. Vió un muchacho que tendría su edad, pensativo. Seguro que es feliz. Seguro que no le da tantas vueltas a la cabeza como yo, estará disfrutando del tiempo, lo que tendría que hacer yo. Cómo se respira en esta brisa. Qué calidez se siente a veces con este sol tan distante...

4.11.05

Insomnio ripio

Soy la causa de mis problemas, el crítico infatigable, a todo le falta el acento.
La originalidad no se busca, se encuentra.
Lo de la palabra que arañe el corazón es una mentira, qué puede hacer un gráfico que no hagas tú.
Para hacer reír hay que ser un chiste.
Cómo ser inmortal cuando eres del montón. Cómo creerse del montón cuando eres inmortal.
Es imposible muchos días salir de la cursileria de tu propia vida.
Es imposible no rozar la ñoñería cuando eres feliz, y es imposible ser feliz sin ser ñoño.
La lucidez es darse cuenta de lo estúpido que es uno, y de las pocas esperanzas que hay de cambio a costa de tu propia ignorancia.
El infinito y lo abstracto tienen cara material, para cada uno distinta.
Todos queremos impresionar sin demostrarlo, pero nadie quiere dejar claro que se intenta impresionar, y el anonimato y la mediocridad son una cara consecuencia.
Todos somos mediocres, fuimos creados para intentar superarlo, en la gran mentira de que habrá vidas suficientes para conseguirlo. Ni el chacra te ayuda ni el karma es la última vida, la más perfecta. Sólo no es mediocre quien no se lo cree y quien consigue por azares del tiempo y el espacio hacer creer a los demás que no lo es.
Creemos evaluar por globalidades, en realidad prejuzgamos por detalles. Son esos detalles la realidad. No hay globalidad.
El día que no pueda cambiar mi máscara cada vez que me levanto estaré muerto.
Cada día es un escenario distinto, un personaje distinto, sólo que no siempre hay público.
Se necesita público cuando representas una obra, y cuando no hay nadie...No hay obra, sólo amagos de gestos exagerados e imprecisos. Sólo una obra sobre otra resarce el error. Sólo una obra global hace ver las gradas llenas, en detalle huecas y rellenadas de miserias de obras anteriores.

-Duérmete, anda, no sabes lo que dices. La retórica es el cuento de las ovejitas para ti ¿no?.
-No, es mi ego con una pizquita de insomnio.
-El insomnio es coger el hábito de la retórica a horas intempestivas. Y jugar al ajedrez con la autoconciencia de la soledad, los miedos (nunca hay sólo uno), y las esperanzas (nunca hay sólo una).
-Al final todos somos iguales...

3.11.05

...Divino tesoro...



Leía Asterix en la biblioteca del colegio desde que tenía tres años. Una tarde, salió de clases de ballet y no encontró a sus padres. Los esperó media hora, una hora y no venían. Abrazada a sí misma, en Enero, sin chaqueta, aterida de frío, con el tutú y las zapatillas de bailarina y llorando la encontraron en medio de la carretera dos horas más tarde. No pasa nada, un malentendido. Quería ser chico, jugar a las chapas y a la peonza con su hermano, pero no le dejaba, era una chica. Curioseando todo, también el agua de una piscina, cayó y sólo sus tirabuzones sobresalieron durante unos segundos. Lo suficiente como para que la pudiera ver su primo. Cogió miedo al agua, no quería ni bañarse, así que la apuntaron a clases de natación y un año más tarde se sumergía hasta cuatro metros para coger el juguete de turno. No tenía amigos. Eran todos muy raros. Uno se meneaba agarrado a las rejas de su ventana, como un gorila. Sus vecinas ceceaban y no podían decir la r. Y como ella era la empollona del curso no la permitían jugar con ellos. Tampoco las de clase. Esa no que es una pelota. Lo único que hacía era obedecer a la maestra. En casa le decían que obedecer era bueno. No entendía. Desde la ventana los observaba en el recreo, el payaso de la tele, acción, verdad o beso... Ella elegiría beso si la dejasen. Acción era muy arriesgado, podían reírse a gusto de ti, y verdad era lo más aburrido, ¿qué secreto iba a tener que no quisiese contar?. Elegiría a Julián, la trata bien, son muy educados los niños con ella, las niñas no. Iba por la calle cogida de la mano con un tal Eduardo. Eso ya era ser novios, claro. Pero Julián era distinto. Quería estar con él, que fuese su amigo, contarle todo. Pero no se podía. No sabía porqué, pero no se podía. Tampoco sabía porqué cuando pensaba en la escuela se le venía su cara a la cabeza. Iba sola en autobús al colegio, tan sola que nadie supo nada de porqué llegó un día a casa con una mano marcada en la mejilla. Y ella era demasiado pequeña para contarlo. No como cuando la fea de trenzas le pintó todo el libro, de arriba a abajo. La insultaba, pisaba, tiraba de los pelos... Hasta que se lo contó a los padres. Ellos lo entendieron, son niños. Pero ella no, chillaba e inventaba enfermedades nuevas para no ir a la escuela. Seré buena, hago lo que me digáis, me pongo a trabajar ya. Con seis años nadie te va a contratar. Pues yo monto mi tienda, seré buena, la mejor, pero no me dejéis ir. Abrazádme, entendédme, no quiero ir, no puedo ir, por favor. No os vayáis, si no me pegará. No me dejéis ir. No me dejéis ir.

