6.5.08

Novela (8)

Nagaro quería hacer muchas cosas en su vida. Estudiar más que nadie y ser un experto que da clases en la universidad. Escribir una novela. Trabajar en algo que le gustase. Y ser un deportista de élite. Y presentarse a castings de cantantes, o bailarines, o actores. Se ve capaz de todo eso y más. Piensa que no canta mal, en la ducha afina y pone distintos timbres. Imagina coreografías cuando escucha música. Y vale para estudiar. Lo malo es que no hace nada de eso. Se pasa el día pensando qué puede hacer, de toda esa amplia gama de posibilidades, y se pasan los minutos sin hacer otra cosa que eso, pensar. Lo cierto es que cuando se pone a estudiar, por ejemplo, no puede evitar sentir que se está perdiendo algo, que en ese momento exacto, si no estuviese ahi, estaría viviendo algo. Esa es la clave, vivir. ¿Es no parar de hacer tareas vivir?. ¿No es más bien un modo de huída?. Sólo cuando escuchaba a alguien y le escuchaban se frenaba el tiempo de las abstracciones, buena o mala, esa era su vida, y no la de un escritor solitario, ni la de un cantante engreído, ni un actor egocéntrico, ni un competitivo profesor. No tenía ninguna de esas "virtudes". Sólo era una persona, en el más amplio sentido. Más cercano al buen samaritano que a una estrella de Hollywood, con la consecuente falta de respeto e indiferencia de los demás, pero orgulloso de no ser lo que se critica. Eso sí, todos tenemos claro el fin de su historia, ¿verdad?.

2 comentarios:

Rodolfo N dijo...

Quizo ser, no fue.
Perdió de vivir lo que lo perturbaba.
Orgulloso de no ser...
Y que fue?, o que es?
Ando escaso de luces o no es tan obvio el final de la historia?

Anónimo dijo...

¿qué hacer cuando hay tantas cosas que hacer? es como el señor burns, tiene dentro tantos virus que se hacen un lío entre ellos, y por eso nunca le contagian, jeje; un saludo!!!