26.10.05

Preludio trágico de un psiquiatra

¿A quién le tocaría hoy?. Con las manos en los bolsillos acariciaba un objeto metálico. Las víctimas eran siempre débiles, con aspecto de estar fuera de juego, de no entender nada. Tristes que van por la vida andando de un lado para otro con la cabeza agachada y el dolor en el costado. Entró solemnemente en el hospital, intentando aparentar lo que no era, erguido e indiferente. Subió a la planta de infecciosos, la última. Hoy tenía ganas de Susi, de que Susi fuese su víctima. La saludó, y sin escuchar siguió el hilo de la conversación de siempre. Pensándolo bien hoy no tenía ganas de Susi, tenía ganas de él mismo, de terminar con todo. Vió el gorro de papá Noel, el cuadro de Balbino, el novio de Susi muerto en la cárcel a causa del SIDA, "hijos de un Dios menor," y la escuchó. En serio, no sabes cómo te agraseco que esté aqui. He dormido en el locá de la asosiasió, me han echado hasta del truyo, y nadie se aserca a mi, estoy sola, se creen que les voy a pegar las cuatro plagas. Se fijó en su pecho abultado artificialmente, en sus caderas planas y los hombros desmesurados. Una línea de bigote grueso, corto y rígido sombreaba los labios y las mandíbulas. Dios, qué hacía él ahí. Hoy no tenía ganas, sólo lástima, impotencia. Se despidió, (otro día será), y salió.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La vida es la que elige las víctimas o nos hace sus víctimas, impotentes y débiles ante lo que nos ocurre...

simalme dijo...

Qué razón tienes, Martika. A veces uno se levanta teniendo claro que unos nacen con estrella y otros estrellados...