2.11.05

Jam Session

Pasamos por la Giralda a las once de la noche, es tarde. Fue un atardecer de principios de verano, hace algunos años ya. La Giralda, una brisa muy cálida, la velocidad. La lluvia hace que la ciudad esté más sola y triste que de costumbre. Las calles estrechas, empedradas del centro, los palacios del renacimiento, todo está más oscuro. Pero al llegar a un callejón con balcones llenos de macetas y flores, alumbra una luz y un soniquete de ritmo jazz. Era una canción mala, de novatos, pero alguien vendía púrpura, un vestido negro, un centro social donde organizaban conciertos de grupos desconocidos. El bajista iba a mi facultad, no te conozco, yo a ti sí. Entre el humo espeso encontramos a J, nos pedimos las cervezas y vamos a sentarnos, pero están todas las mesas cogidas. Vemos un billar y nos apoyamos en él como podemos, de frente al escenario. Una camisa demasiado corta, todos estaban incómodos, deseando soltar cosas. Menos algunos que lo tenían todo muy bien agarrado. J está más alegre que nunca, y G también. Ella no ha escuchado jazz en directo, no le gusta, pero disfruta del movimiento de los músicos, las improvisaciones, las charlas incluso, la informalidad. Toca un saxofón, le acompaña bajo y batería. El piano está de copas en la barra. Cuando se aburre de beber sube a formar parte del desaguisado y, cuando menos nos lo esperamos, empieza a mirar a G. Primero disimuladamente, por último con una sonrisa, quizá, un fatal acercamiento. El guitarra principal es el que escribió la música, con letra que dedicó a su novia, la cantante. J se ríe, y nos mira, ríe y mira al pianista. Era Mariano, de nombre, cantaba tangos y Andrés Calamaro. "Me dejé nuestros abriles olvidados, eran tiempos dorados, un pasado mejor. Aunque casi, te confieso, yo también he sido un perro compañero, un perro ideal que aprendió a ladrar, a volver al hogar para poder comer". Se apareció el demonio y me dió una copia de llaves, el demonio tenía cuerpo de muchacho, cara de vicioso y planta de pecado. Es el último compás de "Love for Sale", sin la voz de Billie Holiday, las notas van variando, poco a poco, sin que nos demos cuenta, a una cancioncilla que nos suena. Me suena, ¿qué es?. El cumpleaños feliz, reimos todos. G, saben que es tu cumpleaños. Fue J, se chivó y preparó la "trampa". Y en un visto y no visto, todos los músicos dejan el cumpleaños feliz para bajarse, acercarse a nosotros y turnarse para dar besos a G. Está que no se lo cree, le entra la risa tonta, casi llora y hasta a las orejas le llega el colorado. Una tal Inés también se apunta a la tanda de besos, declarando su homosexualidad y extrañada de no habernos visto antes. Os invito, y sin dejarnos pronunciar una sola letra llega al rato con cinco cervezas. G lleva tiempo sin beber tanto. Era un sofá azul oscuro, rancio de viejo, había whisky, vasos, tabaco y agua en el suelo. Sonaba "Alfonsina y el mar" y el caer de los cubitos de hielo. Aunque ya se han ido los músicos, ella sigue con las mejillas encendidas y la sonrisa grabada. Ya no llueve, ni sopla viento. En esta misma calle cantaban a gritos Abril para vivir, Abril para soñar, Abril flor de la vida al corazón, me dejó el dolor para cantar y la luna de Abril para olvidar. Nos invita J en una tasca típica, con toreros dibujados, claveles en la barra y carteles de la "fiesta nacional". No hay mesas, son barriles de madera. Ya en La Alameda vamos a nuestro sitio, oscuro, neblinoso, con mucho ruido, mucha gente, ideal para varias copas de más. Pocas veces ví un piso más impactante. Era una casa antigua, del siglo XIX, decorada con libros, discos y copias de cuadros abstractos. Nunca dejaba de sonar música, clásica, hip-hop, toda la que existiese se conocía allí. J se quita la chaqueta, se queda en mangas de camisa. El pelo es una masa de destellos. Ve desde lejos a sus amigos y los trae. Vinieron a buscarme desesperados, dos iguales, había quedado con uno, los dos tenían la misma estatura, los mismos ojos, el mismo pelo. Ya al final de la noche nos acompañan, vamos a nuestro piso, jugamos a las cartas y a las 9 de la mañana, una hora antes de empezar a trabajar, F, G y yo llegamos a una conclusión unánime sobre lo que es el destino...

31.10.05

Viaje al fin de la noche


Comencé mi viaje en el instante en que la ví, en un cabaret de Nueva York. Bailaba con una minifalda de flecos y descaro en sus ojos. Me acerqué, se acercó y nuestros caminos se unieron en una cama de 80 y sábanas roídas. Nunca hasta entonces el silencio fue menos silencio. En una agonía por ver cómo pasaban los segundos, por retenerlos como un deja vú en el reloj de insomnios, veía terminar días y días sin pensar. Hasta que llegó el principio del fin, en un segundo de muchos meses. Se tuvo que ir, ave de paso que era, fue de todos menos mía. Me voy, pero me quedo contigo. Se quedó conmigo, pero yo no me quedé en ella. Se fue de Nueva York camino a mi memoria, y yo me quedé en el olvido, en un rincón oscuro y oculto de París. Transcurrieron todos los minutos muertos que caben en veinte años, pero veinte años sí son algo, por muy febril que esté la mirada y por muy marchita que se encuentre la frente. Veinte años de incubar el retorno, el reencuentro, con sus mil caras posibles. Y un día, sin más, fui a verla, a traerla de nuevo a donde habita. ¿Qué haces aqui, Ferdinand?. Quería saber cómo estabas. Bien, estoy bien, no has cambiado. Tú tampoco, Elizabeth. Tengo que irme, ¿querías algo?. ¿Te vas ya?, ¿no me dejas un rato después de tantos años?. Ferdinand, hay mucha gente que no veo en años, es lo normal. ¿Lo normal?...¿Y nos volveremos a ver?. Claro, claro, algún día, ya te iré a ver. Puedo venir la semana que viene, ¿qué te parece?. No, imposible, el trabajo, ya te iré a ver yo. Elizabeth, no tienes mi dirección. !Es verdad¡, qué cabeza, apúntamela. No, déjalo...Déjalo, que seas feliz, Elizabeth. Y me fui, con la esperanza de que viniese detrás de mis pasos, de que se tirase en mis brazos arrepentida, de que espiase cómo me iba...Pero cuando salí del cabaret la vi por una ventana, riñendo a su criada. Quizá porque había dejado pasar a demasiada gente esa mañana.

27.10.05

Tres personajes en busca de autor

SUSI. Me gustan los pelos cardados, hablar a gritos, las medias de rejilla, Kevin Costner, el "instrumento" de mi novio, los clientes que pagan mucho y pegan poco, aprender, llorar, las telenovelas, el 28 de Junio. Y los hombres que me dicen piropos.
Y no me gustan las "operadas", se creen más porque ya no tienen "colgajo", idiotas, cuando ya no pueden tener orgasmos. Yo prefiero pasármelo bien, con o sin "colgajo". No me gustan los días de lluvia, no tengo dónde meterme, ni el invierno. El olor a desinfectante de los hospitales. Cuando viene "cargado" Balbino y la toma conmigo. La ropa oscura y larga. Mi cara sin maquillar. Los hombres que te insultan y Pedro Almodóvar. ¿Ya?.
GERMÁN. Me gustan las mujeres, unas piernas largas como columnas, el color de tus bragas, Cioran, Mi vida con la ola, El último tango en París, Jules et Jim, El arco y la lira, Amelié, el desorden, la imaginación y el juego llevados a la práctica y con los demás, vaguear, soñar hablando contigo antes de dormirnos, la humedad, los amigos que siguen ahí después de no verles en años, escribir un relato entre los dos, el riesgo, mis ojos azules. Soy "el hombre que nunca estuvo allí", el hombre lobo en busca de su mujer pantera, y la sonrisa empaque, asalto.
No me gustan los compromisos que no sean de amor, mi pelo, que me digan lo que tengo que hacer, el no poder evitar ver el vaso vacío más que medio lleno, el no dejar de buscar, el no querer perderte, el perderte, el no poder hacer nada, no querer hacer nada, no hacer nada. No me gusta que no me gusten cosas.
SONIA. No me gustan las personas que humillan a los demás, que se creen superiores, los pedantes. Me gusta que se me ericen los vellos. Rozar con un dedo la piel de un hombre y saborearlo. Que en invierno sólo me abriguen unos brazos. Sentirme desnuda en unas sábanas ajenas al amanecer. Imaginar que una piscina es el vientre de mi madre. Recordar lo que sueño por las noches. Trasnochar. Cuando a un día le puedo poner título. Cuando suena la flauta del burro. La limosna de amores que da un tango, una copla, una bulería. El estado semihipnótico y psicodélico de una borrachera. Que me hablen mirándome a los ojos. Sentirme viva, latiendo, respirando hondo. Y no me gusta el miedo.

