De vez en cuando algún eco te traerá a mí. Recordarás momentos vividos, felicidades. Y regresarás a tu rutina como vuelve el agua a su curso. Con tus hombres, tus ocios y tormentos, dejarás a un lado mi nombre y tu pasado. Y mientras yo, doliéndome de cómo te llevaste la ilusión, quizá soñando, besando, aburrida, perpleja, imaginando. Recuérdame, como se recuerda que se está vivo. Como se recuerda que hay que seguir adelante, a pesar de todo. Recuérdame como una estrella fugaz siquiera, sin verla, deslumbrante. Pero recuérdame. No quiero darme cuenta de que no vivo en ti ni una mísera parte de lo que yo te poseo. Recuérdame, a pesar de los males, de la inutilidad, de la pérdida de tiempo. Recuérdame en tu cama, en tus labios, sólo un instante. Y habrá merecido todo la pena. Recuérdame y me regalarás el mundo en un sueño. Recuerda que el hueco es el mismo, que la soledad es por igual compartida, que tu reloj son los segundos que vivimos. Que estás ahora compartiendo e imaginando estas palabras, toda tuyas, como condenados están mis pensamientos a morir en tu destino de hada imaginada y negada. Sal de tu estúpida rutina, escapa de las hipocresías cotidianas, de fingir que existes, y vuelve a donde eres, a mi recuerdo.
F. H.
Perforaciones
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La realidad es como un muro con el que a veces chocamos y otras somos
capaces de traspasar.
Hace 3 horas