26.10.05

Preludio trágico de un psiquiatra

¿A quién le tocaría hoy?. Con las manos en los bolsillos acariciaba un objeto metálico. Las víctimas eran siempre débiles, con aspecto de estar fuera de juego, de no entender nada. Tristes que van por la vida andando de un lado para otro con la cabeza agachada y el dolor en el costado. Entró solemnemente en el hospital, intentando aparentar lo que no era, erguido e indiferente. Subió a la planta de infecciosos, la última. Hoy tenía ganas de Susi, de que Susi fuese su víctima. La saludó, y sin escuchar siguió el hilo de la conversación de siempre. Pensándolo bien hoy no tenía ganas de Susi, tenía ganas de él mismo, de terminar con todo. Vió el gorro de papá Noel, el cuadro de Balbino, el novio de Susi muerto en la cárcel a causa del SIDA, "hijos de un Dios menor," y la escuchó. En serio, no sabes cómo te agraseco que esté aqui. He dormido en el locá de la asosiasió, me han echado hasta del truyo, y nadie se aserca a mi, estoy sola, se creen que les voy a pegar las cuatro plagas. Se fijó en su pecho abultado artificialmente, en sus caderas planas y los hombros desmesurados. Una línea de bigote grueso, corto y rígido sombreaba los labios y las mandíbulas. Dios, qué hacía él ahí. Hoy no tenía ganas, sólo lástima, impotencia. Se despidió, (otro día será), y salió.

23.10.05

En la penumbra de los días


En la penumbra de los días el hueco que dejaron tus palabras no lo llena nada, nunca más.
En la penumbra de los días el recuerdo como único aliento de vida, en la soledad, dentro del remordimiento, en las distancias.
En la penumbra de los días me apago, como los años, la realidad de tus gestos, la voz a tí debida.
En la penumbra de los días no lloro, no comparto, no sueño, no respiro, me arrastro a ras de barro.
En la penumbra de los días imploro calladamente, quejido de mi sangre ahogada, aguada.
En la penumbra de los días canso inútilmente a las iras y penas, cansadas de cansar de tanto rogar, buscando cansar inútilmente a un sol, al instante puro, un quemar en las brasas para morir por fin vivo.
En la penumbra de los días no hay quebranto, no hay cadencia que nos devuelva una brisa de abril.
En la penumbra de los días se agotan las segundos, se acerca el fin, en un diluirse superficial, en una inconsciencia terrena sabiendo que se va todo, que no se puede hacer nada, y que sólo quedarán ascuas de ti.

20.10.05

Es buena persona

Es un camarero con blusa blanca renegrida, calva brillante de sudor, y labios montados uno encima de otro. Siempre que entramos repite la retahíla de todos los días. Tú, tostada con jamón, café, la rubia un cola-cao...Y grito desesperada ¡no!, hoy he desayu...Da igual, tampoco está tan mal repetir tostadita. ¡Carmen, una entera en la mesa de ahí, falta el café del señor, la de antes era sin mantequilla!. La pobrecita Carmen tiene un collarín, hace dos días tuvo un accidente. Nunca ríe, es pequeña y delgadita y va corriendo de un lado para otro persiguiendo las órdenes del jefe. Cuando puedas te cobras. No, no puedo, sólo cobra él, yo no puedo coger el dinero. Va bene, italiano, va bene, ya va. Carmen, ponle un cortado al cabrón ese...a...el cliente de allí. Y la chiquitita encollarinada lleva con cara de susto el desayuno al...cliente de allí. Carmen, ponle sólo una gota que está trabajando. Usté, lleva todo el día bebiendo, yastá bien, ¿no?. Errr, mmmmm, sip, sip. Cuando parece que no hace nada...es que no nos habremos fijado bien. Encorvado corta jamón, encorvado seca las copas, y con pasos cortos y acelerados nubla las paredes de la barra del bar. Carmen, el otro día no estabas, me preocupé por ti. No, es que no me tocaba. Se turnan para trabajar, además de ella, un cubano, y una rumana. Son tres ayudantes contratados, un inmigrante sin papeles, una ex-prostituta (o eso dice) y una heroinómana. Carmen, ¿y os hace trabajar mucho?. Y con una sonrisa dice, sí, es muy exigente, pero es buena persona, es buena persona.

17.10.05

Los reyes magos existen

Muerto, dentro de su tumba, sólo pensaba en cómo descansar. Boca arriba le dolía el coxis. Y de lado...de lado era imposible, no podía moverse. Pero un día asomó la cara el fantasma de Campanilla y le preguntó: ¿porqué no te puedes mover?, yo llevo siglos volando y sobrevolando el mundo y estoy tan muerta como tú. De fondo se escuchó la voz de un niño, casi bebé que, medio balbuceando, les respondió: Campanilla, a tí te mueve la fantasía, los sueños. A él nadie lo sueña, nadie lo incluye en sus historias, ya murió y es sólo eso, un cadáver. Pero entonces, ¿porqué hablo?, ¿porqué pienso?, preguntó el esqueleto. Campanilla bajó la cabeza y se fue, dejándole sólo con el silencio. No lo entiendo, mis hijos se reían cuando les contaba cuentos todas las noches, les gustaba lo que les decía. No lo entiendo. Hizo un esfuerzo por moverse, pero no lograba arrancar un solo gesto a su maltrecha osamenta. Y recordó que un día, una tarde oscura por la lluvia, jugando con sus hijos les confesó: los reyes magos no existen, el amor es una falacia, todos nos creemos mejores que los demás y la única forma de serlo realmente es no creer en historias, saber y conocer qué tenemos alrededor objetivamente, sin mentiras. Y en un instante se dio cuenta de lo equivocado que estaba, lo difícil que le hubiera sido creer en su situación actual. Sólo hay un medio de salir de aquí. No soy nadie, soy un esqueleto, no tengo ni carne. Pero voy a ver lo que hay fuera. Tengo una tabla de pino encima, quiero romperla, la estoy rompiendo, se está rompiendo, veo un rayo de luz por la fisura, el rayo se hace más y más grande, la luz lo inunda todo, la madera estalla, mis huesos se encarnan y...estoy fuera.

15.10.05

El nacimiento de una pasión


Sucedió hace poco. Un arquitecto fue a tasar una casa en un pueblo pequeñito del campo. Le abrió la puerta una mujer de unos cincuenta años y ojillos afilados. Le ayudaba a coger el metro para medir las paredes y, mientras, le contaba su vida. Estaba toda la casa llena de fotos, tuvieron que apartar una mesita con unas treinta imágenes de sus hijos, familiares y...Felipe González. Vaya, parece que usted vota al PP, ¿no?. Uy, no mientas al diablo. Felipe en la moncloa, con sus hijos, con los hijos de ella...Mira, a mis hijos les dejo total libertad para todo, menos a la hora de votar. El que no vote al PSOE no entra en esta casa.
Resulta que su abuelo era alcalde del pueblo en la segunda república. La república. El único momento de la historia en el que las prostitutas estaban reguladas sanitariamente. Era un oficio legal. El único momento en el que se hacían congresos internacionales como de psiquiatría, psicología, medicina, que no se han vuelto a hacer en España. Llegó la guerra civil al pueblo, los nacionales arrestaron al alcalde y a 26 personas más, acusadas de "antipatriotas". Los colocaron en fila en las paredes del cementerio local y, uno por uno, los fusilaron. En casa de su nieta no se sabe de política, no son entendidos en la actualidad económica. Pero su abuelo fue fusilado por los fascistas. Y, claro, Felipe es un hombre muy atractivo.

13.10.05

El vacío

Se despertó con prisas, se puso las zapatillas a tientas y quitó el despertador. El pasillo estaba oscuro, encendió la luz del baño y se dispuso a lavarse la cara. Se enjabonó y esperó ver su cara llena de espuma. Pero no vió nada. No se sorprendió, sería la luz, el sueño, un efecto óptico... Pero no. Simplemente no se veía. El mosquito aplastado, las gotas secas, el polvo adherido, la pared del fondo. Pero su cara no. Las piernas le empezaron a temblar, tocó el espejo, tocó su rostro, todo en su sitio, pero nada. Salió del cuarto, cogió el teléfono, eran las seis de la mañana, lo volvió a colgar. Estaba sólo, necesitaba notar algún tacto, se acarició el brazo, el hombro, y vió que estaba helado. Sentado en la cama se balanceó, abrazado a sí mismo y esperó. Volvió al baño, no se atrevió a mirar, primero rozó el espejo, notó que sus dedos sí los veía y se fue acercando poco a poco. Le pareció ver un mechón de pelo, pero se sobrecogió y dió un salto hacia atrás. No sería tan valiente nunca. Se rindió. Bajó el espejo, lo dejó tirado en el suelo y con un martillo lo hizo trozos. Nunca más.

11.10.05

Letra: Bob Dylan. Dibujo: Miles Davis


"Regreso antes de que la lluvia empiece a caer,
caminaré hasta lo más hondo del bosque más abrupto y sombrío,
donde la gente es mucha, toda con las manos vacías,
donde las bolas de veneno inundan las aguas,
donde el hogar del valle parece una sucia y húmeda prisión,
donde el rostro del verdugo está siempre bien tapado,
donde el hambre es odiosa, donde las almas están olvidadas,
donde el color el negro y el número nada,
y lo diré, y lo pensaré, y lo hablaré, y lo respiraré,
y lo mostraré desde la montaña para que todas las almas lo vean,
y luego me asentaré en el océano hasta que comience a hundirme,
pero, antes de cantarla, me aprenderé bien mi canción,
y es que es fuerte, muy fuerte,
es muy fuerte la lluvia que va a descargarse".

10.10.05

Néstor I, la "vonela"

Me estará esperando en la puerta de la facultad. Me sonreirá y se acercará avergonzado y con media voz me dirá hola. Me entrarán ganas de abrazarlo, de besarlo, pero sólo responderé a su sonrisa y le preguntaré ¿qué haces?. Nada, aqui, esperándote. Y...¿qué hacemos?. Me dirá que vayamos a su piso, yo le diré que no, que ya basta, que todos los días no. Sólo tenemos una vida, dentro de poco no podrás hacerlo más. Da igual, vamos al cine, o a una cafetería, o....hay más alternativas, ¿no?. ¿qué pasa, no quieres estar conmigo?...Acababan en su dormitorio, cómo no. Con el edredón de coches de época, el armario abierto de par en par a todas horas, la colonia S3 en la mesa, y todo lo demás tirado por el suelo. Una vez encontró un euro entre pelusones, dentro de un zapato un boli, y un preservativo rodeado de lanas. Un poster de cuatro chicos afeminados metiendo mano a una chica vestida de hombre. Otro de un mar que se cuela por la puerta de una casa. La cama nunca estaba hecha, el polvo servía de alfombra, los zapatos se guardaban debajo de la cama, pares y pares, y la ropa se mostraba como si fuese una exposición en el armario abierto. La cama era más antigua que ellos, creo, y chirriaba que parecía que estaban matando a un cerdo. Así que una noche decidieron poner el colchón en el suelo. No les fue mal... Se dió con la pata de la mesa en la cabeza, él se casi-rompió un dedo del pie al darse una patada con la puerta del armario, pisaron el cenicero más de diez veces, perdieron como viente calcetines, medias y otras prendas que, siendo pequeño el cuarto, todavía no han aparecido, quizá se hayan desintegrado en el polvo...

Declaración de intenciones

No soy el mejor en nada, ni me interesa demostrarlo. Pero con que hubiese uno, sólo un lector habitual que tenga como rutina leer lo que escribo, por identificación o curiosidad, da igual, sólo con eso me daría la literatura todo lo que pido. Algo parecido a lo que ha pasado con la página web que he hecho para mi asociación de mayores. Ha escrito un muchacho joven de Colombia dándonos las gracias por la ayuda que ha encontrado en ella. Tiene una madre con Alzheimer, la cuida él sólo, y los ejercicios de memoria y los consejos de mi página le han sacado de más de un apuro. Gracias a ti por darme la oportunidad de que una creación mía haya servido de algo.

7.10.05

Querer vivir

Las baldosas del suelo son romboédricas, en línea, ordenadas. Pisa una, y la siguiente no. Algunos de los más importantes no los puede pisar, toca azulejo impar. Todo queda atrás, todo se sobrepasa, se va hacia delante en una especie de ceguera adaptativa, de automatismo de máquina rudimentaria. Adelante, adelante. ¿Qué más da que esa esté más desgastada?. Da igual. Sigue adelante, si te paras el suelo se convertirá en monstruo. Quiere pararse, saber qué es un monstruo, mirarle a los ojos y morirse sabiendo cómo es su mirada, morirse habiéndolo enfrentado. Pero las piernas le empiezan a temblar, se mueve algo neblinoso ahí abajo, y sale corriendo de nuevo hacia delante, de dos en dos baldosas. Se dice que eso es ser cobarde, que cada uno nace para ser lo que quiere ser, por lo menos no morirse sin intentarlo. Se para de nuevo, no quiere mirar a sus pies, la excusa de que hace lo que tiene que hacer, pero sabe que hasta que no mire no será lo que busca. Seguirá siendo mediocre, seguirá siendo lo que nunca ha querido ser, y lo que es peor, consciente de que está haciendo justamente lo que no quiere hacer. Mira de soslayo el azulejo en el que el destino le ha hecho pararse. ¿Es más bonito, tiene algo de especial, de raro respecto a las demás?. Pues parece que no. Pero otra vez la tierra se mueve, se marea y emborrona. Esta vez, le ha sorprendido, no sabe porqué, es nuevo. No cae en la cuenta de qué es todo ese terremoto psicodélico. Todo se envuelve de brumas rojizas y blancas, de imágenes perdidas, recordadas y olvidadas. Todo lo ha visto ya, pero no se ve a él mismo. Después de toda una vida centrado en su persona, ahora no se ve. Ve a su madre, bella y suave como siempre, a su padre, grande, misterioso y seguro. Lo ve a él, a su mirada. A la pintada que hizo en el patio de su colegio, el moratón de la pierna que no se fue nunca y el dardo invisible que le borró de aquí...

5.10.05

Indefensión aprendida

Vendía pañuelos en el semáforo de la esquina. No debía de tener más de doce años. ¡Nena, sos linda vos!. Lo encontraba todas las mañanas, si hacía calor sudando, cuando llovía empapado y en invierno tiritando. Espiaba descaradamente a los que pasaban, y si se percataba de que le miraban bajaba la cabeza. Una mañana iba con prisas y se me cayó un libro. Antes de darme cuenta fue disparado hacia el, lo cogío y me lo alargó. Toma, me dijo con una sonrisa que no le cabía en la cara. Gracias. De nada, nena, ¿cómo te llamas?. Silvia, ¿y tú?. Pedro, Pedro de Arozamena e Iturralde. Vaya nombre más largo, ¿no?. Sí, por lo menos me sobra algo, apellido, jaja. Un loco del volante pasó rozándole y le chilló, niñato, vete a tu tierra. Salió corriendo hacia la acera y se despidió con ojos tristes. Miré sus ojos brillantes y su carita sucia y no supe qué hacer ni qué se podía hacer...y me fui. Al día siguiente estaba en el mismo sitio pero ya no sonreía. Hola, nena. Hola, ¿ya no te acuerdas de cómo me llamo?. No, no me dejan. ¿Cómo que no te dejan?, ¿quién?. No me dejan, no me dejan. Chau, nena, semáforo en verde. Pensando en ello todo el día no logré llegar a ninguna respuesta, así que, inquieta, decidí esperar a la mañana siguiente. No tenía que pasar ese día por ahí, pero igual fui. Desde lejos no estaba, me acerqué y vi el semáforo desierto. Busqué con la mirada y en un rincón de la acera había una caja en la que estaban guardados con mimo unos pañuelos y en una línea blanca del paso de cebra brillaba una mancha.

4.10.05

Cuando un recuerdo se escapa

Y un día, de repente, se le escapó el recuerdo. Se vió sólo aburrido de buscar, cansado de recordar para vivir. No soy ningún Néstor, quiero una vida, que se llame como tal. Redonda y fuera de ti. No se acordaba ya de lo que había pasado, sólo sabía que había pasado. Y que fue feliz. El único momento en su vida que, en presente y futuro, denominó "feliz". Se fue su cara, su olor, su tacto (lo que más le dolió perder), y se quedó resignado a la insatisfacción, a los términos medios, los ocios tapa-penas y las resacas de no pensar en más. Todo fue un paréntesis entre retóricas asqueadas de vivir, un oasis entre tanta muerte (tanta vida, demasiada vida, para tanto muerto). Y ver que luego solo queda esto, el papel en blanco, el hueco de los rincones, las paredes que vigilan, las conversaciones románticas con el perro, las puestas de sol odiosas, los amaneceres sin pilas, el sexo "este techo necesita una pinturita" y el tiempo contado hacia atrás. Y, sobre todo, la extrañeza de darse cuenta de que había olvidado, de que un día, de repente, se le escapó el recuerdo. De que estaba sólo aburrido de buscar, cansado de recordar para vivir...

3.10.05

Clase de informática 1: El chat

Han Solo: Rosa, ¿me lees?.
Luar: Holaaaaaa a todos.
Han Solo: Sólo tienes que escribir y darle a enviar.
Potroski: Hola¡. Rosaaa, escribe ya.
Han Solo: Luarita, hay que ver la chica que te has puesto en la foto.
Luar: Guapa, eh?
Han Solo: más provo, más provo...
Luar: Profe, un poco más de seriedad, por favor, que voy a pensar mal.
Han Solo: Voy a abrir un privado, para que sepáis lo que es. El privado se lo hago a...
Han Solo: Hola, ¿cómo estás?
Luar: esperándote.
Han Solo: ¿Porqué?
Luar: No has dicho que me ibas a abrir no se que?
Han Solo: ¿Yo??????. Ojalá.
Luar: jajaja
Han Solo: Rosa, ¿no escribes nada?, ¿sabes cómo es?
Potroski: Nada de secretitos, eh?
Huria: estoy?
Luar: bienvenida por fin, Rosa¡
Han Solo: Rosa eeees el cristal desde el que lo miraaaaaas
Potroski: una rosa es una rosaaaaa
Luar: There is something in the air tonight, the stars are bright...Fernando...
Han Solo: Tú sí que brillas con luz propia...
Huria: no entiendo estoooooo
Han Solo: ¿Vemos el chat en parejas?, ¿os apetece?.
Luar: What ever you say, profe.
Huria: no, vamonos que es tarde.
Potroski: Sí, eso vamonos.
Han Solo: Nos vamos, se terminó el chat...

1.10.05

Hands like yours


Qué manos más increíbles, no había visto nunca unas manos tan hermosas, tan grandes, rodearían mi cabeza como si fuese una mísera pelota de tenis. Dedos larguísimos, piel brillante y suave, y una alianza de oro en el dedo anular de la derecha.
-¿Luisa, tú crees en que hay algo más allá?.
-Yo sí, no sé si Dios, pero ahí arriba hay algo superior, sólo hay que darse cuenta de las señales.
-Pues yo no, como Santo Tomás, hasta que no toque no lo creo.
-Yo siempre he confiado en que hay una vida inteligente además de la nuestra, por pura probabilidad, la cantidad de galaxias que hay, tiene que darse un planeta con condiciones parecidas al del nuestro.
-(Pues yo creo en tus manos, solas, sin tí, en su belleza, no puedo dejar de mirarlas). Yo estoy de acuerdo con Fernando en que no existe algo hasta que no se vea, soy agnóstica y no creyente, mi cabeza me dice eso, pero mi corazón cree en una sola cosa, en que hay señales, como dice Luisa, puedo pensar que es mentira, pero yo prefiero ver mi vida como un conjunto de casualidades, de azar, de signos que sí pueden decir algo, aunque sea hacer mi historia más bonita. Esto nos pone las condiciones para que pasen o no determinadas cosas, y ¿porqué precisamente de esa manera y no de otra?. (Qué sorpresa me he llevado hoy nada más verte, íbamos vestidos igual, y creo que tú también te has sorprendido, blusas de rayas y pantalones vaqueros, más arreglados que el resto de los días por ser el último, y tus manos, ahí).
- Sí, vamos, que yo te he conocido por algo, que estaba programado, que significa algo lo que estamos hablando ahora ¿no?.
-(Pues sí, tu blusa, tus manos, tu nombre...Fernando...). Pues...puede ser...
-Eso es como los adivinos que dicen que leen tu destino y cómo es el mundo rozando unas manos , así ¿no?.
-(Quién fuese tu mano derecha para acariciar así la izquierda...Manos, ¿ha dicho manos?, ¿saber el destino por unas manos?, ¿y no significa esto nada?, ¿tampoco tu nombre, el de mayores connotaciones para mi?, ¿el verte de milagro, el estar aqui no sé porqué?, ¿el calambrazo de placer cuando me rozas?...). Pues sí, es parecido, pero yo elijo sentir que mi vida tiene "cierta magia", además, hay casualidades que no se explican por una mera coincidencia, ¿no crees?. Una vez es azar, dos intención, y más es el destino...

29.9.05

La chica de un solo capítulo



Era una chica de un solo capítulo de libro. Su situación era que salía enrollada en una toalla a abrir la puerta a unos albañiles alemanes, en Colonia, el primer día de su llegada de la España cañí. En la primera página sube a un apartamento sin llaves, tendría que haber estado ahí dos horas antes para que el portero (rubio, joven y de ojos azules, no como los porteros españoles, gordos, calvos, y desganados) le hubiese podido abrir su habitación. Y allí estaba, en medio de las doce de la noche, con todas las puertas cerradas y dentro de un portal que tampoco la dejaba irse. No es justo, soy la chica del capítulo, quiero que me esté esperando alguien, quiero una cama calentita para mi sola (o no), quiero que el libro no me deje aqui tirada, sin saber qué hacer, no es justo, tú, que estás escribiendo, tienes que buscarme algo, tú me has creado, tú me lo solucionas...
Está bien. Una puerta se abre a su lado, sale un chico rumano que habla a la perfección alemán e inglés. Le pregunta que qué le pasa, e informado de su situación la deja pasar la noche en su piso, al lado de su dormitorio, le hace una cena vegetariana y de nouveau cocine y se duermen. Pero es demasiado atractivo, esto no se hace, ahora no me atrevo a mover un dedo. Eso ya lo tienes que hacer tú, estoy resfriada y la historia la continúas sola, eres de un solo capítulo, como no te lo inventes tú, ya no hay más. Pero un personaje no hace nada que no le mande el autor. ¿Estás segura?...

27.9.05

Preguntas

La idea es crear una historia interactiva, de todos. Aunque no creo que haya gente para tanto. Lo intentaré de todas formas. ¿Cúal es tu pregunta favorita?. Después de pensar y darle vueltas a la gran tontería me acuerdo de las más utilizadas y más inútiles, ¿no nos damos cuenta de que el hecho de decirlas es lo que hace imposible ninguna respuesta?. Léase: ¿me quieres o me amas?, ¿lo que veo es casualidad o es que me buscas?, ¿qué estás dispuesto a hacer por lo que quieres?...Y tantas otras, en las que el género humano demuestra sus siglos de entrenamiento en la estupidez cotidiana. Pero yo le tengo especial predilección a una: ¿quién eres?. La más hueca de todas, pero con unas connotaciones únicas. Qué quieres de mi, cuántos minutos del día te paso por la mente, dónde estarás ahora y luego...todas esas y más que se reúnen en un: quiero conocerte más, deseo conocerte más, en todos los sentidos y formas, hasta cansarme de ti, hasta aburrirme de saberte. Y la única en la que nadie, nadie, contesta.

25.9.05

Frío

Era de noche y todo estaba teñido de fulgores de ultratumba de luna llena. Él estaba enfrente de ella, etéreo y negro de nube. Ella dormía un sueño similar a lo que había. Las sábanas blancas formaban ríos de oscuridad inquieta e insomnio. Abrió los ojos y lo vió. Lejano a dos escasos metros, de contornos diluídos y un viento frío de escarcha. Se fue un día para estar más cerca de sí mismo y se perdió, la perdió, murió. Ella quedó paralítica de corazón para arriba, bajó la cabeza y en visión túnel siguió para siempre los raíles de la vía, sin mirar atrás. Hasta que le vió de nuevo. Orgulloso y ebrio de sí mismo, como siempre, pero intocable, helado y con algo íntimo roto. Se acercó lentamente, aviso de muerte, le cogió el pelo, se lo estiró, con la cabeza hacia atrás olió su aliento, de vida y sangre y la mordió. Sin chillidos y en movimientos reflejos la arrinconó en la pared, la sujetó las muñecas y se pegó a ella. Sentía su pecho en las costillas, la desvistió sin un gesto, sin un reproche. Su cuello seguía terso, la misma vena silbeante de siempre, el mismo olor suyo, propio, penetrante y como de alimento. Pero se encontró frente a frente con su mirada, atávica y de luto, culpabilizadora y culpable, de carne y tumba. Recordó que él solía ser orgulloso, recordó que tenía la obligación de demostrar que estaba ebrio de sí mismo y decidió que no debía estar ahí, volver al nicho, sin poder robarle parte de su vida, sin poder dejar su imagen en esa cama de nido gastado, con ella, sin poder evitar que su piel en descomposición tuviese su cara y su nombre para toda la eternidad.

21.9.05

Literatura funcional, barata y a contracorriente desde una ventana

En la montaña mágica no podía más que recordar mi muerte en Venecia, hace poco tiempo. Hace más años me sentí como el joven Törless haciendo juego de abalorios. Supe lo bonito que era el amor, hasta en lo más crudo del crudo invierno en cumbres borrascosas y sin la ayuda de Jane Eyre, a la que nunca creí. Me enamoré de Julian Sorel y lloré en los hombros de Wherter. Supe que todo era cuestión de afinidades electivas y que siempre guardaría el centeno con Holden Caulfield. Pero empezé a vislumbrar que todo crimen tiene su castigo y que por muchas vidas que pasen seguirá poniéndome los pelos de punta las vías de un tren, sobre todo si está parada una mujer de negro mirándolas fijamente.

18.9.05

Encargo

"No me des tregua, no me perdones nunca. Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que vuelves. ¡No me dejes dormir, no me des paz! Entonces ganaré mi reino, naceré lentamente. No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni guante; tállame como un sílex, desespérame. Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dálos. Ven a mí con tu cólera seca de fósforos y escamas. Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces. No me importa ignorarte en pleno día, saber que juegas cara al sol y al hombre. Compártelo. Yo te pido la cruel ceremonia del tajo, lo que nadie te pide: las espinas hasta el hueso. Arráncame esta cara infame, oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre".

16.9.05

España

En plena guerra civil mi abuela escondió en el desván de su casa a uno de las brigadas rojas con un cura. Se hicieron todos amigos. En las montañas del sistema central otra mujer iba en burro a llevar de comer a los makis, o partisanos de la república, escondiéndose de la guardia civil. Era mi bisabuela. Y en su pueblo creció un chico que tocaba el clarinete desde pequeño. Mi padre. Un día fue a una aldea de al lado a tocar con la banda pasodobles y marchas de semana santa. Estaba todo el pueblo escuchándoles. La plaza de toros prefabricada en la que estaban empezó a crujir. La banda siguió tocando con un ojo en la partitura y otro en el suelo. Los crujidos eran ahora un bamboleo, dejaron los pasodobles y empezaron los chillidos...Todo se vino abajo, niños, ancianos, trompetas, gorras y gradas. Y el chico en el suelo miró desesperado a su tío, éste le sonrió y le dijo: "No llores ni tengas pena, que si se rompió el bombo aún queda la berenjena".

(Bombo: tambor grande
Berenjena: con lo que se golpea el tambor grande)

15.9.05

Último discurso de Allende. Para no olvidar.

(El primer 11-S. 11 de Septiembre de 1973)

"Seguramente, ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las antenas de radio Magallanes. Mis palabras no tienen amargura sino decepción. Que sean ellas un castigo moral para quienes han traicionado su juramento: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director general de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡No voy a renunciar!
Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción crearon el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará esperando con mano ajena, reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo a ustedes, sobre todo a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios clasistas que defendieron también las ventajas de una sociedad capitalista.
Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder.
Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la patria.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición."

14.9.05

Bestialidad en mi bemol mayor

-¿No me decíais que se apellidaba Bovera?.
- No, papá, le llamamos así por cosas como que chupa los caramelos en la caja y luego nos la ofrece. O nos llama por el apellido y a la pizarra le llama encerado. O también engañalosas porque su cojera es tipo baile de Georgie Dan (voy a la izquierda, no, mierda, se me ha olvidado algo a la derecha).
- Ya decía yo que no me contestaba...

- Sigue, sigue, ahí, noooo, un poco a la derecha, sí, sí, eso,eeeeeeeso, mmmmmmm, qué bien, qué bien, ay, ay,sí Juan, sí......errrrr, digo..... Jose, qué bien... Jose....Coff,coff.

-Creo que he madurado, lo he pasado mal y he cambiado, aunque no te lo creas.
- ¿Y porqué hacías lo que hacías?
- No sé, era un niñato egoísta. Pero he cambiado, de verdad.
- Me alegro. ¿Y con las mujeres qué?
- Estoy saliendo con una que me quiere mucho, he decidido no ser más infiel, en todo caso contigo.... Pienso mucho en ti, de hecho he compuesto una poesía, ¿quieres que te la lea?.
- Bueno
- Marisa, Montse, Celia, Silvia... Miro la luna y veo vuestras caras en la noche...
- Vale, me he hecho una idea....

- Mira, vengo para decirte que no quiero salir contigo. Me gusta otra. Lo siento, pero es así.
- Joder, que putada. No te conozco, ni me gustas, pero en fín, que guarrada...
Cuando soy libre para ser como quiero hay escándalo general. Qué mal acostumbrada está la gente... Cada minuto entreno para la sorpresa, y estreno cuentos. Tiene que coger agarrados al cinturón, sino la caída será muy dura. Pero no encuentro respuesta a esa locura, sólo lógica, racionalidad o intentos estructurados de ello. Lo que pasa es que eres aburrido, rancio que diría mi gato. Es peligroso jugar con tu propia sombra. Cogeré el sol y meteré un gol con él, aunque la luna me llame loca, aunque Dios me riña por prepotente. Pero esas nubes se pintan con una pincelada de barbaridad, con el fondo del tren de la bruja, el volumen de las borracheras y limpiando el cuadro de cobardía. ¿Quieres que te diga cómo?...

13.9.05

Aquellas pequeñas cosas

Uno se cree que los mató el tiempo y la ausencia, pero su tren vendió billete de ida y vuelta... Hoy he pasado por el solar abandonado con dos montañitas de arena de hace 7 años. Ahora es una iglesia. El sol lucía de la misma manera, pero ahora estaba sola intentando descubrir las diferencias y semejanzas. Mucho queda de todo eso, en realidad. Pero no soy la misma, me descubro admirando lo que viví como si no hubiese pasado, imposible incluso la posibilidad de que algo así pudiese pasar. Pero pasó. El olor no es el mismo que ese día, ahora no huele a salvaje, a hierba pisada o a arena, ahora no huele a nada. Llegué sucia, rebozada, no entiendo en qué momento di lugar a eso, aparté la conciencia y me dió igual pasar por el pueblo a las 8 de la mañana embadurnada de locura. Qué curioso, justo encima construyeron poco después una iglesia, con una cruz más grande que los dos montones de arena que fisgaron todo ese día.

9.9.05

El hombre de negro

Estaba en la discoteca una noche de primavera, el día de Saint Patrick (para mi empieza ese día, y de nuevo el ciclo). La música era más o menos insoportable, a veces creía que no tenían ni notas, que era algo así como un chillido de un extraterrestre mezclado con delfín. Veo que se me acerca un hombre joven de cuerpo fino vestido de negro entero. Joder, ya estamos con los moscones. Miro a mis compañeras, intento perderme pero sin dejarlas, sólo huir sutilmente. Cuando me doy cuenta de que se para, me mira y esboza una sonrisa. ¿Qué quiere éste?. No sé si sonreirle, lo cortés no quita lo valiente, o hacer que nos cambiemos de sitio para evitarle. Pero ya no está. Busco a ver si se hace el huidizo, pero nada, se fue. Quizá no quería acercarse y me he equivocado, quizá buscaba a sus amigos o...
-Hola...perdona... Sólo quiero decirte que me he fijado en ti desde lejos y no podía dejar de explicarte lo que pienso. Sé que lo mereces, no preguntes porqué. No he hecho nunca esto, pero es que hasta ahora no he visto unos ojos que brillen de esa manera. Tengo que decirte que eres especial, que sonríes y te mueves de una manera que es única. -Bueno, todos somos únicos. - Mira, alrededor de dónde estás se nota un aura de luz, no sé explicarte, bueno, dejo de darte la lata ya, sólo quiero decirte que por muchas cosas malas que te pasen o te hayan pasado piensa que una vez un chico de negro y completo desconocido te obligó a que siempre recordaras que eres especial. - Me sonrió y se fue. Diría todo eso para rellenar su cama esa noche, casi seguro, pero el cabrón...me hizo llorar.

7.9.05

El lector se convirtió en el libro; y la noche de verano era como el ser consciente del libro


Lo que nosotros llamábamos “cultura”, espíritu, alma, lo que teníamos por bello y por sagrado, ¿era todo un fantasma, muerto hace tiempo y tenido por auténtico y vivo solamente por un par de locos como nosotros?, ¿Habrá podido ser siempre una quimera y sólo una quimera eso por lo que tanto nos afanamos nosotros los locos?.
Esfumada e irreal allí estaba la pequeña iglesia. De pronto se me representó el suceso de la tarde, la enigmática puerta de arco ojival, con la enigmática placa encima, con las letras luminosas bailoteando burlescamente. ¿Qué decían sus inscripciones? “Entrada no para cualquiera” y “sólo para locos”. Examiné con la mirada la vieja tapia deseando íntimamente que el encanto volviese a empezar y la inscripción me invitara a mí, loco, y la pequeña puerta me dejara pasar. Allí quizás estuviera lo que yo anhelaba.
Surgiendo ante mí de una oscura bocacalle, me asustó un individuo, un solitario que se recogía tarde. Sobre los hombros llevaba un palo con un anuncio. A la luz del farol intenté leer su estandarte, pero iba oscilando, no podía descifrarse nada. Entonces le llamé y le rogué que me enseñara el anuncio. Se quedó parado y en aquel momento pude leer con letras vacilantes e inseguras: teatro mágico. Entrada no para cualquiera. Sólo para locos.
-Le he estado buscando a usted – grité radiante -. ¿Qué es ese teatro?, ¿dónde?, ¿cuándo es?.
-No es para cualquiera- dijo indiferente, con voz de sueño, y apretó el paso.
-Espere- le grité, corriendo tras él-. ¿Qué lleva usted en el bolsillo?.
Sin pararse, sacó un pequeño folleto y me lo alargó. Era un librillo mal impreso, en papel malo. Cuando me puse a leer, vi , con asombro y con la impresión de que de pronto se me abría de par en par la puerta del destino, el título en la cubierta de este folleto: Tratado del lobo estepario. No para cualquiera.

Hay que ser valiente para vivir

Para poder sonreir en esta vida hay que ser valiente, muy valiente. Enfrentar el dolor, sobreponerse al día a día y no huir. Pero vivir da miedo. Buscamos seguridad, que no nos hagan daño, saber qué nos vamos a encontrar. Entonces nos encerramos. Algunos huyen por medio de palabras y retóricas que ellos mismos no entienden, pero al utilizarlas altivas y pedantes se creen que les dan estatus de significado. Otros se refugian en su entorno más cercano para que no les tiemblen las piernas ante lo desconocido. O enarbolan la bandera de una causa justa y no hacen nada. Todo es miedo. Con los años que tengo he llegado a la conclusión de que ser valiente no es más que sonreir aún sin ganas e intentar no hacer daño incluso a costa de uno mismo, arriesgandose a hacer lo que uno quiere. Eso es todo. Y esto, hasta ahora, me ayuda a no tener miedo ( o a tener menos). Aunque todavía no sé si soy valiente.

6.9.05

¿Porqué lees esto?

¿Quiénes sois, si es que verdaderamente existís?. Un moreno ciclópeo antiguo coletero y actual Peter Pan, un hijo de su país de ojos achinados asqueado de que haya unas madres de la plaza de Mayo, otra con nombre de libro de Isabel Allende, otro la rayuela retórica, otro que no veo... Poco más. Supongo que quien bucea en las letras es porque espera encontrar algo y busca en el diccionario. Todos habremos pasado por momentos malos, por eso que llaman amor, por segundos que vuelan de felicidad y por soledad. Me pregunto qué podría decir que os alegrase un poco el día, pero hoy no estoy alegre. Me planteo escribiros algo bello (dicho en argentino que suena más hermoso) pero no soy capaz. Estoy hablando sola, a unas luces que salen de algo cuadrado, pensando en personas que no veo, que no conozco y quebrándome la cabeza para que esto sea especial, este día, esta vida, esta pena, este vacío, este optimismo sin fuerzas y esta voluntad de sonreir. Y sólo consigo esto.

5.9.05

Concierto desconcierto

Y si la vida es un sueño, como dijo algún navegante atribulado, prefiero el trapecio para verlas venir en movimiento.Voy viviendo a mi manera. Si conviene, regadlo, pa´ que crezca la higuera. Pa´ que crezca y de sombra, pa´ que dé sombra y frutos y muchas primaveras. Ante una hoguera que alimento con muebles de algún desalojo indecente, me caliento junto al Correcaminos, Rompetechos y otros colegas. En fin, buena gente. Somos gente ficticia. Náufragos urbanos. Perdidos, renegados, inadaptados,olvidados. Gente ficticia, gente fetén si el mundo fuese de cartulina. Caballeros de bombín gastado.Calcetín a rombos. De guante roto. De bufanda mugrienta en las húmedas noches de marzo. Como el lindo gatito fracasamos invariablemente para diversión del personal que nos mira de reojo. Y como el Coyote, nunca llegamos a la hora, ni al lugar, ni en el momento preciso. Manolo García

3.9.05

Si existe Dios tiene un sentido del humor muy negro

Si hubiesen tenido otra vida, en la siguiente reencarnación, se hubieran conocido. Pero ahora eran marginados y cada uno estaba en una línea de combate. Sin dinero para vislumbrar un futuro, ni para moverse de su chabola inmunda. Compartían los mismos deseos, los mismos sueños, en los que siempre volaban lejos de su lugar. A la misma hora del día, y ante el mismo sol se quedaban solos, acariciaban con sus dedos lo que quedaba de pared, y mirando al techo suspiraban sin encontrar una sola brisa de aliento. Imaginaban que huían, que tenían la misma vida de las películas, que se encontraban y que eran libres juntos.

2.9.05

Sexo gratis?

Chicho Terremoto es un niño bajito, gordo y travieso. No para de moverse y habla chillando. Su clase se ríe de él porque quiere jugar al baloncesto con su metro veinte, pero a él le da igual, sólo busca las bragas blancas de su amada Rosita. Se arrastra por los suelos disimulando que se le cayó el lápiz, o hace que se ata los cordones para descubrir los trazos blancos entre la tela de la falda de colegiala. Cuando Rosita se da cuenta estalla en ira, se le hinchan los carrillos, se pone roja y grita: "Chichoooooooo".
Pero los años pasan (por lo menos en el sueño del nene). Rosita tiene cintura de avispa y Chicho se ha convertido en un morenazo con grandes ojos negros de blusa y corbata. Pero no para todo pasa el tiempo. A su manera, el niño ya hombre sigue buscando desde el vértigo de su adultez las bragas de niña de Rosita, no le valen los tangas morados de ahora.

1.9.05

El último tango en París

Hace no mucho tiempo, cuando todavía era una "joven menor de 25", me encontré cara a cara con Marlon Brando moreno y de ojos azules.
-¿Quién eres?, ¿qué buscas?, ¿porqué yo?.
-No preguntes tanto, no sé ni cómo me llamo, respondo más a otros nombres, el de mi tío esquizofrénico, el de mi padre, que es el mío, el de mi primo que es duque...Llegamos al acuerdo de no preguntar, sin nombres, sin pasado.
-Sí...pero yo ya tengo tu historia. Aunque no digas nada te conozco, sé qué has vivido, qué deseos y dolores tienes.
-Si tú lo dices...
-Sé que eres como yo quiero, como busco, y prefiero no saber más, me daría cuenta de que todo eso es mentira y acabaría muerta, contigo.

31.8.05

Mi ángel bloggero

Está claro que la ficción supera a la realidad. Por mucho que puedan ocurrir cosas extrañas, la imaginación va por delante...y por detrás. Es tan necesario los pre-juicios que sin ellos nos volvemos miopes. Prejuicios referido a esquemas, preconcepciones. Tenemos una idea, imagen en la cabeza, la buscamos, la configuramos cuando está desdibujada y si estamos perdidos...la inventamos. A veces vemos, escuchamos o leemos algo que completa las líneas borrosas que nos dan sentido, ayudando a darnos un poquito más de forma al desbarajuste mental. Gracias por las gracias y por responderme detrás de kilómetros y casualidad.

La estupidez de la sensibilidad

Entre consejos y muletas para sobrellevar el día a día he llegado a la conclusión de que en la vida uno puede quedarse solo, dimensionalmente solo, te pueden hacer daño por izquierda y derecha, incluso por los aires, y que por mucho que patalees pueden seguir ocurriendo cosas negativas hagas lo que hagas. Sí, la vida es injusta, sí, es una guarrada lo que nos ha pasado o puede pasar...¿Y qué?. No hay una justicia eterna que nos deje dormir tranquilos por la venganza de un ser superior. No todos lo que intentan no hacer daño se encuentran agradecimientos o reconocimiento de ello. Al contrario, la manera más rápida de conseguir el "éxito" en la vida es ser hijo de puta. Y te cabreas, y rabias al pensar que por utilizar unos métodos inutilizables consiguen todo, muchas veces. ¿Y qué haces?. La respuesta del término medio, de me porto bien con quien se porta bien conmigo no vale, al fin y al cabo es depender de cómo actúan los demás contigo, tu juicio de portarse bien o mal puede estar muy equivocado y, sobre todo, sería lo más fácil, no tiene mérito, así somos todos buenos. O eres un hijo de puta con éxito, o un patético-melancólico que no consigue nada y con complejo de ser menos que los demás. Yo elijo ser patético melancólica porque nunca conseguiré lo que otros, pero sé que tengo el orgullo de llevar el buen camino, el camino que al fin y al cabo quiero llevar. Esto, como podéis daros cuenta, ha hecho que muchas veces parezca infantil y tonta, mejor dicho, "que hago el primo". Y si tuviese tan claro lo que acabo de proclamar no me plantearía si tienen razón, o si debería evitar que me llamasen así...Pero por ahora me evita minutos gastados en mala leche y rabia, así que para mi útil es esta filosofía. Esta mañana me he levantado y he encontrado un bicho feísimo y gordísimo en mi habitación, internet no va, se me ha caído el café encima y...me han dicho que les gusta algo que he escrito. Lo dicho, soy tonta...

22.7.05

Un segundo 11-M

En Europa somos más humildes que en EEUU, incluso para las tragedias. El atentado de Londres de ayer no tiene los tintes apocalípticos del 11-S. Aquí son fallecidos, familias destrozadas, el fin del mundo para muchos,pero no de todo, todavía no se habla en esta parte del charco de las trompetas de los ángeles ni de los ríos de sangre (a no ser para dar el informe del cambio climático). Mientras, sigo con el messenger puesto, a ver si aparece, si hay alguna noticia nueva, pero nada. Miro su muñequito del mess, siempre rojo y cabezón, y pienso que estará de vacaciones, compartiendo ocio y fluídos con alguien, que se acordará de vez en cuando de mi, pero la gilipollas que no puede evitar ponerse en el puto internet todos los días soy yo. Dice que no hace nada por llenar el vaso, por conseguir lo que quiere y que me ha perdido por lo que hizo o mejor, no hizo, pero la sensación que me da es que le resbala mi asunto un poco, o sino es que es la persona más fría que puede haber. Se puede creer que eres un perdedor, tener complejo eterno de tu indefensión aprendida, pero hay que tener la sangre de horchata para que no acabes haciendo nada. Será que nunca le he importado realmente, será quizá que tiene razón y para él fue simplemente un engaño, un pasatiempo. No sé lo que fue o es para mi...pero porqué todo lo que hago, todo lo que pienso tiene marcos con su nombre. Puede que esa sea la vida que me gusta, patético-melancólica, y él ha sido el mejor argumento hasta ahora para crearla. Siento su proximidad siempre, como si a todas horas estuviera respirandome en el oído, como si me estuviese observando. Cuando me pitan los oídos tengo la ilusión de que está pensando en ese momento en mi...Pero me cabrearía si sólo fuese en ese momento. Todo lo que no son distracciones, todo lo que deja un hueco libre en mi cabeza, lo llena él. Y cuando estoy sola, o hastiada de mi mala suerte, llega a serlo todo. Alrededor todo son sus recuerdos y proyecciones de dónde y cómo estará ahora.